El caso de Salim al-Aradi, de doble nacionalidad, libia y canadiense, que lleva un año recluido sin cargos, pone de relieve la represión generalizada de las autoridades de Emiratos Árabes Unidos (EAU), ha manifestado Amnistía Internacional.
Está detenido desde el 29 de agosto de 2014. Tras su detención pasó varios meses recluido en secreto, y se cree que ha sido torturado o sometido a otros malos tratos bajo custodia. Parece que su estado de salud se está deteriorando rápidamente y que se le niega la debida atención médica.
“El trato ilegal de Salim al-Aradi pone de manifiesto las tácticas extremas a que recurren las autoridades emiratíes con la excusa de proteger la seguridad nacional”, ha señalado Said Boumedouha, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“Encerrar a alguien sin cargos durante un año entero es manifiestamente injusto y constituye una violación muy grave de sus derechos humanos. Salim al-Aradi debe ser puesto en libertad de inmediato si no está acusado de ningún delito reconocible internacionalmente.”
Encerrar a alguien sin cargos durante un año entero es manifiestamente injusto y constituye una violación muy grave de sus derechos humanos. Salim al-Aradi debe ser puesto en libertad de inmediato si no está acusado de ningún delito reconocible internacionalmente.
Said Boumedouha, director adjunto del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África
Salim al-Aradi fue detenido la madrugada del 29 de agosto de 2014 en Dubai. La policía no dio ninguna explicación, pero se cree que las autoridades sospechan que tiene vínculos con la Hermandad Musulmana. Su familia ha dicho a Amnistía Internacional que no tiene actividades políticas ni es miembro de la Hermandad Musulmana. Lleva varios años viviendo en EAU.
Horas antes de su detención, su hermano, Mohamed al-Aradi, había sido citado por la policía para interrogarlo. Pasó entonces casi cuatro meses recluido en secreto, antes de ser expulsado del país y enviado a Turquía sin que le dieran ninguna explicación sobre por qué lo habían detenido. Al menos 10 libios, entre ellos ambos hermanos, fueron detenidos el EAU en el lapso de un mes.
Mohamed al-Aradi también dijo haber sufrido tortura y otros malos tratos, como palizas y privación del sueño, bajo custodia. Se le negó el acceso a su familia y a abogados. Describió así, a Amnistía Internacional, el tiempo que pasó detenido:
“La tortura era sistemática. Había muchas salas distintas, cada una con un interrogador diferente. Trabajaban por turnos, así que estaba dos horas con cada interrogador antes de pasar a la sala siguiente con el interrogador siguiente.
“Me golpearon por todas partes. Cada día se centraban en golpearme en una parte del cuerpo […] Me sentaron en una silla eléctrica y quisieron aplicarme descargas eléctricas. Lo único que les detuvo fue una barra de metal que tengo en la rodilla, si no las descargas me habrían matado. Así que me sometieron a un simulacro de ahogamiento.
“Lo primero que me preguntaron fue: ‘¿eres miembro de la Hermandad Musulmana?’ Tras dos largos días de interrogatorios, palizas y falta de sueño, incluso empecé a dudar de mi cordura.”Una vez, cuando lo estaban interrogando, oyó a su hermano Salim gritar en otra sala.
“Los interrogadores me dijeron: ‘¿oyes eso? Es tu hermano gritando’”, explicó a Amnistía Internacional.
“Al reclamar mis derechos me dijeron que estaba en un lugar donde los derechos no existen.”
Los interrogadores me dijeron: “¿oyes eso? Es tu hermano gritando” […] Al reclamar mis derechos me dijeron que estaba en un lugar donde los derechos no existen.
Mohamed al-Aradi, hermano de Salim, que estuvo también un tiempo detenido junto con él
Salim al-Aradi sufre una dolencia de la columna vertebral que le provoca dolor de espalda crónico y que se ha agravado como consecuencia de su detención. Se le niega la debida atención médica.
Sólo se ha permitido a su esposa verlo una vez desde que lo trasladaron a la prisión de Al Wathba, en Abu Dabi. Ha contado que cuando lo vio había perdido mucho peso y tenía una marca de quemadura en la mano, lo que indicaba que podría haber sufrido tortura u otros malos tratos.
Salim al-Aradi figura entre decenas de ciudadanos extranjeros que han sido sometidos a desaparición forzada durante meses y recluidos sin cargos en EAU.
“Las autoridades emiratíes han detenido a decenas de personas por mero capricho, incluso no habiendo ningún indicio de que hubieran hecho algo malo. Sin respetar ninguna regla, está pisoteando todos los derechos de estas personas”·, ha afirmado Said Boumedouha.
“Las autoridades de EAU simplemente niegan hacer nada impropio. Han hecho caso omiso de las peticiones formuladas por los expertos de derechos humanos de la ONU para que realicen investigaciones independientes sobre las denuncias de tortura y continúan mostrando un absoluto desprecio por el debido proceso y el respeto de la ley en lo que se refiere a los activistas partidarios de la reforma y los ciudadanos extranjeros.”
Las autoridades emiratíes han detenido a decenas de personas por mero capricho, incluso no habiendo ningún indicio de que hubieran hecho algo malo. Sin respetar ninguna regla, está pisoteando todos los derechos de estas personas
Said Boumedouha
La comunidad internacional suele hacer oídos sordos ante el espantoso historial de EAU en materia de derechos humanos, que raras veces recibe la atención de los medios de comunicación.
Información complementaria
Salim al-Aradi forma parte de un grupo de 10 empresarios libios que han pasado varios meses detenidos en secreto. Cuatro de ellos fueron puestos en libertad en diciembre de 2014 y expulsados a Turquía. Los restantes continúan detenidos arbitrariamente y sin cargos. Entre ellos figura Kamal al-Darat, libio estadounidense que es el de más edad de los seis y que también sufre problemas graves de salud.