Entre diciembre de 2019 y marzo de 2020, las fuerzas gubernamentales sirias, apoyadas por Rusia, sometieron a civiles y bienes de carácter civil, como viviendas, escuelas y hospitales en la gobernación de Idlib, en el oeste de la gobernación de Alepo y en el noroeste de la gobernación de Hama, a una aterradora ola de ataques lanzados por tierra y aire. Dichos ataques mataron e hirieron a decenas de civiles, destruyeron y dañaron infraestructuras civiles vitales y provocaron el desplazamiento de casi un millón de personas. Más del 80% de las personas desplazadas son mujeres, niños y niñas; muchos de los hombres que quedan son de edad avanzada, personas con discapacidad y miembros de otros grupos en riesgo.
Estas personas —la mayoría de las cuales se habían visto desplazadas ya en repetidas ocasiones— se vieron obligadas a huir a pueblos y localidades, sobre todo cerca de la frontera con Turquía. Actualmente viven en condiciones terribles, sufren escasez de alimentos, agua potable y asistencia médica.
El 10 de julio expira la Resolución 2504 del Consejo de Seguridad de la ONU, que autoriza la ayuda transfronteriza para las personas en el noroeste de Siria. El Consejo de Seguridad debe renovar la ayuda transfronteriza para mantener la capacidad de la ONU de seguir proporcionando ayuda humanitaria básica a través de la frontera. Todas y todos debemos actuar para garantizar que en el noroeste de Siria la población civil sigue recibiendo ayuda humanitaria a través de la frontera turca.
Tuit
Una bomba pequeña [de las esparcidas por la bomba de racimo] explotó a mis pies […]. El dolor era insoportable […]. Delante de mí caminaban dos alumnas. Una murió al instante, y la otra sobrevivió de milagro.
Profesora herida en un ataque contra una escuela en la ciudad de Idlib
Comparte este video (en inglés)
>br /%lt;CRÍMENES DE GUERRA Y OTRAS VIOLACIONES DE DERECHOS HUMANOS





DESPLAZAMIENTO Y CRISIS HUMANITARIA
Los ataques contra zonas residenciales e infraestructuras civiles obligaron a casi un millón de personas a huir de sus casas. Las familias se agruparon en campos para personas desplazadas que estaban ya desbordados y en escuelas, centros deportivos y otros edificios públicos abandonados, que se convirtieron en refugios temporales. También hubo numerosas familias que optaron por quedarse en edificios en construcción. Y muchas no podían encontrar nuevas fuentes de ingresos y sobrevivían a duras penas con la ayuda alimentaria y económica que recibían de las organizaciones humanitarias.
El acceso a la atención de la salud se ha visto afectado por el impacto de los ataques contra instalaciones médicas, así como por los recursos médicos limitados. Numerosas escuelas en los campos han tenido que cerrar por falta de financiación, por lo que los niños y niñas se han quedado sin educación y han tenido que realizar trabajos peligrosos para ayudar a sus familias.
Vivir en una tienda es muy duro. Es muy difícil, especialmente con niños […]. Cuando duermo, pongo a mi bebé entre las piernas para mantenerlo caliente.
Padre desplazado, cuatro hijos
No hay un lugar para ducharse. La gente se asea en su tienda. Algunas familias visitan a familiares que tienen casa y se duchan allí.
Padre de seis hijos, vive en un refugio para personas desplazadas
Mensaje de Idlib para el mundo: Seguimos aquí
Artículo de blog de Mohammad Yusra, cooperante sirio y uno de los tres millones de civiles que actualmente viven en la provincia de Idlib, atrapadas entre las fuerzas progubernamentales y la frontera cerrada de Turquía.