Matanza en el mercado de Douma, en Siria: No nos aliviará decir que “ya lo advertimos”

Los bombardeos aéreos del domingo en un concurrido mercado de Damasco, que mataron a más de 100 civiles y dejaron casi 500 personas heridas, fueron devastadores pero ni mucho menos una sorpresa.

Estos ataques en el mercado de Sahat al Ghanem en Douma, al este de Ghouta, son los últimos de una larga serie llevados a cabo por el régimen de Bashar al Assad en zonas controladas por la oposición. Con aviones de combate de fabricación rusa, el gobierno sirio ataca reiteradamente  espacios públicos concurridos, como mercados o zonas cercanas a mezquitas justo después de las oraciones, por lo que parece estar resuelto a causar el máximo número posible de muertes de civiles y la destrucción de los lugares que frecuentan. 

El pasado miércoles, Amnistía Internacional publicó un informe, ‘Left to Die under Siege’: War crimes and human rights abuses in Eastern Ghouta, Syria’ en el que se documentaban más de 12 bombardeos aéreos en los que la abrumadora mayoría de víctimas eran civiles. Al no haber objetivos militares en los lugares bombardeados ni tampoco en los alrededores, la mayoría de los ataques parecen ir dirigidos a los civiles: hablamos, por supuesto, de crímenes de guerra.

El mismo día que se publicó el informe, el régimen bombardeó el mismo mercado de Douma y otros mercados de las localidades vecinas de Hamouriya, Kafr Batna y Saqba. Hubo decenas de víctimas. Todas estas localidades se encuentran en zonas controladas por grupos armados que se oponen al régimen de Bashar al Assad y la forma en que se producen los ataques indican que sus fuerzas buscan aterrorizar a la población local y hacer que su vida sea lo más dolorosa posible.

El domingo se informó sobre cuatro bombardeos aéreos en 10 minutos en el mercado de Douma. En cuanto llegaron los servicios locales y de emergencias al lugar, volvieron a atacar; eran un blanco fácil para los aviones de combate de última generación que tenían encima. De nuevo, uan forma de actuar conocida.

En cuanto llegaron los servicios locales y de emergencias al lugar, volvieron a atacar; eran un blanco fácil para los aviones de combate de última generación que tenían encima.

Neil Sammonds

Los servicios médicos locales están totalmente desbordados. Un profesional de la salud veterano explicó a Amnistía Internacional que hay una grave escasez de equipos de cuidados intensivos, bolsas de sangre, líquidos, antibióticos, analgésicos y personal. “La mayoría de las operaciones las realizan estudiantes”, nos contó.

Un activista de los derechos humanos, al que conozco y en el que confío desde hace más de una década, me explicó que incluso para enviar una ambulancia para recoger a las personas heridas y llevarlas a cualquier lugar que sirva de hospital provisional y en el que puedan albergarlas se necesita más combustible del que la media del salario mensual de un residente puede cubrir.

Douma y el este de Ghouta están cercados por el gobierno y fuerzas aliadas desde hace varios años, por lo que hay un serio problema de escasez de alimentos básicos y medicinas. Se cree que más de 200 personas han muerto a causa de este asedio. Utilizar la hambruna como arma es también un crimen de guerra.

A pesar de esta matanza agonizante, generalizada, desgarradora, abominable y sin sentido, la comunidad internacional sigue paralizada tanto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como en otras organizaciones e instituciones. ¿Cuántas fosas comunes se llenarán con civiles de Douma hasta que el mundo lleve a cabo una acción significativa?

Se ha retrasado demasiado la remisión de la situación de Siria a la fiscalía de la Corte Penal Internacional. Además, todos los Estados deberían servirse de la jurisdicción universal para arrestar a cualquiera que cruce sus fronteras y sea sospechoso de haber cometido crímenes de guerra y otros abusos graves en el conflicto sirio. Rusia e Irán deben parar de colaborar en las atrocidades del régimen. De la misma manera, otros deben usar su influencia para refrenar los abusos de los grupos armados, incluido el del autodenominado Estado Islámico.

Hasta que no veamos que se hace algo al respecto, Amnistía Internacional y otros grupos seguiremos documentando los horribles crímenes de guerra que se llevan a cabo. Sin embargo, decir que “ya lo advertimos” no nos servirá de consuelo.