En los últimos meses, miles de rohingya, minoría musulmana del estado de Rakhine, en el oeste de Myanmar (la antigua Birmania), sometida durante años a persecución en ese país, han huido por mar a Tailandia y Malaisia.
Sin embarto, el ejército tailandés ha expulsado a alrededor de un millar de rohingya que habían llegado por mar al suroeste de Tailandia, mientras que las autoridades indias e indonesias han rescatado a centenares de ellos. Cientos de rohingya se encuentran en paradero desconocido o han muerto tras haberlos dejado las fuerzas de seguridad tailandesas a la deriva en barcos no aptos para navegar y con muy poco o ningún alimento ni agua.
“La situación de los rohingya ha alcanzado un nivel crítico en los últimos dos meses. El gobierno de Tailandia debe dejar de expulsarlos, debe prestarles de inmediato asistencia humanitaria y suspender cualquier plan para llevar a cabo nuevas expulsiones”, ha manifestado Sam Zarifi, director del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional.
El jueves 29 de enero, Indonesia anunció que estaba determinando todavía la suerte de casi 200 rohingya y bangladeshíes que habían desembarcado en la isla de Weh, provincia de Acerh, el 7 de enero. La marina india ha rescatado a centenares de rohingya en las islas Andamán y sus proximidades.
A la vista de la difícil situación que atraviesa la comunidad rohingya, Amnistía Internacional ha instado a Myanmar a poner fin a la persecución sistemática de ese grupo. Asimismo, ha instado a los gobiernos vecinos de Myanmar a proporcionar de inmediato a la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) acceso a todos los rohingya que se encuentren en su territorio y a ratificar la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los refugiados, su Protocolo de 1967 y la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Apátridas.
“Los gobiernos de Bangladesh, Malaisia, Indonesia, India, Myanmar y Thailand deben cumplir la obligación de prestar auxilio a quienes se encuentren en dificultades en el mar, independientemente de la nacionalidad, condición o circunstancias de la persona, y proporcionarles un servicio de búsqueda y salvamento.”
“Acogemos con satisfacción el compromiso declarado del primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, de convocar un foro regional sobre los rohingya. Es sólo por medio de una iniciativa regional, en la que participen Bangladesh, India, Indonesia, Malaisia, Myanmar y Tailandia, así como el ACNUR, como se podrá encontrar una solución duradera a la difícil situación de los rohingya”, declaró Sam Zafiri.
“Toda solución regional debe garantizar que los rohingya que tengan razones fundadas para temer sufrir persecución en Myanmar no son devueltos allí.”
Desde hace 30 años, centenares de miles de rohingya huyen de la persecución sistemática a los países asiáticos vecinos, la gran mayoría de ellos a Bangladesh. Por otro lado, dentro de Myanmar, los rohingya son víctimas de políticas extremadamente discriminatorias dirigidas específicamente contra ellos. Se les niega la ciudadanía, por lo que en la práctica son apátridas.
Los que son devueltos a Myanmar continúan corriendo un gran riesgo de sufrir violaciones de derechos humanos, como trabajo forzado, desalojo forzoso, confiscación de tierras y severas restricciones de la libertad de circulación.