El 29 de noviembre de 1999, Nery Rodenas Paredes, director de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), recibió una llamada telefónica en la que le decían que iba a morir. Amnistía Internacional siente honda preocupación por su seguridad y por la de cuantos participaron en el informe del Proyecto Diocesano de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI), llevado a cabo por la iglesia guatemalteca en 1998. La organización siente asimismo preocupación por la seguridad de cuantos participan en la investigación sobre el asesinato del obispo Juan José Gerardi.