Nuevos indicios sobre víctimas mortales subrayan la necesidad de una investigación imparcial de los ataques aéreos turcos en los montes Kandil

Los indicios reunidos por Amnistía Internacional en una visita de investigación indican que múltiples ataques aéreos del gobierno turco mataron a ocho residentes e hirieron al menos a ocho más en un ataque manifiestamente ilegítimo contra el pueblo de Zergele, en los montes Kandil, en la región del Kurdistán iraquí.

Los ataques aéreos del 1 de agosto formaban parte de una campaña militar lanzada por Turquía contra el Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK); sin embargo, según la información recopilada por Amnistía Internacional, estos residentes no estaban afiliados al PKK. La organización ha pedido al gobierno de Turquía que ponga en marcha una investigación independiente, imparcial y efectiva sobre los ataques aéreos y haga públicas las conclusiones de su investigación.

“Los recientes ataques en Kandil causaron mutilaciones, muertes y desplazamientos de residentes, destruyeron hogares y aterrorizaron a la población local en una zona donde aparentemente no había presencia de objetivos militares”, ha afirmado Lama Fakih, asesora general de Amnistía Internacional sobre situaciones de crisis, quien visitó la zona.

“A la vista de los indicios sobre estas víctimas, surgen motivos de grave preocupación en cuanto a la legitimidad del ataque perpetrado en Kandil y se hace más evidente la necesidad de que cualquier investigación que se lleve a cabo sobre los ataques aéreos sea independiente e imparcial, y garantice tanto rendición de cuentas como reparaciones para las víctimas y sus familiares.”

Los recientes ataques en Kandil causaron mutilaciones, muertes y desplazamientos de residentes, destruyeron hogares y aterrorizaron a la población local en una zona donde aparentemente no había presencia de objetivos militares.

Lama Fakih, asesora general de Amnistía Internacional sobre situaciones de crisis

Con independencia de si los enfrentamientos armados entre el PKK y el gobierno turco equivalen a un conflicto armado no internacional, tanto las leyes de la guerra como el derecho internacional de los derechos humanos consideran ilegítimos los homicidios de residentes no afiliados al PKK.

Las autoridades turcas habían afirmado inicialmente que los ataques iban dirigidos contra miembros del PKK que estaban en un “campamento de terroristas”. Posteriormente han anunciado planes de realizar una investigación conjunta con el Gobierno Regional del Kurdistán sobre los ataques.

Los indicios reunidos por Amnistía Internacional durante una visita al pueblo de Zergele tres días después de los ataques aéreos apuntan a que todas las personas muertas y heridas en los ataques no estaban afiliadas al PKK. Amnistía Internacional habló con varios testigos, entre ellos dos médicos que habían rescatado a varios heridos y tres residentes que coincidieron en afirmar que ninguno de los muertos y heridos eran combatientes del PKK y que no había presencia de tales combatientes en la zona. Entre las víctimas mortales había un alcalde y dos empleados municipales.

Todos los testigos que habían estado presentes en el momento de cometerse el ataque o habían llegado poco después dijeron que las víctimas iban vestidas de civil y que no habían visto armas en el lugar. Amnistía Internacional examinó una decena de fotografías y un vídeo del lugar de los hechos que concordaban con las afirmaciones de los testigos.

Daños producidos por el ataque aéreo contra el pueblo de Zergele, en las montañas Kandil, región del Kurdistán de Irak, 1 de agoto de 2015.
Daños producidos por el ataque aéreo contra el pueblo de Zergele, en las montañas Kandil, región del Kurdistán de Irak, 1 de agoto de 2015.

La doctora Medya, perteneciente al PKK y directora de un centro de salud para residentes en un pueblo cercano, describió así para Amnistía Internacional lo que vio al llegar al lugar del ataque: “Vi a muchos llorando por sus familiares. Una mujer que tenía hipertensión se desmayó. Vi a alguien con una herida en la cabeza. Vi a uno [con las tripas] afuera, [estaba] herido y en posición de shock […] [Najeeb Aziz] murió. Había perdido demasiada sangre. Había otro que estaba completamente quemado. Algunos, cómo decirlo, estaban conmocionados y llorando […] varias casas completamente destruidas […] otro centro de salud que está a unos 400 metros de distancia, incluso allí se podían ver los proyectiles, las ventanas destrozadas, y también en la mezquita”. La doctora Medya y el doctor Derbass Salih Mohamed Ameen, médico auxiliar del centro de salud de Zergele, se habían desplazado hasta el lugar del ataque para socorrer a los heridos a primera hora de la mañana del 1 de agosto.

