El sábado 7 de marzo se cumple el primer aniversario de la detención del periodista y activista de derechos humanos, Jayaprakash Sittampalam Tissainayagam, nacional de Sri Lanka. Lo recluyeron por escribir sobre los efectos de la guerra en ese país sobre la población civil.
Desde comienzos de 2006 se ha dado muerte ilegítimamente en Sri Lanka a no menos de 14 trabajadores de los medios de comunicación. A otros se los ha detenido de forma arbitraria, se los ha torturado o, según parece, han desaparecido mientras estaban bajo custodia de las fuerzas de seguridad. En los últimos seis meses, más de ocho periodistas han abandonado el país a causa de las amenazas de muerte.
En sus escritos, Tissainayagam ha sido un activo defensor de los derechos humanos de todos los civiles afectados por los combates en Sri Lanka, independientemente del grupo étnico con el que se los pudiera identificar.
Hace un año, Tissainayagam, conocido por su trabajo para el Sri Lankan Sunday Times y para la revista North Eastern, fue puesto bajo la custodia del Departamento de Investigación Terrorista, una de las unidades especializadas de la fuerza policial de Sri Lanka.
En un principio, la policía detuvo a Tissainayagam, que no es de etnia tamil, como sospechoso de tener vínculos con el grupo armado de oposición Tigres de Liberación de Eelam Tamil (TLET). Su arresto se produjo en el centro de detención del Departamento de Investigación Terrorista en la capital, Colombo, donde había acudido para interesarse por el impresor de la revista North Eastern, Vadivel Jasikaren, quien había sido detenido el día anterior junto con su esposa.
Pese a que la legislación de Sri Lanka lo exige, contra Tissainayagam no se dictó orden de detención ni se informó a la familia sobre su situación de privación de libertad.
Tissainayagam fue acusado formalmente con posterioridad de “auxiliar y secundar a una organización terrorista”. La única prueba sustancial en su contra son dos artículos sobre el conflicto de Sri Lanka y una confesión del periodista, que se cree fue obtenida bajo coacción.
Tissainayagam, a quien amigos y familiares también conocen como “Tissa”, estuvo inicialmente detenido sin cargos casi seis meses. Lo tuvieron recluido en una pequeña celda hacinado con otros 60 presos. La escasa luz en el lugar no le permitía leer ni escribir. Tampoco le permitían enviar ni recibir cartas.
Las condiciones de salubridad eran deficientes: sólo había letrina abierta, y las posibilidades de lavarse, irregulares. No le permitían ver a su familia ni a sus abogados en privado. Su esposa pudo visitarle, pero apenas podían verse a través de la espesa reja de metal que los separaba.
Amnistía Internacional considera que Tissainayagam es preso de conciencia y que está recluido por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión y realizar sus legítimas actividades como periodista. La organización pide su libertad inmediata e incondicional.
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Amnistía Internacional ha organizado en Londres una vigilia el viernes 6 de marzo para conmemorar el primer aniversario de Tissainayagam privado de libertad. El acto tendrá lugar en la Sri Lankan High Commission de 1 a 2pm.