Informe 2017/18 de Amnistía Internacional

Dijiste no al odio. Dijiste no al miedo.

El año en imágenes

GAMBIA: Para celebrar la llegada al poder del presidente de Gambia, Adama Barrow, sus exultantes partidarios se reunieron en el Estadio Independencia, en Bakau. El presidente Adama Barrow ha hecho grandes promesas respecto a liberar a los presos políticos, eliminar leyes represivas y hacer que Gambia vuelva a formar parte de la Corte Penal Internacional.
BIELORRUSIA: Las autoridades bielorrusas detuvieron a decenas de manifestantes pacíficos y periodistas en una escalada masiva de su campaña de represión contra la libertad de expresión y de reunión pacífica. Las marchas con el lema “No somos parásitos” se habían convocado contra el llamado “impuesto para parásitos sociales” dirigido a las personas desempleadas.
REINO UNIDO: En un símbolo del desafío de Birmingham a la extrema derecha, Saffiyah Khan (izquierda) se enfrentó al manifestante de la Liga de Defensa Inglesa (EDL) Ian Crossland. La fotografía, tomada tras el ataque de Westminster, circuló ampliamente. Saffiyah intervino para defender a una mujer que llevaba un hiyab.
BRASIL: Manifestantes en las calles de Sao Paulo, Brasil, protestan contra el gobierno del presidente Michel Temer y exigen el fin de las reformas pro austeridad centradas en los recortes del sistema de pensiones. La pancarta dice: “¡Elecciones generales ya!”.
SIRIA: En abril de 2017, un ataque químico en Idlib, Siria, mató a más de 80 personas e hirió a centenares más mientras dormían en sus camas. Quienes sobrevivieron al ataque, incluidos muchos niños y niñas, se reunieron valientemente en la plaza de Idlib para protestar contra el régimen del presidente Bachar al Asad.
TAIWÁN: El fallo histórico emitido por el más alto tribunal de Taiwán significó que el país estaba un paso más cerca de ser el primer Estado de Asia en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Más avanzado el año, decenas de miles de personas participaron en la celebración del Desfile del Orgullo Gay más grande de Asia.
HUNGRÍA: Cientos de activistas se reunieron en solidaridad durante una protesta en Budapest. La finalidad era plantar cara a quienes intentaban intimidar a la sociedad civil que —como Amnistía Internacional, entre otros— se negaba a cumplir la represiva ley de ONG recientemente promulgada.
INDIA: Tras una oleada de mortíferos ataques a musulmanes —incluido el linchamiento del adolescente Junaid— ciudadanos, ciudadanas y celebridades de India se echaron a las calles para apoyar la campaña “No en mi nombre”.
RUSIA: Miles de personas en Rusia pidieron que se pusiera fin a la corrupción. Sin embargo, las protestas pacíficas derivaron en violencia: cientos de personas fueron detenidas y muchas otras fueron golpeadas por la policía, en una muestra del desprecio de las autoridades por los derechos humanos.
CHILE: Los y las activistas en favor del derecho a decidir recibieron con alegría la decisión tomada por Chile de avanzar en el apoyo a la despenalización del aborto en tres circunstancias. Celebraron esta importante victoria para los derechos humanos y para la protección de la vida y la salud de mujeres y niñas de todo el país.
ESTADOS UNIDOS: En un intento de cerrar heridas, estudiantes y residentes de Charlottesville marcharon pacíficamente por el Campus de la Universidad de Virginia llevando velas para llorar la pérdida de tres personas que murieron cuando una concentración de nacionalistas blancos se volvió violenta unos días antes.
