MARRUECOS: NO CIERREN LOS OJOS ANTE LA TORTURA

“No, hijo, te diste un golpe en la cabeza contra la pared”.

Las palabras del fiscal dejaron a Youssef desconcertado cuando, con la cara aún hinchada y llena de sangre, compareció ante el tribunal. Haciendo acopio de valor, el joven, activista pertinaz, de 26 años y en paro, acababa de dar el nombre de los tres policías a los que acusaba de haberlo esposado, vendado los ojos y golpeado.  Sin embargo, el tribunal hizo caso omiso de ello y le dijo que se había causado las lesiones él mismo. No se abrió ninguna investigación ni se llamó a ningún médico para que lo examinara. En vez de ello, lo enviaron ocho meses a prisión, junto con su hermano menor, Karim, quien también aseguraba haber sido golpeado.

Centenares de personas, entre las que hay hombres, mujeres y menores de edad, denuncian tortura en Marruecos y el Sáhara Occidental. Pero sus palabras caen en oídos sordos. Raras veces se llevan a cabo investigaciones sobre la tortura, y apenas se ha condenado nunca a ningún torturador.

Sin embargo, este año Marruecos va a reformar su sistema de justicia. Es la mayor oportunidad del país.

Un agente vestido de civil me golpeó [con el puño] entre los ojos. Luego llegaron los demás y me pisotearon en la vejiga, hasta que me oriné. Me golpearon hasta que me desmayé.

Abderrazak, activista estudiantil

En prisión por denunciar tortura

Wafae Charaf, de 27 años, estudia Derecho y es de Tánger, en el norte de Marruecos. Comprometida activista política, en abril de 2014 ayudó a coordinar una manifestación de trabajadores en su ciudad. En el curso de ella, habló en público. Cuenta que, al terminar la manifestación, dos hombres la introdujeron por la fuerza en un automóvil, le vendaron los ojos y la golpearon. Dice que la amenazaron con más violencia si no renunciaba a su activismo.

Días después, a unas cuatro horas de viaje por carretera de allí bajando por la costa, en la ciudad de Casablanca, Oussama Housne, de 22 años, también asistió a una manifestación. También él afirma que lo secuestraron cuando se marchaba ya. Al cabo de unos días el joven activista explicó en un vídeo publicado en Internet que unos desconocidos se lo habían llevado de allí y le habían causado quemaduras con una barra de metal caliente y violado con los dedos. 

Ahora, Wafae y Oussama están en la cárcel. ¿Por qué?

Los dos hablaron abiertamente de su tortura. Ambos fueron detenidos en seguida y declarados culpables de “denunciar falsamente” tortura y calumniar a la policía marroquí. Sin embargo, ninguno de los dos había acusado a la policía en sus denuncias.

Wafae cumple dos años de prisión, y Oussama, tres. Los dos son aplicados estudiantes: Wafae pasa sus días en prisión leyendo para conseguir su licenciatura en Derecho, y Oussama estudia para acabar el bachillerato. Pero no ha sido fácil: cada uno por cuenta, ambos se declararon en huelga de hambre cuando les impidieron estudiar en prisión. Oussama está solo; sus padres no tienen medios para para ir a verlo más que una vez al mes. Pero saber que tiene el apoyo de activistas de todo el mundo en su búsqueda de justicia le da esperanza.

Me siento muy orgulloso de la adopción [por parte de Amnistía] del caso de Wafae y el mío, así como de los de todas las víctimas de tortura.

Oussama Housne

El mensaje que trasmite en Marruecos la suerte que corrieron Wafae y Oussama es estremecedor: quienquiera que sufra tortura y lo denuncie, acabará en la cárcel. Sin embargo, sólo es posible erradicar la tortura si quienes sobreviven a ella pueden denunciarla y reclamar justicia sin riesgos.

La injusticia es devastador. Pero todavía peor es sentirse abandonado, olvidado. Doy gracias a Dios, porque ese no es mi caso. Pero les insto a pensar en todos los que se encuentran en esa situación.

Ali Aarrass, superviviente de tortura

Marruecos se encuentra en una encrucijada

El mismo rey Mohamed VI ha declarado que no se va a tolerar la tortura. Sin embargo, en los hospitales y en los juzgados de Marruecos es habitual hacer caso omiso de los indicios de tortura.

Mohamed, activista de 24 años, fue torturado tras asistir a una manifestación en la ciudad de El Aaiún. Lo colgaron en la postura del “pollo asado” (de las manos y con las piernas entre los brazos) y le introdujeron un trapo empapado en orines y lejía en la boca. Pero el tribunal hizo caso omiso de lo que contaba.

El juez dijo: ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué quieres, que vaya contigo a pegarles [a los agentes de policía]?'”

Mohamed, superviviente de tortura

Un sistema de justicia deficiente dicta sentencias condenatorias basándose en “confesiones” hechas bajo tortura. Y los torturadores salen impunes. Es hora de que, con la reforma del sistema de justicia que se va a llevar a cabo en Marruecos, se ponga ya fin a la tortura de una vez por todas. 

MÉDICO
Tiene ojos y no ve
JUEZ
Tiene oídos y no oye
POLICÍA
Tiene boca y no habla