Según un equipo de investigación de Amnistía Internacional, la situación de los derechos humanos en Fiyi empeora día a día con el recientemente instituido régimen militar.
La población civil vive con miedo a causa de las draconianas medidas aplicadas por el régimen militar, a las que han seguido la derogación de la Constitución y el posterior despido de todos los funcionarios judiciales, así como todos los funcionarios nombrados de acuerdo con la Constitución.
Se han aplazado las elecciones cinco años y se ha declarado la ley marcial por un periodo de 30 días, durante el cual los periodistas tienen prohibido escribir nada negativo sobre el país o sobre el régimen militar.
Desde el 14 de abril se impide a los jueces, abogados y funcionarios judiciales entrar en los juzgados, y algunos jueces y funcionarios judiciales, como el director de la Fiscalía y el presidente del Colegio de Abogados de Fiyi, han sido puestos bajo arresto domiciliario.
Amnistía Internacional ha condenado la censura de los medios de comunicación y la detención de periodistas, las estrictas restricciones impuestas a la libertad de asociación y las amenazas a defensores y defensoras de los derechos humanos y a personas críticas con el régimen.
La organización también ha condenado el nuevo reglamento de “emergencia pública”, que exime al personal policial y militar de responsabilidad por sus acciones, incluso si muere o resulta herida alguna persona a causa de ellas.
“Se está generando una cultura de temor extremo e intimidaciones”, ha manifestado Apolosi Bose, investigador de Amnistía Internacional para la región del Pacífico que acaba de regresar de una visita de investigación al país.
“Es preciso restablecer de inmediato en el país el Estado de derecho y respetar la independencia del poder judicial para garantizar el derecho a la libertad de expresión y asociación.”
“Hay una fuerte presencia militar y policial en la calle, particularmente en torno a lugares estratégicos, como las oficinas del gobierno, y en las salas de prensa de la nación. Constituye un constante e intimidante recordatorio de que el nuevo régimen militar no tolerará la disidencia y cumplirá las advertencias que ha hecho a quienes le critican.”
Se cree que, además de adoptar medidas de represión contra los periodistas y contra toda persona que critique al ejército o al gobierno provisional, ahora el régimen está también vigilando el intercambio de mensajes de correo electrónico y los blogs para reprimir aún más toda crítica.
“Debido a ello, se está obligando a la gente a autocensurarse, y hay importantes grupos de derechos humanos de Fiyi que no pueden hacer bien su trabajo –ha señalado Apolosi Bose–. Tales medidas han tenido un terrible efecto de paralización de la comunidad de defensores de los derechos humanos y ONG, que era muy activa.”
“Sin prensa libre que haga rendir cuentas de sus acciones a los militares ni poder judicial con que mantener el equilibrio de poder, el trabajo de estas organizaciones de derechos humanos es esencial. Sin embargo, están inmovilizadas por la represión.”
“Sin nadie que defienda a quienes sufren abusos ni a quienes son vulnerables, existe un auténtico riesgo de que la población civil sea víctima de nuevos abusos graves contra los derechos humanos.”
Según información publicada en la prensa, el comandante del ejército de Fiyi, Frank Bainimarama, se ha rehabilitado en el cargo de primer ministro del país a pesar de que su régimen ha sido declarado ilegal en un fallo judicial.
El Tribunal de Apelaciones, segunda en importancia de las máximas instancias judiciales de Fiyi, ha declarado ilegal el gobierno militar instaurado a raíz del golpe de Estado de 2006.
El presidente Ratu Josefa Iloilo ha respondido derogando la Constitución y destituyendo a los representantes del poder judicial, para rehabilitar en su cargo a Frank Bainimarama al día siguiente.
Según información publicada recientemente en medios de comunicación, The Fiji Times, principal periódico del país, salió el domingo y el lunes con varios espacios en blanco donde tendrían que haber aparecido artículos sobre la crisis. “Los artículos de esta página no han podido publicarse debido a restricciones del gobierno”, rezaba una solitaria nota en la página dos de la edición dominical.
La información disponible indica también que la principal cadena de televisión del país, Fiji One, se negó a emitir el domingo su boletín de noticias vespertino, mostrando en su lugar un simple mensaje escrito sobre un pantalla negra, que decía: “Se informa a los espectadores de que esta tarde no se emitirán las noticias de la seis.”
“Salvo en el caso de lo que los militares quieren que oiga, la población de Fiyi no tiene acceso a información sobre lo que está ocurriendo en el país –ha explicado Apolosi Bose-. Existe una gran confusión, pues la gente carece de la información necesaria para tomar decisiones en su vida cotidiana.”