Hola. Me llamo Abril y tengo 17 años, soy activista infantil y defensora de los derechos humanos de Argentina. Actualmente formo parte del grupo de Jóvenes de Amnistía Internacional Argentina. También soy voluntaria y parte del programa Jóvenes Agentes de Cambio de Ashoka Conosur, participo como asesora en el ministerio público del gobierno de la ciudad de Buenos Aires y soy creadora de contenidos para UNICEF y parte de su red juvenil La Juventud Opina.
Hoy, 10 de marzo de 2023, me encuentro en Ginebra, en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para conmemorar el Día Anual de los Derechos del Niño. Este año la atención se centra en nuestros derechos en el entorno digital. Es importante que se escuchen las voces y las experiencias de los niños y los jóvenes y que se nos incluya en los debates sobre nuestros derechos.
Por eso hoy, en la sala del Consejo de Derechos Humanos, he aprovechado el turno de palabra de Amnistía Internacional para hablar directamente con los responsables de la toma de decisiones y compartir mis experiencias y preocupaciones.
Me apasionan los derechos digitales de los niños, niñas, adolescentes y los jóvenes, especialmente mantenernos seguros en Internet y proteger nuestra salud y bienestar en el entorno digital.
Mi esperanza para el futuro es que los activistas infantiles y juveniles como yo seamos considerados agentes de cambio y se nos incluya en espacios como este, y que los gobiernos y las empresas se comprometan a hacer del entorno digital un espacio seguro y saludable para nosotros.
Lee mi declaración completa:
Mi nombre es Abril, tengo 17 años, nací en Argentina y soy defensora de los derechos humanos y la participación infanto juvenil.
Cuando me invitaron a hablar sobre los derechos de los niños, niñas y adolescentes en los entornos digitales me pregunté, ¿qué es lo que buscamos las niñeces encontrar en los entornos digitales? Buscamos encontrar un espacio seguro, confiable en donde se respeten nuestros derechos.
Y pensé ¿con qué nos encontramos realmente?
En ese momento me topé con dos situaciones muy desiguales entre sí:
Por un lado, hay muchos niños que ni siquiera tienen acceso a los entornos digitales, ya sea como resultado de la pobreza o como resultado de la falta de infraestructura de sus países.
Por otro lado, quienes sí podemos acceder sufrimos los riesgos de padecer situaciones no deseadas como lo son la violencia online, el acoso cibernético, los estereotipos de género en las redes, o la exposición de nuestros datos e información personal.
Quienes forman parte de los procesos de creación y configuración de tecnologías hoy no tienen presente el impacto que tienen y van a tener sobre nuestros derechos.
¿Qué pasa con la privacidad y la seguridad de una niña que completa un formulario online sin saber para qué sus datos van a ser utilizados?
¿Qué pasa con el bienestar de un niño que antes de irse a dormir recibe mensajes discriminatorios por Instagram sobre su identidad de género?
¿Qué pasa con la salud mental de una niña que se mira al espejo y compara su cuerpo con los de los challenge que ve en tik tok?
Como joven activista de Amnistía Internacional, considero entonces que nuestra participación es esencial en el diseño y regulación de los espacios digitales. La única manera de que sean seguros y efectivos para los niños es crearlos y definirlos en conjunto, los adultos tienen la obligación de escuchar nuestras ideas e incorporarlas en los procesos de toma de decisiones.
Las realidades de todos los niños y niñas deben ser tomadas en cuenta. El momento para actuar, ES AHORA, no solo para, sino con nosotros al centro. Tenemos mucho para decir y queremos ser parte de la creación de un mundo digital más justo y seguro para todos.