Miles de desplazados en peligro por la operación de limpieza de Mogadiscio

A lo largo de dos decenios de violencia, sequía y hambre, cientos de miles de personas han ido llegando a la capital de Somalia, Mogadiscio, donde muchas viven en refugios improvisados. Dado que ha remitido el estado de guerra abierta y ya existe un gobierno central, seguramente pensaban que su vida mejoraría.Pero no es así. En los últimos meses, las fuerzas gubernamentales y otros grupos armados se han dedicado a expulsar a los desplazados internos de sus asentamientos improvisados, en ocasiones recurriendo a la violencia, sin ofrecerles un lugar alternativo adonde ir.Para Mohamed, la pesadilla comenzó en agosto de este año, cuando las fuerzas armadas llegaron al campo donde estaba alojado y comunicaron a los residentes que debían marcharse en el plazo de tres días. ¿Por qué? Les contaron que las autoridades tenían planes de desarrollo para la ciudad. La situación degeneró rápidamente cuando algunos de los residentes empezaron a lanzar piedras y los soldados respondieron con fuego real.“Fue un caos total. Me dijeron que mi hijo Hassan, de ocho años, había sido alcanzado por una bala perdida cuando jugaba en el interior de nuestro refugio. Fui al momento, pero ya había muerto” explicó Mohamed a Amnistía Internacional.Nunca se investigó su muerte, y Mohamed y su familia se mudaron al corredor de Afgooye, una zona insegura al noroeste del centro urbano de Mogadiscio.Las Naciones Unidas calculan que, del millón largo de desplazados internos que hay en Somalia, alrededor de 369.000 viven en Mogadiscio. Sólo desde principios de año, unas 42.000 personas se han desplazado internamente en Somalia.La mayoría, como Mohamed, lo hacen huyendo de una sequía periódica y un conflicto de varios decenios.  Muchos están demasiado asustados para volver a su casa en las zonas controladas por Al Shabab, grupo armado de oposición islamista cuya interpretación estricta de la ley islámica (sharia) y la severidad de sus castigos siembran el miedo entre la población local.Historia de dos ciudadesLas autoridades somalíes afirman que el desalojo de terrenos en Mogadiscio obedece a un intento de reconstruir y desarrollar la capital tras más de 20 años de conflicto.Pero no reconocen que la mayoría de las personas a las que están obligando a marcharse de esos terrenos públicos y privados no tienen un lugar seguro adonde ir.El 14 de agosto, miembros de las fuerzas de seguridad dispararon contra los residentes de un gran asentamiento en el distrito de Hodan, en el centro de Mogadiscio, en respuesta a sus protestas por su desalojo: mataron un niño de ocho años y a una mujer que tenía nueve hijos, e hirieron a varios residentes más. Según contaron varios residentes a Amnistía Internacional, el ejército regresó con refuerzos al campo tres días después y, sin previo aviso, emprendió la demolición de los refugios con excavadoras.Fatima, de 60 años, estaba en su puesto de trabajo en el mercado local cuando las máquinas derribaron su casa.“Era por la mañana temprano, sobre las ocho, cuando mis hijos me llamaron para avisarme de que habían destruido nuestro refugio y que se habían quedado en la calle. Cuando llegué, no quedaba nada. Había unos cuatro hombre armados aún por allí, pero todo lo demás había sido demolido. Me senté en el suelo. No sabía qué hacer. Lo he perdido casi todo. He construido un refugio provisional en la misma zona. No sé qué hacer, no tengo adonde ir”, dijo.

Otra mujer contó a Amnistía Internacional que, después de llevar viviendo en Mogadiscio desde 1992, el 17 de agosto la obligaron a abandonar su casa y ahora ella y sus siete hijos duermen en las cocinas de un centro de alimentación en desuso en el distrito de Tarabunka, en la capital. No pueden quedarse allí, pero no tienen adonde ir.Sobrevivir a duras penasDesde enero, el gobierno somalí viene planificando el reasentamiento de los desplazados internos de toda Mogadiscio en un lugar situado en Daynille, al norte de la ciudad. Según las autoridades, la razón para ello es el desarrollo de la capital, y el reasentamiento es el primer paso para devolver a estas personas a sus lugares de origen.Pero Daynille es un lugar muy inseguro y con escaso control gubernamental, hasta el punto de que por la noche es zona vedada para la policía.Desde enero, miles de somalíes desplazados han sido trasladados, pero la inseguridad reinante en Daynille ha supuesto la paralización de los planes de reasentamiento, y muchos se han mudado al corredor de Afgooye. También allí el control gubernamental es escaso, está activo el grupo Al Shabab y existe la preocupación de que otros grupos armados se conviertan en fuente de mayor inseguridad para los desplazados internos que viven en la zona.Se piensa que ya se han trasladado al corredor de Afgooye hasta un total de 20.000 personas, y cada día llegan muchas más, obligadas a abandonar sus asentamientos en Mogadiscio.Las condiciones de vida en los nuevos campos son igualmente precarias.En las afueras del campo de Masla-ha, los residentes mostraron a Amnistía Internacional tumbas recientes, al parecer pertenecientes a dos niños de cuatro años que habían muerto de diarrea días antes.