Existe tortura cuando una persona actuando a título oficial inflige dolor o sufrimiento mental o físico grave a otra persona con un fin específico. En unos casos, las autoridades torturan a una persona para que confiese un delito, o para obtener información de ella. En otros, la tortura se utiliza simplemente como castigo que difunda el miedo en la sociedad.

Los métodos de tortura varían. Pueden ser de carácter físico, como palizas y descargas eléctricas. Pueden ser de índole sexual, como la violación o la humillación sexual. O pueden ser de carácter psicológico, como la privación de sueño o la reclusión prolongada en régimen de aislamiento.

En virtud del derecho internacional, la tortura y otras formas de malos tratos son siempre ilegales. Están prohibidas internacionalmente desde hace decenios. Por poner sólo un par de ejemplos, 172 países se han adherido al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que prohíbe la tortura y otras formas de malos tratos, y 165 países son Parte en la Convención de la ONU contra la Tortura por cuya creación Amnistía Internacional hizo campaña intensamente.

Pero muchos Estados no tipifican la tortura como delito específico en su legislación nacional, y gobiernos de todo el mundo siguen desafiando el derecho internacional al torturar a personas. Entre enero de 2009 y mayo de 2013, Amnistía Internacional recibió informes de tortura en 141 países, de todas las regiones del mundo.

La tortura no puede justificarse en ningún caso. Es un acto de barbarie, inhumano, que sustituye el Estado de derecho por el terror. Cuando los gobiernos permiten su uso, nadie está a salvo.

Casos de tortura de gran resonancia, como el programa de detención secreta de la CIA en todo el mundo, han dado pie a la idea equivocada pero generalizada de que la tortura se circunscribe generalmente a asuntos relativos a la seguridad nacional y la lucha antiterrorista.

Pero la investigación de Amnistía indica que se puede torturar a cualquier persona: pequeños delincuentes, personas pertenecientes a minorías étnicas, manifestantes, activistas estudiantiles y personas que simplemente estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Con gran frecuencia son personas pobres y marginadas las que son golpeadas, humilladas o violadas por la policía y otros funcionarios cuando no hay nadie que las proteja o que oiga sus peticiones de ayuda.

Tortura de manifestantes en Egipto

Durante el levantamiento de 2011 en Egipto, las fuerzas de seguridad utilizaron la tortura como arma contra las personas que se manifestaban. Para un grupo de 18 mujeres manifestantes detenidas, adoptó la forma de registros corporales sin ropa y “pruebas de virginidad” a las que obligaron a someterse a estas mujer tras el desalojo violento de la plaza Tahrir por efectivos del ejército el 9 de marzo de 2011. De las 18 mujeres, 17 también fueron golpeadas, punzadas con porras eléctricas y amenazadas con cargos de prostitución.

Amnistía cree que someter a las mujeres a procedimientos tan degradantes como las “pruebas de virginidad” constituye realmente tortura.

En enero de 2014, Mahmoud Hussein, que entonces tenía 18 años, fue detenido por llevar una camiseta con la consigna “Nación sin Tortura”. Pasó más de dos años en la cárcel.

Las autoridades aprobaron una nueva legislación antiterrorista que ha erosionado aún más las escasas salvaguardias existentes contra la tortura y otros malos tratos, al tiempo que esta práctica sigue siendo endémica.

¿Qué hace Amnistía para luchar contra la tortura?

En muchos casos, la tortura se lleva a cabo en secreto, ya sea en calabozos policiales, salas de interrogatorio o prisiones. Amnistía Internacional lleva más de 50 años documentando la tortura, denunciando a quienes la perpetran y ayudando a las víctimas a que se haga justicia.

Sensibilizamos a la gente sobre sus derechos y nos aseguramos de que los gobiernos que torturan no puedan salirse indemnes.

Hacemos campaña por la adopción y aplicación de medidas para proteger a las personas de la tortura y poner a los responsables a disposición de la justicia. Algunas de estas medidas son: controles independientes de los centros de detención, supervisión de interrogatorios, acceso sin demora a abogados y tribunales, visitas y comunicación con familiares, e investigaciones exhaustivas y efectivas sobre las denuncias de tortura.

Y luchamos para que se haga justicia a las víctimas de tortura.

Como Moses Akatugba, que pasó 10 años en espera de ejecución en Nigeria tras ser declarado culpable de robar tres teléfonos móviles. Agentes de policía torturaron a Moses para obligarlo a confesar, usando tenazas para arrancarles uñas de manos y pies.

En el marco de la campaña “Stop Tortura” de Amnistía, más de 800.000 personas de todo el mundo escribieron al gobernador del estado de Delta, Emmanuel Uduaghan, pidiéndole que pusiera en libertad a Moses.