Los testigos contaron también que muchos familiares y personas que habían acudido a auxiliar a los heridos tras el primer ataque aéreo resultaron muertos y heridos en ataques posteriores. Entre ellos estaba Salih Mohamed Ameen, alcalde de un pueblo cercano llamado Bokriskan, quien resultó muerto junto con su hermana, Heybet Mohamed Ameen, cuando acudió a auxiliar a los heridos.

Los residentes afirmaron también que entre los muertos y heridos había combatientes de las fuerzas armadas (peshmerga) del Gobierno Regional del Kurdistán. Estos combatientes no intervienen en los enfrentamientos entre el PKK y el gobierno turco, sino que combaten contra el grupo autodenominado Estado Islámico (EI) en otras partes del país, y serían civiles con arreglo al derecho internacional humanitario en el contexto del conflicto entre el PKK y el gobierno turco.

Por otra parte, Amnistía Internacional no encontró un solo puesto de control, comisaría de policía o posición militar fija en el pueblo de Zergele, lo que vino a confirmar el relato de los residentes, según los cuales no había combatientes del PKK destacados en los pueblos ni residiendo en ellos. Los puestos de control fijos más cercanos por tierra estaban a unos 25 kilómetros y entre tres y cinco kilómetros de distancia desde uno y otro lado del pueblo.

Un portavoz del PKK autorizado ante los medios de comunicación explicó a Amnistía Internacional que, para garantizar la protección de los civiles, los combatientes del PKK no se mezclaban con los residentes y que como norma general mantenían sus posiciones a una distancia mínima de cinco kilómetros de sus poblaciones.

El 4 de agosto, Amnistía Internacional constató la presencia de varios combatientes del PKK en el pueblo. Los residentes locales y el portavoz del PKK afirmaron que estos combatientes habían acudido a la zona tras el ataque para preservar la seguridad.

“La aparente ausencia de un objetivo militar en las inmediaciones de los ataques aéreos parece indicar que fueron ataques ilegítimos, con independencia de que exista un conflicto armado entre las autoridades turcas y el PKK. El gobierno turco ha mostrado un flagrante desprecio por la vida de los residentes locales y no ha tomado las precauciones necesarias para reducir al mínimo los perjuicios para ellos, ni para distinguirlos de los combatientes del PKK”, ha manifestado Lama Fakih.

“Estos ataques deben ser investigados, y las autoridades turcas deben garantizar rendición de cuentas y resarcimiento si resultan ser acciones delictivas.”

El gobierno turco ha mostrado un flagrante desprecio por la vida de los residentes locales y no ha tomado las precauciones necesarias para reducir al mínimo los perjuicios para ellos, ni para distinguirlos de los combatientes del PKK.

Lama Fakih

Residentes muertos y heridos en los ataques del 1 de agosto

Las personas entrevistadas contaron a Amnistía Internacional que los ataques aéreos contra Zergele sucedieron entre las tres y las cinco de la madrugada del 1 de agosto y que, como consecuencia, ocho personas habían muerto y al menos ocho más habían resultado heridas. Aunque los testigos no coincidieron en el número de bombardeos que habían tenido lugar, recordaban hasta 11 explosiones diferenciadas en la zona aquella mañana.

Según relataron residentes, personal de primeros auxilios y un periodista local a Amnistía Internacional, los fallecidos en los ataques fueron: Ayesha Ahmed Mustafa, Karoh Mohamed Ameen (peshmerga), Salih Mohamed Ameen (alcalde), Heybet Mohamed Ameen, Najeeb Aziz, Sama Khabat (empleada municipal), Endomen Sharawonch (empleado municipal) y Abdulkader Bakr (peshmerga). Y contaron que entre los heridos estaban: Mohamed Ameen (peshmerga) y su cuñada Sinur, y Gerbet Ahmed, su hermana Shukariya Ahmed, la madre de ambas, Khadija, y su sobrina, una niña llamada Chilan Rasheed. Amnistía Internacional obtuvo los nombres de otras dos personas que también habían resultado heridas pero no habló con ellas ni con familiares suyos, por lo que no ha revelado sus nombres.

El doctor Derbass contó a Amnistía Internacional que la anciana Ayesha Ahmed Mustafa (nombre de casada, Khedir) había muerto en el primer ataque, que había alcanzado su vivienda. El doctor contó que estaba en su casa en Goljar, a ocho kilómetros de Zergele, cuando tuvo lugar el primer ataque pero que había llegado al lugar poco después de las 5.15 de la madrugada para evacuar a los heridos.

