Llevas horas colgado del techo.
Tus músculos se desgarran de dolor. Las descargas eléctricas te producen convulsiones. Te obligan a tragar agua. Crees que te ahogas. Te violan. Simulan que te ejecutan. Lo que sea para que te derrumbes. Para que te sometas. Para que firmes una confesión o les des información. Estás fuera de la circulación, donde nadie puede verte. Crees que te han olvidado, que nadie está contigo.
EN TODO EL MUNDO, LOS ESTADOS TORTURAN A PERSONAS COMO TÚ.
Construiremos una poderosa barrera entre los torturadores y las víctimas.
¿Cómo? Insistiendo en que los abogados estén presentes durante los interrogatorios, en que haya médicos que puedan examinar a las personas detenidas, en que las confesiones obtenidas mediante tortura no puedan emplearse como prueba en los tribunales, en que a las personas detenidas se les permita ver a sus familias, e insistiendo en que todo presunto responsable de tortura sea puesto a disposición judicial.
Nos introduciremos en los sistemas que no protegen a la gente.
Tenía miedo y no pensaba denunciarlo. Pero no estoy dispuesta a aceptarlo.
Claudia Medina, sobreviviente de tortura en México
Empieza aquí, empieza ya: Stop tortura
En países como Filipinas y México, la tortura es una práctica generalizada y habitual en las comisarías de policía. En Marruecos y Sáhara Occidental y Uzbekistán, los tribunales a menudo se basan en confesiones que las personas acusadas han hecho mientras las torturaban. Y en Nigeria, las palizas y los simulacros de ejecución son sólo algunos de los métodos de tortura a los que las personas deben enfrentarse cuando están detenidas.
No podemos acabar con la tortura sin tu ayuda. Necesitamos que te unas a nosotros y te interpongas tú también entre los torturadores y sus víctimas.
El dolor de la tortura es insoportable. Nunca pensé que viviría hasta el día de hoy.
Detenido cuando tenía 16 años, Moses Akatugba está en espera de ejecución en Nigeria. Tras ser torturado, confesó haber cometido un robo.