El defensor iraní de los derechos humanos Omid Alishenas lleva más de seis meses recluido en la prisión de Evin de Teherán en malas condiciones. Cumple una condena de siete años de cárcel que le fue impuesta por su trabajo pacífico de derechos humanos, parte de cual consiste en hacer campaña contra la pena de muerte. Es preso de conciencia.