VENEZUELA: Tras habérsele negado el acceso a la comida, el agua potable, la atención médica y la vivienda, buena parte de la población de Venezuela salió a la calle para manifestarse contra el presidente Nicolás Maduro y su gobierno. La concentración terminó violentamente, mientras un miembro de la unidad antidisturbios parecía apuntar con una pistola a una multitud de manifestantes.
FILIPINAS: La campaña de “guerra contra las drogas” emprendida por el presidente Rodrigo Duterte provocó hasta 12.000 muertes. Los y las activistas han seguido actuando durante esta situación terrible de muertes mediante concentraciones y manifestaciones. La Corte Penal Internacional ha iniciado una investigación preliminar sobre la campaña.
BANGLADESH: Cientos de miles de rohingyas huyeron de los crímenes de lesa humanidad cometidos en el estado de Rajine, Myanmar, y se calcula que 600.000 personas buscaron seguridad en Bangladesh. Entre quienes huyeron para salvar la vida cuando los combates se reavivaron en Myanmar había familias enteras, madres jóvenes y menores de edad no acompañados.
ESTADOS UNIDOS: El presidente Trump desató una nueva controversia al criticar a los atletas que no se ponen de pie durante el himno nacional. En respuesta a sus comentarios, y como muestra de solidaridad, más de 200 jugadores de fútbol se arrodillaron, se sentaron o rezaron antes de sus partidos de la NFL.
KENIA: Policías fuertemente armados hicieron uso de fuerza ilegítima contra manifestantes y transeúntes en la ciudad occidental de Kisumu, en lo que pareció ser una campaña deliberada para castigar a sus habitantes por seguir protestando en medio de unas elecciones caóticas.
ESPAÑA: Hubo agentes de las Unidades de Intervención Policial de la Policía Nacional y de la Guardia Civil que hicieron uso de fuerza excesiva contra manifestantes que ofrecían resistencia pacífica en las calles y las entradas de los colegios electorales. Las fuerzas de seguridad actuaban en cumplimiento de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, que les ordenaba impedir la celebración de un referéndum.
GRECIA: Los informes revelaron que los gobiernos europeos son conscientemente cómplices en la tortura y los abusos infligidos a decenas de miles de personas refugiadas y migrantes detenidas por las autoridades de inmigración libias en condiciones espantosas en Libia. Hubo manifestaciones en todo el mundo para denunciar esa práctica.
AUSTRALIA: Numerosas personas, muchas de ellas refugiadas, se congregaron en el edificio de Inmigración y Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio, en Sídney, para reclamar la evacuación inmediata de las personas refugiadas detenidas en la isla de Manus.
PAÍSES BAJOS: La declaración de culpabilidad del general Ratko Mladić, ex líder de guerra serbobosnio, por crímenes de derecho internacional, finalmente brindó justicia a decenas de miles de las víctimas del conflicto armado de 1992-95 en Bosnia y Herzegovina, cuando el juicio en La Haya llegó a su final.
YEMEN: La devastadora guerra de Yemen siguió destrozando familias. Muhammad Mansour (al que sacan de la casa) murió en un ataque aéreo encabezado por Arabia Saudí en Saná. Su hija, Buthaina Muhammad Mansour, sobrevivió al ataque, pero ocho miembros de la familia, entre ellos cinco niños y niñas, murieron, según han contado otros familiares.
SRI LANKA: Durante un discurso en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump anunció sus planes de reconocer Jerusalén como la capital de Israel. El anuncio fue recibido con incredulidad e indignación en toda el mundo, incluido Sri Lanka. Sin embargo, la gente se negó a dejarse silenciar, y muchas personas se congregaron para protestar por ese anuncio.