Según el doctor Derbass y otros dos residentes que estaban en el lugar del ataque, Karoh Mohamed Ameen, de treinta y pocos años, nieto de Ayesha y combatiente peshmerga, y su padre, Mohamed Ameen, también combatiente peshmerga, acudieron al lugar del ataque para auxiliar a los heridos. Karoh resultó muerto y su padre, herido de gravedad. La cuñada de Mohamed, Sinur, resultó herida cuando intentaba huir, según un residente. Su casa también sufrió destrozos. Su esposo, combatiente peshmerga, no estaba en el domicilio en el momento del ataque.

La doctora Medya y el doctor Derbass también contaron por separado a Amnistía Internacional que cuatro personas más que vivían en otra casa habían resultado heridas en el ataque y habían sido evacuadas. El doctor Derbass confirmó que las cuatro mujeres heridas eran: Gerbet Ahmed, su hermana Shukariya Ahmed, su madre, Khadija, y su sobrina, Chilan Rasheed. Según el doctor Derbass, una de las mujeres trabajaba en su centro de salud, otra se estaba formando para trabajar también allí y las otras dos eran estudiantes. La casa en la que se encontraban las mujeres heridas era propiedad de Rasheed Ahmed, instructor peshmerga y padre de Chilan, hermano de Gherbet y Shukariya e hijo de Khadija. No estaba en el pueblo cuando tuvo lugar el ataque.

Amnistía Internacional habló con Shukariya y otro pariente que había acudido al lugar del ataque en su rescate y el de otros familiares del pueblo cercano de Bokriskan. Según contaron a Amnistía Internacional, las cuatro mujeres resultaron heridas cuando intentaban escapar; Shukariya perdió el brazo izquierdo como consecuencia de las heridas sufridas; Khadija sufrió una lesión en la cabeza; Gherbet perdió un ojo y tenía heridas de metralla en el pecho; y Chilan tenía heridas de metralla en el pecho.

El doctor Derbass contó a Amnistía Internacional que tanto Salih Mohamed Ameen como su hermana, Heybet Mohamed Ameen, también resultaron muertos en los ataques. Tanto el doctor Derbass como la doctora Medya confirmaron que Salih, alcalde de Bokriskan, resultó muerto al acudir en auxilio de los heridos.

La doctora Medya afirmó que había evacuado a tres personas del lugar de los ataques, una de las cuales era Najeeb Aziz, de entre 50 y 55 años, propietario de una tienda que vivía en Zergele y trabajaba en Anzah, quien había muerto a causa de las heridas, y otros dos hombres.

Sama Khabat, de veintitantos años, y Endomen Sharawonch, ambos empleados municipales, también resultaron muertos cuando acudieron al lugar del ataque para prestar ayuda a los heridos, según el doctor Derbass y un periodista local. Los testigos confirmaron que ambos llevaban uniforme azul y no portaban armas.

Abdulkader Bakr de Bokriskan, combatiente peshmerga, también había resultado muerto en su casa, según el doctor Derbass.

Amnistía Internacional constató que los ataques aéreos habían impactado en al menos una decena de casas. Varias de esas viviendas estaban ocupadas por combatientes peshmerga y sus familias. Otras pertenecían a vecinos que trabajaban en el campo.

Información complementaria

Miembros del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), grupo armado activo en Turquía, mantienen bases desde hace tiempo en los montes Kandil, cordillera de la región del Kurdistán iraquí que bordea Irán y se extiende hacia el sur de Turquía. Hay 61 pueblos en esta cordillera sometidos al control del PKK, habitados por civiles que viven en zonas diferenciadas de los combatientes del PKK, según Mohamed Hassan, copresidente del municipio de los montes Kandil. Éste contó a Amnistía Internacional que la población total, según el censo de 2013, ascendía a unos 8.000 habitantes.

Los ataques aéreos del gobierno turco contra el PKK en los montes Kandil comenzaron el 24 de julio, tras un atentado cometido en Turquía que se atribuyó al PKK. Los ataques contra el PKK en los montes Kandil y los atentados del PKK en Turquía contra miembros de la policía y las fuerzas armadas turcas representan la quiebra más grave de un delicado proceso de paz entre el PKK y el gobierno turco que comenzó en marzo de 2013.

Los ataques aéreos se cometieron tras una escalada de las tensiones el 20 de julio, cuando un atentado suicida atribuido al grupo Estado Islámico (EI) causó la muerte de 32 personas y lesiones a más de 80 en la localidad de Suruç, en la provincia turca de Sanliurfa. Dos días más tarde, dos agentes de policía resultaron muertos en otro atentado cometido en la provincia, atribuido al PKK. Tras los ataques aéreos contra Kandil, el PKK ha cometido varios atentados en Turquía contra las fuerzas armadas y la policía.