Siria: La ONU debe actuar para poner fin a los ataques dirigidos a expulsar a los civiles del este de Alepo

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La Asamblea General de las Naciones Unidas debe intervenir para llenar el vacío dejado por el catastrófico fracaso de los miembros del Consejo de Seguridad respecto poner fin a los implacables ataques dirigidos contra la población civil en el este de la ciudad de Alepo. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional antes de una reunión de la Asamblea General que se celebrará hoy.

La organización ha difundidonuevas imágenes por satélite que ilustran la magnitud de la destrucción, y ha publicado testimonios de civiles atrapados en la ciudad que indican que las fuerzas gubernamentales sirias, con el apoyo de Rusia, han atacado despiadadamente núcleos residenciales, centros médicos, escuelas, mercados y mezquitas como parte de una estrategia militar deliberada para vaciar la ciudad de habitantes y hacerse con su control. En algunos casos, hay indicios de que en los ataques se ha utilizado munición de racimo de fabricación rusa.

“Hay que poner fin a la inacción del mundo ante la constante carnicería y los flagrantes abusos en la ciudad de Alepo. La Asamblea General de la ONU debe demostrar que puede actuar donde tan estrepitosamente ha fracasado el Consejo de Seguridad: la credibilidad de la ONU está en juego”, ha declarado Lynn Maalouf, directora adjunta de Investigación en la Oficina Regional de Amnistía Internacional en Beirut.

“La magnitud del derramamiento de sangre y la destrucción causados en el este de la ciudad de Alepo a lo largo del último mes es espeluznante. Las fuerzas gubernamentales sirias, con el apoyo de Rusia, han lanzado ataques implacables que han despreciado de forma flagrante las normas fundamentales del derecho internacional humanitario.”

Hay que poner fin a la inacción del mundo ante la constante carnicería y los flagrantes abusos en la ciudad de Alepo.

Lynn Maalouf, directora adjunta de investigación de la oficina regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África

“La pausa de ocho horas –absolutamente inadecuada– en los bombardeos anunciada por Rusia no sustituye al acceso sin trabas de ayuda humanitaria imparcial ni al cese de los ataques ilegítimos. Los Estados miembros deben aprovechar la reunión de hoy para exigir que se levante el asedio, que se ponga fin a los ataques ilegítimos y que se tomen medidas concretas para llevar ante la justicia a los responsables de crímenes de guerra.”

Muchos de los civiles que continúan en Alepo viven con miedo constante a los ataques diarios. Soha, activista local, contó a Amnistía Internacional que lleva con ella a su bebé de siete meses donde quiera que va, pues le aterra perderlo.

“Cada vez que veo a una mujer o un niño heridos, pienso que podríamos ser mi hijo y yo. No hay ningún lugar seguro en la ciudad de Alepo, todos somos objetivo”, dijo.

No hay ningún lugar seguro en la ciudad de Alepo, todos somos objetivo

Soha, residente en Alepo

Siham, cuya hija de cuatro años murió en el reciente bombardeo, describió a Amnistía Internacional el dolor de su pérdida. Su esposo fue detenido por las fuerzas gubernamentales en 2012, antes de que naciera la niña.

“He vivido toda mi vida en la ciudad de Alepo […] Perdí [a mi hija] hace seis días. Cayó una bomba delante del edificio donde estaba jugando. No recuerdo qué fue lo último que me dijo […] La perdí así, por nada […] absolutamente nada. Ojalá hubiera muerto con ella.”

El callejón sin salida diplomático al que se ha llegado ha dejado al Consejo de Seguridad de la ONU paralizado mientras la cifra de civiles muertos en Alepo crece de día en día. Rusia, con el apoyo de China, ha utilizado repetidamente su poder de veto para bloquear cualquier acción que pudiera hacer rendir cuentas al gobierno sirio por graves violaciones de derechos humanos, incluidos crímenes de guerra. Hace menos de dos semanas, un borrador de resolución de la ONU presentado por Francia que pedía el fin de los ataques a civiles en Alepo fracasó a causa del veto ruso.

Setenta países han pedido que la reunión plenaria de hoy transmita un mensaje que indique claramente que debe abordarse la inacción del Consejo de Seguridad. Los Estados miembros deben pedir un periodo de sesiones de emergencia sobre la crisis y respaldar todas las iniciativas de la Asamblea General para poner fin al ciclo de crímenes de guerra en Siria. La imposición de sanciones específicas a las autoridades sirias y un embargo completo de armas son dos medidas que también podrían ayudar a presionar al gobierno sirio para que ponga fin a las violaciones del derecho internacional humanitario.

Ataques implacables contra la población civil y contra bienes de carácter civil

Los bombardeos sobre el este de Alepo han aumentado enormemente desde que fracasara el último acuerdo de alto fuego el 19 de septiembre. Al menos 600 ataques aéreos se llevaron a cabo en un margen de tres semanas hasta el 10 de octubre, según el Instituto Sirio para la Justicia y la Rendición de Cuentas, grupo local que monitorea la situación. La Dirección General de Salud de Alepo estima que cerca de 400 civiles han perdido la vida durante estos ataques.

Las imágenes por satélite analizadas por Amnistía Internacional revelan que, en tan sólo una semana, 90 lugares fueron dañados o destruidos en una zona de aproximadamente el tamaño de Manhattan, Nueva York. En total, más de 110 lugares resultaron dañados entre el 18 de septiembre y el 1 de octubre de 2016.

