- Las fuerzas afines al gobierno etíope sometieron a cientos de mujeres y niñas a actos de violencia sexual
- La violación y la esclavitud sexual son crímenes de guerra y pueden constituir crímenes de lesa humanidad.
Mujeres y niñas de Tigré fueron víctimas de violación y otros actos de violencia sexual por las fuerzas combatientes afines al gobierno Etíope, ha dicho hoy Amnistía Internacional en un nuevo informe sobre el conflicto en curso en Tigré.
El informe, titulado, ‘I Don’t Know If They Realized I Was A Person’: Rape and Other Sexual Violence in the Conflict in Tigray, Ethiopia (“No sé si se dieron cuenta de que yo era una persona”: Violación y otros actos de violencia sexual en el conflicto de Tigré) revela cómo mujeres y niñas fueron sometidas a actos de violencia sexual por miembros de las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía, las Fuerzas de Defensa de Eritrea, la Policía Especial de la Región de Amara, y Fano, una milicia amárica.
Está claro que la violación y la violencia sexual se han utilizado como arma de guerra para infligir un daño físico y psicológico persistente a las mujeres y las niñas en Tigré.
Agnès Callamard
Soldados y milicianos sometieron a las mujeres y las niñas de Tigré a violación, esclavitud sexual, mutilación sexual y otras formas de tortura, a menudo entre comentarios étnicos ofensivos y amenazas de muerte.
“Está claro que la violación y la violencia sexual se han utilizado como arma de guerra para infligir un daño físico y psicológico persistente a las mujeres y las niñas en Tigré. Cientos de ellas han sido sometidas a un trato brutal con el objetivo de degradarlas y deshumanizarlas”, ha afirmado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
“La gravedad y magnitud de los delitos sexuales perpetrados es particularmente impactante; constituyen crímenes de guerra y posibles crímenes de lesa humanidad. Degradan los principios humanos básicos y hay que ponerles fin.
“El gobierno etíope debe actuar de inmediato para impedir que miembros de las fuerzas de seguridad y de las milicias aliadas cometan actos de violencia sexual, y la Unión Africana no debe escatimar esfuerzos para asegurarse de que este conflicto se debate en su Consejo de Paz y Seguridad.”
Además, las autoridades etíopes deben permitir el acceso a la Comisión de Investigación de la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, y el secretario general de la ONU debe enviar urgentemente a Tigré su Equipo de Expertos sobre el Estado de Derecho y la Violencia Sexual en los Conflictos.
Amnistía Internacional entrevistó a 63 sobrevivientes de violencia sexual, y también a personal médico. Hubo 28 sobrevivientes que señalaron a las fuerzas eritreas como únicos autores de su violación.
Violencia sexual generalizada
Muchas sobrevivientes presenciaban también la violación de otras mujeres, y este patrón de actos de violencia sexual indica una violencia sexual generalizada que pretendía aterrorizar y humillar a las víctimas y a su grupo étnico.
Doce sobrevivientes afirmaron haber sido violadas por soldados y milicianos delante de familiares, incluidos niños y niñas. Cinco de ellas estaban embarazadas cuando fueron violadas.
Letay*, una mujer de 20 años de Baaker, dijo a Amnistía Internacional que fue atacada en su casa en noviembre de 2020 por unos hombres armados que hablaban amárico y llevaban una mezcla de uniformes militares y ropas civiles.
Éste es su testimonio: “Tres hombres entraron en la habitación donde yo me encontraba. Era de noche, estaba oscuro […] Yo no grité. Me indicaron por gestos que si hacía algún ruido, me matarían. Me violaron uno tras otro […] Yo estaba embarazada de cuatro meses. No sé si se dieron cuenta. No sé si se dieron cuenta de que yo era una persona.”
Nigist*, mujer de Humera de 35 años, madre de dos hijos, contó que a ella y a otras cuatro mujeres las violaron soldados eritreos en Sheraro el 21 de noviembre de 2020.
Según afirmó: “Tres de ellos me violaron delante de mi hijo. Entre nosotras había una mujer que estaba embarazada de ocho meses, y la violaron también […] Se congregaron como las hienas cuando ven comida […] Violaron a las mujeres y asesinaron a los hombres.”
No sé si se dieron cuenta de que yo estaba embarazada.” No sé si se dieron cuenta de que yo era una persona.
Letay*
Los centros médicos de Tigré registraron 1.288 casos de violencia de género entre febrero y abril de 2021. En el hospital de Adigrat se registraron 376 casos de violación desde el inicio del conflicto hasta el 9 de junio de 2021. Sin embargo, muchas sobrevivientes dijeron a Amnistía Internacional que no habían acudido a ningún centro médico, lo cual indica que estas cifras suponen una reducida fracción del número de violaciones en el contexto del conflicto.
Las mujeres que sobrevivieron aún sufren importantes problemas físicos y mentales. Muchas padecen lesiones físicas, como sangrado constante, dolor de espalda, inmovilidad y fístulas. Otras dieron positivo en las pruebas de VIH después de haber sido violadas. Insomnio, ansiedad y sufrimiento emocional son síntomas comunes entre sobrevivientes y familiares que presenciaron los actos de violencia.