Moses Akatugba

Moses tenía un mensaje para todas las personas que emprendieron acciones en su favor:

“No conocía a los activistas, no los había visto antes, pero pedí ayuda y respondieron masivamente para salvarme. No sabía que la gente sigue teniendo un amor tan grande por su prójimo.”

Los instrumentos de tortura

Nadie debe aprovecharse del dolor.

Pero desde porras con púas hasta chalecos para aplicar descargas eléctricas, esposas para pulgares y grilletes, se sigue comerciando con “instrumentos de tortura” en todo el mundo. Las empresas también siguen vendiendo material ordinario para hacer cumplir la ley, como esposas normales, porras y pulverizadores de pimienta, a fuerzas de seguridad que lo usan indebidamente en actos de tortura.

En 2006, años de campaña de Amnistía Internacional y la Fundación de Investigación Omega condujeron a la adopción por la Unión Europea de la primera regulación jurídicamente vinculante del mundo para controlar el comercio de “instrumentos de tortura”.

Ahora hacemos campaña por una regulación internacional equiparable que prohíba la fabricación y venta de material abusivo y regule el comercio de artículos que puedan utilizarse indebidamente. Es hora de que la comunidad internacional tome medidas para controlar este comercio vergonzoso.

Caso práctico: Prisión de Saydnaya

atroces torturas dentro de la prisión militar de Saydnaya, en Siria. Personas que habían estado detenidas contaron que estuvieron en celdas sucias y abarrotadas, sin acceso a aire fresco, luz natural o ventilación, y fueron torturadas desde el momento de su arresto. Escasas sobras de comida se arrojan al suelo de las celdas, cubierto de sangre de las heridas de los presos.

Muchos de los presos dijeron que habían sido violados u obligados a violar a otros reclusos. La tortura y otros malos tratos, incluidas palizas, se emplean habitualmente como una forma de castigo y de degradación, y a menudo causan lesiones permanentes, incapacidad e incluso la muerte. Se usan también para obtener confesiones falsas, que después se utilizan como “pruebas” para imponer condenas a muerte.

Miles de personas han muerto en la prisión militar de Saydnaya. Muchas fueron ahorcadas en ejecuciones en masa secretas; otras han muerto de enfermedades o inanición o han sido torturadas hasta la muerte. La investigación de Amnistía ayudó a arrojar luz sobre los horrores que tienen lugar detrás de los herméticos muros de Saydnaya.Explore Saydnaya

Métodos de tortura

Cuando pensamos en la tortura y otras formas de malos tratos, a menudo pensamos en cosas como posturas en tensión, descargas eléctricas y simulacros de ahogamiento, y es cierto que esos actos de barbarie ocurren de forma habitual en muchos países.

Pero esos abusos pueden incluir también cosas como condiciones penitenciarias inhumanas, reclusión en régimen de aislamiento y negación de tratamiento médico.

Caso práctico: Australia tortura a personas refugiadas y solicitantes de asilo

Desde 2015, el gobierno australiano traslada por la fuerza a campos de Papúa Nueva Guinea y Nauru a personas refugiadas y solicitantes de asilo que llegan a Australia por mar.

En estos lugares remotos, las personas refugiadas y solicitantes de asilo viven en condiciones punitivas, sin posibilidad alguna de buscar libertad y protección. En algunos casos, la hostilidad de la población local da lugar a violentos ataques físicos o sexuales, y a las personas refugiadas se les niega el acceso a atención de la salud adecuada. Las personas refugiadas y solicitantes de asilo sufren índices elevados de enfermedades mentales y autolesiones, a los que contribuye en gran medida la incertidumbre. Ha habido 12 muertes en Manus y Nauru desde la implantación de estas políticas crueles.

El “sistema de tramitación extraterritorial” de Australia es constitutivo de tortura y otros malos tratos debido a los graves daños mentales y físicos que causa, y porque está concebido deliberadamente para hacer daño con el fin de disuadir a otras personas de viajar a Australia.

¿Por qué torturan los gobiernos?

En muchos casos, los gobiernos utilizan la seguridad nacional como pretexto para infligir tortura. En Camerún, por ejemplo, Amnistía ha documentado cómo las fuerzas de seguridad han creado cámaras de tortura secretas para las personas acusadas, a menudo sin ninguna prueba, de ser miembros del grupo armado Boko Haram.

Fatima (nombre ficticio) contó a Amnistía Internacional que estuvo recluida en régimen de incomunicación en una base militar durante nueve meses. La golpearon son diversos objetos, entre ellos bastones de madera y la parte plana de un machete.

