La ejecución de seis hombres hoy en Taiwán es una decisión negativa que no contribuye a la justicia, ha dicho Amnistía Internacional.
Seis hombres, todos ellos condenados por asesinato, fueron ejecutados mediante pelotón de fusilamiento en cuatro cárceles de Taiwán esta noche.
Las ejecuciones se llevaron a cabo en medio de la indignación de la opinión pública tras el horrible asesinato de una niña de ocho años en Taipei la semana pasada.
La decisión de llevar a cabo estas ejecuciones huele a cálculo político de un gobierno que trata de ganar puntos calmando la ira popular y que hoy ha demostrado falta de liderazgo político.
William Nee, investigador de Amnistía Internacional
“La indignación de la opinión pública por el terrible asesinato de una niña inocente es totalmente comprensible, y los autores de este tipo de crímenes atroces deben ser llevados ante la justicia, pero la pena de muerte nunca es la respuesta”, ha dicho William Nee, investigador de Amnistía Internacional.
“La decisión de llevar a cabo estas ejecuciones huele a cálculo político de un gobierno que trata de ganar puntos calmando la ira popular y que hoy ha demostrado falta de liderazgo político.”
Los seis hombres ejecutados por pelotón de fusilamiento eran Cheng Chin-wen, Wang Hsiu-fang y Tsao Tien-shou, que murieron en una cárcel de Taipei; Wang Chun-chin, en una cárcel de Tainan; Wang Yu-lung, en una cárcel de Kaohsiung, y Huang Chu-wang, en Taichung.
Las ejecuciones en Taiwán están sumidas en el hermetismo, y rara vez se avisa con antelación a las familias o los abogados de las personas ejecutadas.
En 2014, Taiwán llevó a cabo cinco ejecuciones e impuso una nueva condena a muerte. Todos eran casos de asesinato.
Taiwán forma parte del reducido número de países –sólo 22– que llevaron a cabo ejecuciones en 2014, una cifra que hace 20 años ascendía a 41. En total son 140 los Estados que han abolido ya la pena de muerte en la ley o en la práctica.
“Las ejecuciones contradicen la afirmación del gobierno de que uno de sus objetivos a largo plazo es abolir la pena de muerte. El gobierno debe de dejar de utilizarlas como herramienta política y establecer su suspensión oficial como primer paso hacia dicha abolición.”
No hay ninguna prueba convincente de que la pena de muerte evite el delito más eficazmente que otro castigo. Un exhaustivo estudio llevado a cabo por la ONU sobre la relación entre la pena de muerte y los índices de homicidio concluyó que no había pruebas científicas de que las ejecuciones tengan mayor efecto disuasorio que la cadena perpetua.
Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, independientemente del carácter o las circunstancias del delito, la culpabilidad, inocencia u otras características de la persona condenada o el método utilizado por el Estado para ejecutarla. La pena de muerte viola el derecho a la vida proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y es la forma extrema de pena cruel, inhumana y degradante.