Entre el 18 de septiembre y el 1 de octubre, se detectaron más de 110 zonas afectadas en un perímetro de 65 km del este de Alepo. En solo una semana, entre el 18 de septiembre y el 25 de septiembre, 90 zonas se vieron afectadas por los bombardeos.  ©  Digital Globe 2016
Entre el 18 de septiembre y el 1 de octubre, se detectaron más de 110 zonas afectadas en un perímetro de 65 km del este de Alepo. En solo una semana, entre el 18 de septiembre y el 25 de septiembre, 90 zonas se vieron afectadas por los bombardeos. © Digital Globe 2016

Amnistía Internacional ha documentado una serie de ataques en las últimas tres semanas que parecen dirigidos a diezmar a la población civil que vive en la ciudad de Alepo.

El equipo de investigación de la organización habló con residentes, profesionales de la medicina y activistas que estaban atrapados y que describieron el drástico deterioro de la situación humanitaria, con ataques aéreos diarios dirigidos contra residencias e infraestructuras civiles, incluidos centros médicos, un mercado, una escuela, instalaciones eléctricas y una empresa de agua. Las áreas atacadas estaban situadas, todas ellas, lejos de objetivos militares tales como la primera línea de batalla o controles o vehículos militares.

“Las fuerzas gubernamentales sirias afirman estar atacando a grupos armados no estatales, pero el objetivo real está claro: infligir un sufrimiento severo a la población civil para expulsarla. El mundo sigue cruzado de brazos mientras esta situación se repite una y otra vez en toda Siria”, ha manifestado Lynn Maalouf.

Según la Sociedad Médica Siria Estadounidense, 14 centros médicos han sido alcanzados por ataques aéreos desde el 21 de septiembre, con lo que muchos han quedado fuera de servicio. Los médicos han estado luchando para abarcar la afluencia de grandes cantidades de víctimas que necesitaban tratamiento urgente: en un punto, se registraron en una sola semana 800 pacientes heridos que necesitaban atención.

Un testigo presencial describió a Amnistía Internacional un ataque contra el hospital de Al-Sakhour el 3 de octubre. Una bomba cayó en la entrada del hospital: abrió un gran cráter y destruyó parcialmente un hospital de campo cercano. Era el tercer ataque lanzado contra el hospital ese mismo día, según este testigo:

“Llegué al hospital de Al-Sakhour tres horas después del ataque. Vi 10 personas heridas y 4 muertas […] Entre los heridos había dos miembros del personal médico del hospital […] La primera línea de combate más cercana está a unos 300 metros”.

Un médico de la ciudad de Alepo dijo a Amnistía Internacional que, a causa del asedio, los suministros, el material y el combustible se estaban agotando rápidamente.

“En la ciudad de Alepo, los residentes tienen miedo de vivir cerca de un hospital o estar en uno de ellos, porque nos hemos convertido en objetivo de los ataques del régimen”, dijo el médico.

“Los ataques deliberados contra civiles y contra bienes de carácter civil son violaciones graves del derecho internacional humanitario y constituyen crímenes de guerra. El patrón de ataques contra población, edificios e infraestructuras civiles en el este de Alepo indica claramente que forma parte de una estrategia militar calculada para hacer insoportable la vida a los civiles y vaciar la ciudad por la fuerza”, ha manifestado Lynn Maalouf

Presuntos ataques con munición de racimo

Varios residentes dijeron también a Amnistía Internacional que habían presenciado ataques con munición de racimo, prohibida internacionalmente: bombas que dispersan decenas de submuniciones en una amplia área y que constituyen una grave amenaza para la población civil.

Amnistía Internacional examinó imágenes que muestran restos de bombas de racimo y submuniciones en zonas civiles del este de Alepo durante las tres últimas semanas, y consultó con expertos independientes en armas que las identificaron como submuniciones AO-2.5RT, o las AO-2.5RTM –muy similares–, junto con restos de la bomba de racimo RBK-500 que las dispersa, todo ello de fabricación rusa.

Restos de munición de racimo en el este de la ciudad de Alepo. 
©Particular
Restos de munición de racimo en el este de la ciudad de Alepo. ©Particular

Fadi subía a un automóvil en un concurrido mercado del distrito de Zebdie junto con un amigo suyo el 25 de septiembre cuando un avión de combate dejó caer dos bombas de racimo. Tanto a él como a su amigo les alcanzó la metralla. “Lo único que recuerdo después de eso era que tenía un dolor terrible en la pierna y la cadera. Seguía oyendo pequeñas explosiones. Había gente tirada por el suelo. Algunos se arrastraban, otros no se movían”, contó.

Majed, otro superviviente, estaba en el mismo mercado de Zebdie, situado a unos 500 metros de donde se encontraba la primera línea de combate cuando se produjo el ataque. Recuerda que oyó el sonido de pequeñas explosiones antes de despertarse en el suelo, cubierto de sangre y rodeado de personas heridas. Tenía dos fragmentos de metralla alojados en la pierna.

Osama también presenció ese mismo día el ataque de una bomba de racimo cuando llevaba en automóvil a un amigo herido del barrio de Al-Mashhad al hospital.

“Oí el sonido de un avión de combate y entonces el parabrisas [del auto] se hizo añicos encima nuestro. Oí una serie de pequeñas explosiones que se prolongaron durante casi un minuto. […] Hubo más de 40 heridos”, contó.

“El uso de municiones de racimo está prohibido por el derecho internacional porque son municiones intrínsecamente indiscriminadas y, a causa de su elevada tasa de error, constituyen una amenaza de larga duración para la población civil. Su aparente uso en el este de la ciudad de Alepo es otro indicio más de la determinación de las fuerzas gubernamentales sirias y sus aliados rusos de crear en la ciudad un entorno hostil y mortal, claramente dirigido a expulsar a los civiles a cualquier precio”, ha manifestado Lynn Maalouf.