Los motivos de preocupación relacionados con la protección de los derechos humanos y la impunidad por las violaciones de derechos humanos en Honduras se han intensificado desde que el presidente José Manuel Zelaya Rosales, elegido democráticamente, fue obligado a abandonar el poder mediante un golpe de Estado el 28 de junio de 2009 y expulsado del país por un grupo de políticos respaldado por el ejército y encabezado por Roberto Micheletti, ex dirigente del Congreso Nacional y miembro del Partido Liberal de Honduras.