Estados Unidos: La muerte de un adolescente suscita mayor preocupación por la seguridad de las armas Taser

La muerte de un adolescente de 15 años en Michigan tras sufrir las descargas de un arma Taser demuestra que existe la necesidad imperiosa de realizar nuevos ensayos sobre la seguridad de las armas de electrochoque, manifestó Amnistía Internacional hoy, 23 de marzo de 2009.

“Este caso viene a demostrar una vez más que la policía utiliza armas Taser en situaciones que aparentemente no entrañan peligro para la vida humana –manifestó Angela Wright, investigadora de Amnistía Internacional sobre Estados Unidos–. Aunque no disponemos de toda la información acerca de lo ocurrido, tiene que haber formas de contener a un adolescente desarmado que no se basen en las armas de electrochoque.”

Según la información recabada por Amnistía Internacional, es la segunda vez que un menor de edad muere este año en Estados Unidos tras recibir descargas de un arma Taser. El número total de muertes por el uso de estas armas en Estados Unidos se eleva a 351 desde junio de 2001.

“Las armas Taser no son tan seguras como las describen –afirmó Angela Wright–. Es preciso que se lleve a cabo una investigación completa sobre sus carencias en materia de seguridad antes de que más personas sufran las consecuencias de su uso indebido.”

Aunque hay pocos datos disponibles, la policía afirmó en un comunicado de prensa que el adolescente, de quien no han facilitado el nombre, fue alcanzado por el arma Taser cuando “intentaba enfrentarse” a los agentes de Bay City que habían acudido en respuesta a los informes sobre una discusión entre dos hombres en un apartamento. Según informes, el estado de salud del muchacho sufrió graves alteraciones inmediatamente después de las descargas y en el hospital se declaró su muerte.

En diciembre de 2008, Amnistía Internacional publicó un informe sobre los problemas ligados al uso de armas paralizantes en las actividades destinadas a hacer cumplir la ley. En el estudio se citaban datos médicos que parecían indicar que el uso de estas armas puede desencadenar una reacción letal en personas cuyo estado de salud ya está afectado por agotamiento, mala salud o el uso de drogas. También se citaban casos de personas aparentemente sanas que habían muerto tras recibir las descargas de un arma Taser.

En enero de 2009, un muchacho de 17 años que iba desarmado murió en Virginia cuando la policía, atendiendo a un incidente callejero de poca gravedad, lo atacó con un arma Taser en su apartamento. En marzo de 2008, Darryl Turner, también de 17 años, murió como consecuencia del uso policial de un arma Taser tras una discusión en el establecimiento en el que trabajaba en Carolina del Norte. En una grabación de vídeo se veía cómo un agente disparaba los dardos de un arma Taser contra el pecho de Turner mientras el adolescente estaba de pie con los brazos a los lados del cuerpo. Según el forense, la causa de la muerte fue una alteración fatal del ritmo cardíaco debido a la tensión y a las descargas del arma Taser. Es uno de los 50 casos de muerte en todo el país en que los médicos forenses han establecido que un arma Taser fue la causa o un factor contribuyente.

“Resulta alarmante que se hayan producido muertes como consecuencia de un grado innecesario de fuerza policial o de armas que no se han sometido a ensayos o controles rigurosos” manifestó Angela Wright.

Amnistía Internacional pide a los departamentos estadounidenses encargados de hacer cumplir la ley que pongan fin al uso de armas Taser en espera de que se realicen más estudios sobre su seguridad, o que limiten estrictamente su uso a situaciones en que sea necesario para proteger la vida y evitar el uso de armas de fuego por parte de la policía.