Un ex general que dirigía un centro de detención durante la dictadura militar argentina ha sido condenado a cadena perpetua por cometer violaciones de derechos humanos.
Santiago Omar Riveros fue comandante de la tristemente célebre prisión de Campo de Mayo, próxima a Buenos Aires, en la que durante la dictadura (1976-1983) se mantuvo retenidos a aproximadamente 5.000 presos.
El jueves 13 de agosto, Santiago Omar Riveros fue declarado culpable de torturar y matar a golpes a Floreal Avellaneda, un muchacho de 15 años de edad, y de secuestrar a su madre, Iris.
Los dos fueron secuestrados al mes de que se produjera el golpe militar de 1976, al objeto de averiguar el paradero del padre de Floreal Avellaneda, homónimo, dirigente sindical afiliado al Partido Comunista.
Iris quedó en libertad tras casi tres años de reclusión y tortura. El cuerpo de su hijo fue hallado en la costa uruguaya, hasta donde lo había arrastrado el mar, atado de pies y manos y con signos de haber sido golpeado.
“Esta condena supone un importante logro en la lucha por que se haga justicia a las víctimas de la ‘guerra sucia’ de Argentina y en la batalla contra la impunidad de que gozan muchos de los responsables”, ha declarado Javier Zúñiga, asesor especial de Amnistía Internacional.
El padre del adolescente manifestó su satisfacción por la sentencia, pero pidió que Santiago Omar Riveros no sea indultado. “Debe cumplir la pena en una prisión ordinaria. Incluso si muere en prisión, nunca sufrirá lo que hemos sufrido nosotros”, ha declarado.
El ex general, que tiene ahora 86 años, está acusado de cometer más de 40 crímenes de lesa humanidad contra víctimas a las que en la época se consideró presuntos desaparecidos. Durante los años del régimen militar, encabezado por el general Leopoldo Galtieri, alrededor de 30.000 personas desaparecieron a manos de las fuerzas de seguridad y sigue sin saberse nada de ellas.