Esclavitud sexual e intención de humillar
Doce de las sobrevivientes afirman que las mantuvieron cautivas durante días, a menudo semanas, y fueron violadas reiteradamente, en la mayoría de los casos por varios hombres. A algunas las retuvieron en campamentos militares, a otras en casas o terrenos de zonas rurales.
Tseday*, de 17 años, dijo a Amnistía Internacional que ocho soldados eritreos la secuestraron en Zebangedena y la mantuvieron dos semanas cautiva. Nos contó lo siguiente: “Me llevaron a una parcela en una zona rural. Había muchos soldados. Me violaron ocho de ellos […] Normalmente salían en dos turnos a vigilar la zona. Cuando cuatro de ellos salían, los que se habían quedado me violaban.”
Blen*, de 21 años, natural de Bademe, contó que el 5 de noviembre de 2020 fue secuestrada por soldados eritreos y etíopes, que la retuvieron durante 40 días junto con otras 30 mujeres. Este es su testimonio: “Nos violaban y nos mataban de hambre. Eran muchos y nos violaban por tandas. Se habían llevado a unas 30 mujeres […] Nos violaron a todas.”
Ocho mujeres contaron que las habían violado soldados etíopes y eritreos y milicianos aliados cerca de la frontera con Sudán cuando intentaban encontrar protección.
A dos sobrevivientes les introdujeron en la vagina grandes clavos, grava y otros fragmentos de metal y plástico que les habían causado lesiones duraderas y probablemente irreversibles.
Soldados y milicianos trataban constantemente de humillar a sus víctimas, a menudo con comentarios étnicos ofensivos, insultos, amenazas y comentarios degradantes. Varias sobrevivientes entrevistadas por Amnistía Internacional dijeron que los violadores les decían: “Esto es lo que te mereces” y “Das asco”.
Falta de apoyo a las sobrevivientes
Sobrevivientes y testigos dijeron a Amnistía Internacional que habían recibido poco o ningún apoyo psicológico o médico desde su llegada a los campamentos para personas desplazadas de la localidad de Shire, en Etiopía, o a los campos de personas refugiadas de Sudán.
Las sobrevivientes sufrieron también la destrucción de las instalaciones médicas y las restricciones a la circulación de personas y bienes, que obstaculizaban el acceso a la atención médica. Las víctimas y sus familias afirmaron que sufren escasez de alimentos, refugio y ropa debido a la limitada ayuda humanitaria.
Como si tuvieran poco con su sufrimiento y su trauma, a las supervivientes las han dejado sin apoyo adecuado.
Agnès Callamard
La mayoría de los informes de violencia sexual no llegaron a oídos del mundo exterior durante los dos primeros meses del conflicto que comenzó en noviembre de 2020, sobre todo debido a las restricciones de acceso impuestas por el gobierno etíope y el apagón de las comunicaciones.
“Como si tuvieran poco con su sufrimiento y su trauma, a las supervivientes las han dejado sin apoyo adecuado. Estas mujeres deben poder acceder a los servicios que necesitan y que tienen derecho a recibir —como tratamiento médico, ayuda para encontrar medios de sustento, atención psicológica y apoyo psicosocial—, que son aspectos esenciales de una respuesta centrada en las personas supervivientes”, ha manifestado Agnès Callamard.
“Todas las denuncias de violencia sexual deben ser investigadas de manera efectiva, independiente e imparcial para que las sobrevivientes obtengan justicia, y debe establecerse un programa de reparación eficaz. Además, todas las partes en el conflicto deben garantizar el acceso sin trabas de las organizaciones de ayuda humanitaria.”
Metodología
Entre marzo y junio de 2021, Amnistía Internacional entrevistó a 63 supervivientes de violación y otros actos de violencia sexual; 15 en persona en Sudán, y 48 a distancia, a través de líneas telefónicas seguras. Amnistía Internacional entrevistó también a profesionales de la medicina y personal de ayuda humanitaria que atendían o ayudaban a supervivientes en las localidades de Shire y Adigrat y en campos de personas refugiadas de Sudán, con quienes habló sobre la magnitud de la violencia sexual y corroboró la información sobre casos concretos.
En mayo, las autoridades Etíopes anunciaron que tres soldados etíopes habían sido declarados culpables, y otros 25 habían sido acusados formalmente de violación y otros actos de violencia sexual. Sin embargo, no se ha proporcionado información sobre estos juicios ni sobre ninguna otra medida que se haya tomado para investigar y poner a los responsables a disposición judicial.
El 26 de julio de 2021, Amnistía Internacional escribió a la Oficina del Primer Ministro de Etiopía, a la Fiscalía General Federal y a la ministra de Mujeres, Niños y Jóvenes, al ministro de Información de Eritrea y a un asesor directo del presidente Isaias Afwerki solicitando una respuesta ante los resultados preliminares de la investigación de la organización, respuesta que no se ha recibido.
Desde que estallaron los combates en la región, el 4 de noviembre de 2020, miles de civiles han perdido la vida, cientos de miles de personas se han visto internamente desplazadas en Tigré y decenas de miles han huido buscando refugio en Sudán.
Nota: *Se han utilizado nombres ficticios.