Las personas yemeníes refugiadas en una isla turística de Corea del Sur merecen hospitalidad, no hostilidad

Cada año, millones de personas viajan a la bonita isla de Jeju, un popular destino turístico frente a la costa meridional de Corea del Sur. Entre los visitantes de este año había varios cientos de personas yemeníes, entre ellos algunos niños y niñas.

Pero estos yemeníes no eran como la mayoría de personas que llegan a esta isla pintoresca, porque ellos llegaban en busca de refugio, más que de sol.

Para ellos, la isla de Jeju era un santuario lejos de la guerra en Yemen que ha dejado más de 16.000 civiles muertos y heridos, 2 millones de personas obligadas a huir de sus hogares, 3,4 millones de niños y niñas sin escolarizar y 22,2 millones de personas (el 75% de la población) necesitadas de ayuda humanitaria para sobrevivir.

Entre enero y mayo de 2018, unas 550 personas yemeníes llegaron sanas y salvas a la isla de Jeju a través de Malasia, que —a diferencia de Corea del Sur— no tiene leyes relativas a las personas refugiadas y en donde las personas solicitantes de asilo pueden ser detenidas, enjuiciadas, sometidas a latigazos y deportadas. Las personas yemeníes llegaron a Corea del Sur gracias a la exención de visados de entrada para estancias de hasta 30 días, pensada para fomentar la llegada de turistas. Una vez en territorio coreano, solicitaron visados temporales mientras se resolvían sus solicitudes de asilo.

Las amenazas que obligaron a estas personas a huir de sus hogares son reales y persistentes. Millones de personas yemeníes están atrapadas en medio de una ‘catástrofe causada únicamente por el ser humano’.

Hiroka Shoji, investigador sobre Asia Oriental

Sin embargo, desde su llegada, las personas yemeníes han recibido más hostilidad que hospitalidad. En julio de 2018, más de 714.000 personas en Corea del Sur firmaron una petición en la que pedían al presidente Moon Jae-in que les denegaran sus solicitudes de asilo, aduciendo que eran “falsos refugiados” que sólo buscaban aprovecharse de la estabilidad económica de Corea del Sur. Esta es la petición de mayor dimensión que ha recibido el presidente desde que tomó posesión de su cargo en 2017.

Desde la llegada de las personas refugiadas, las redes sociales en Corea del Sur se han inundado de acusaciones infundadas de que los yemeníes habían matado a varias mujeres en la isla de Jeju. En este contexto, se organizaron protestas en la isla de Jeju y en Seúl. Entre los manifestantes había algunas organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres, que advertían que la rápida llegada de personas extranjeras de orígenes culturales muy diversos podría poner en peligro la seguridad pública.

Población surcoreana participando en una protesta contra la llegada de personas refugiadas yemeníes.  ED JONES/AFP/Getty Images
Población surcoreana participando en una protesta contra la llegada de personas refugiadas yemeníes. ED JONES/AFP/Getty Images

Corea del Sur no es un destino habitual para las personas solicitantes de asilo. A pesar de que ha firmado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, Corea del Sur sólo acepta un puñado de solicitantes de asilo cada año, a quienes reconoce como personas refugiadas o les concede permiso de permanencia por motivos humanitarios. Según NANCEN, una ONG surcoreana de derechos de los refugiados, en 2017 Corea del Sur soló concedió un 1,5% de las casi 10.000 solicitudes de la condición de refugiado. La falta de costumbre de recibir a personas refugiadas podría ser una de las razones por las que muchas personas surcoreanas se resisten a aceptar a las 550 personas yemeníes.

Catástrofe causada por el ser humano

Las amenazas que obligaron a estas personas a huir de sus hogares son reales y persistentes. Millones de civiles yemeníes están atrapados en medio de una “catástrofe causada únicamente por el ser humano” agravada por los abusos y las violaciones generalizadas del derecho internacional de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Todas las partes en el conflicto restringen de forma regular la entrega de ayuda y han atacado o dañado repetidamente infraestructura civil, incluidas escuelas y hospitales. La coalición dirigida por Arabia Saudí ha llevado a cabo decenas de ataques aéreos indiscriminados y desproporcionados contra la población civil y contra infraestructuras civiles, alcanzando a hogares, escuelas, mercados, bodas, hospitales y mezquitas. Muchos de estos ataques constituyen crímenes de guerra.

En respuesta a la protesta pública, el ministro de Justicia de Corea del Sur anunció el 1 de agosto que el gobierno reduciría el tiempo de revisión de las solicitudes de asilo de forma que la revisión inicial estuviera completada a finales de septiembre. También hizo hincapié en que el gobierno adoptaría medidas estrictas de gestión y control de las personas solicitantes de asilo para garantizar la seguridad de los residentes de la isla de Jeju.

Es importante que las solicitudes de asilo se tramiten de forma inmediata, pero dichos procesos también deben ser justos y garantizar el derecho de las personas a apelar la evaluación de sus solicitudes con asistencia jurídica. El gobierno tiene la obligación de dar a cada caso le revisión que requiere, sin precipitar el proceso a causa de la presión pública.

Mohammed Salem Duhaish, yemení solicitante de asilo de 33 años, muestra su visado surcoreano sentado en las oficinas de la ONG Red por los Derechos de las Personas Refugiadas de Jeju.  ED JONES/AFP/Getty Images
Mohammed Salem Duhaish, yemení solicitante de asilo de 33 años, muestra su visado surcoreano sentado en las oficinas de la ONG Red por los Derechos de las Personas Refugiadas de Jeju. ED JONES/AFP/Getty Images

Muestras de humanidad

Dar la bienvenida a personas que se han visto obligadas a huir de sus hogares no es un acto de caridad con personas extranjeras. Es cumplir con nuestra responsabilidad hacia nuestros semejantes. Los dirigentes de Corea del Sur y su ciudadanía deben pensar qué tipo de sociedad queremos construir para nosotros y para nuestros descendientes. Es responsabilidad de todos y todas hacer del mundo un lugar más seguro, lo que incluye acoger a las personas que no pueden volver a sus hogares y ofrecerles un lugar en el que puedan estar a salvo.

El presidente Moon tiene que responder a la petición en la que le piden denegar las solicitudes de asilo de las personas yemeníes. Como candidato presidencial en 2017, Moon expresó su voluntad de cumplir con la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y otorgar protección a las personas necesitadas. Ahora debe demostrar liderazgo y cumplir su promesa, comprometiéndose a tramitar las solicitudes de asilo de forma justa y sin demora y a otorgar protección a las personas que puedan considerarse refugiadas.