“En la base de Kousseri, estuve recluida en una celda con dos mujeres”, dijo. “[Los soldados] me golpearon durante tres días por todo el cuerpo, sobre todo en las plantas de los pies, con toda clase de objetos, para obligarme a admitir cosas de las que yo no sabía nada. Al final del tercer día, las plantas de los pies estaban a punto de estallar.”

Tortura y guerra “contra el terror”

El centro de detención de la bahía de Guantánamo fue establecido por Estados Unidos en enero de 2002 y se ha convertido en símbolo de los graves abusos contra los derechos humanos perpetrados por el gobierno de Estados Unidos en nombre de la lucha contra el terrorismo. Cientos de personas han estado recluidas durante años sin cargos y han sufrido tortura (o lo que Estados Unidos llama “técnicas de interrogatorio mejoradas”).

Personas que estuvieron detenidas han contado que las sometieron a simulacros de ahogamiento, privación de sueño, música constante a un volumen ensordecedor y temperaturas muy bajas o posturas en tensión. Amnistía Internacional ha hecho campaña por todas las personas detenidas en Guantánamo para que sean puestas en libertad de forma inmediata o se las acuse de un delito reconocible. Un total de 40 personas continúan detenidas en Guantánamo.

Se sabe también que la CIA ha dirigido instalaciones de detención secreta o “lugares negros” en numerosos emplazamientos en todo el mundo. Un informe del Comité de Inteligencia del Senado estadounidense describió cómo un preso estuvo esposado durante 22 horas al día, en dos días consecutivos, a una barra elevada, lo cual no le permitía bajar los brazos. También lo obligaron a llevar puesto un pañal.

Amnistía Internacional ha trabajado sin descanso para denunciar la complicidad de algunos países en el programa de detención secreta y entregas de Estados Unidos. En el último decenio, ha intervenido en acciones judiciales emprendidas por dos detenidos de Guantánamo,

¿Por qué abolir la tortura?

El uso de la tortura y otros malos tratos destruye a las personas, corroe el Estado de derecho, menoscaba el sistema de justicia penal y erosiona la confianza de la población en las instituciones públicas y el Estado al que representan.

Causa a las víctimas dolor y sufrimiento grave que continúa mucho después de cesar los actos de tortura.

Y no funciona.

Por qué la tortura no funciona

Un mito extendido en relación con la tortura es que a veces es la única manera de obtener información que puede salvar vidas.

Los Estados disponen de una enorme variedad de maneras de reunir información sobre delitos —tanto pasados como proyectados— sin perder su humanidad. La tortura es un instrumento primitivo y contundente para obtener información.

La tortura se usa de forma sistemática en todo el mundo para obtener confesiones. La información obtenida de este modo no es fiable porque una persona dirá cualquier cosa bajo tortura sólo para que el dolor cese. Dirá lo que sus torturadores quieren oír.

En agosto de 2012, soldados de la marina mexicana irrumpieron en la casa de Claudia Medina y se la llevaron a una base local de la marina donde le aplicaron descargas eléctricas, la envolvieron en plástico y la obligaron a inhalar una salsa picante.

La obligaron a firmar una confesión que ni siquiera había leído. “Si no me hubieran torturado, no habría firmado la declaración”, dijo Claudia.

Con arreglo al derecho internacional, las confesiones obtenidas mediante tortura no son admisibles como prueba.

En términos jurídicos, la prohibición absoluta de la tortura y otros malos tratos no admite excepciones, lo cual significa que su cumplimiento no se puede relajar ni siquiera en situaciones de emergencia.

Reparación para las víctimas de tortura

Las víctimas de tortura hacen frente a una serie de consecuencias devastadoras a largo plazo. El dolor físico y psicológico que se les inflige puede dar lugar a dolor crónico e incapacidad, trastorno de estrés post-traumático y depresión. Por eso es tan importante que las personas que han sufrido tortura tengan acceso a reparación, y que quienes las torturaron respondan ante la justicia.

La reparación puede incluir atención médica, asesoramiento, indemnización monetaria, rehabilitación y reintegración en la sociedad.

Amnistía Internacional ayuda desde hace años a supervivientes de tortura a obtener justicia. Personas como Ángel Colón, que fue liberado en octubre de 2014, casi seis años después de ser torturado y encarcelado injustamente en México. Más de 20.000 simpatizantes de Amnistía exigieron su liberación. Ángel dijo: “Mi mensaje a todas las personas que me están mostrando su solidaridad y que están en contra de la tortura y la discriminación es que no bajen la guardia. Se está abriendo un nuevo horizonte”.


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