Los líderes mundiales abandonan los derechos humanos

En 2017, el mundo fue testigo de un retroceso de los derechos humanos. Las señales de ese retroceso estaban en todas partes. En el mundo entero, los gobiernos seguían reprimiendo el derecho de manifestación, y los derechos de las mujeres cayeron en picado en Estados Unidos, Rusia y Polonia.

Desde Venezuela hasta Túnez, presenciamos el crecimiento de un enorme descontento social, mientras a la gente se le negaba el acceso a sus derechos humanos fundamentales a la comida, el agua potable, la atención médica y la vivienda.

Y desde Estados Unidos hasta la Unión Europea, pasando por Australia, los líderes de los países ricos siguieron abordando la crisis global de refugiados con una falta de humanidad absoluta, y considerando a las personas refugiadas, no como a seres humanos con derechos, sino como problemas que debían ser desviados.

En este clima, el odio promovido por el Estado amenaza con normalizar la discriminación de los grupos minoritarios. Los lemas xenófobos coreados durante una marcha nacionalista en Varsovia, Polonia, o la amplia represión de las comunidades LGBTI desde Chechenia hasta Egipto, mostraron cómo va aumentando la apología abierta de la intolerancia.

Entre el caudal de historias escalofriantes destacaban los terribles informes sobre la limpieza étnica llevada a cabo por el ejército de Myanmar contra su población rohingya. Los relatos captados por nuestros equipos de investigación eran absolutamente desgarradores.

“A Shafi, mi hijo de dos años, le golpearon con fuerza con un palo de madera. Un golpe, y estaba muerto […]. Mataron a tres de mis hijos”, contó una mujer a la que los soldados arrebataron su dinero, sus pertenencias… y a sus hijos.

Pero, con pocos líderes dispuestos a defender los derechos humanos en la escena mundial, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra cometidos desde Myanmar hasta Irak no han recibido atención, lo que ha convertido el mundo en un lugar más peligroso.

Datos

655.500
refugiados rohingyas que huyeron de Myanmar a Cox’s Bazar, Bangladesh
+600
marchas de mujeres celebradas en todo el mundo
312
homicidios de defensores y defensoras de los derechos humanos en 2017

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La protección de nuestro derecho a la libertad de expresión adquiere una importancia superlativa

El año pasado, la cifra de personas que fueron atacadas por luchar contra la injusticia alcanzó un nivel récord. Como organización mundial dedicada a luchar por los derechos humanos, no escapamos de los ataques. Nuestro propio personal en Turquía fue detenido y encarcelado por cargos totalmente infundados. Aunque İdil Eser, directora de Amnistía Internacional Turquía ha sido puesta en libertad, Taner Kılıç, presidente de Amnistía Internacional Turquía, permanece encarcelado.

Imagina que te dedicas a la abogacía, el periodismo o que eres activista y que tu vida corre peligro por decir la verdad.

En 2018 no podemos dar por sentado que tendremos libertad para reunirnos en una protesta o para criticar a nuestro gobierno. De hecho, alzar la voz se está volviendo cada vez más peligroso.

Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional

Eso es exactamente lo que está sucediendo en estos momentos, mientras las autoridades persiguen agresivamente a personas que han defendido los derechos humanos. A estos activistas los están matando en cantidades impresionantes: en 2017 se registraron más de 312 homicidios, un aumento respecto a los 281 del año anterior.

Pese a los esfuerzos por cerrar ONG, socavar los medios de comunicación, privar a la población de su derecho a manifestarse y encarcelar a quienes hacen campaña, la gente se negó a dejarse silenciar.

Pero, en este clima de temor e intimidación, es aún más fundamental que sigamos alzando la voz.

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El poder de la gente y la solidaridad

La gente está enfadada, y con razón, por la extraordinaria retórica contra los derechos pregonada por líderes destacados. No es de extrañar que una de las mayores protestas de la historia en favor de los derechos humanos —la Marcha de las Mujeres— tuviera lugar el año pasado y definiera el escenario para el año que viene.

Con cada protesta, la gente demostró su pasión por defender las instituciones que sustentan los derechos humanos.

En Polonia, las amenazas a la independencia del poder judicial hicieron que un increíble número de personas salieran a la calle. A escala global, el fenómeno #YoTambién (#MeToo) y la iniciativa latinoamericana “Ni Una Menos” —que denuncia los feminicidios y la violencia contra las mujeres y las niñas— demostraron el impulso masivo de los movimientos sociales. En todo el mundo, el activismo obtuvo importantes victorias, como el levantamiento de la prohibición total del aborto en Chile, los avances en el matrimonio igualitario en Taiwán y la eliminación de leyes en Túnez, Jordania y Líbano que permitían a los violadores eludir la justicia.

Pero la lucha no ha terminado.

Cada vez más gente se levanta y reclama justicia, y así hacemos historia; ahora los Estados tienen que demostrar que escuchan. Únete a nosotros y haz que se oiga tu voz.

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