Jamaica: “Let them kill each other” – Public Security in Jamaica’s inner cities. Datos y cifras

Homicidios

Jamaica cuenta con uno de los índices de homicidios y muertes a manos de la policía más elevados del continente americano.

En 2007, en torno a 1.500 personas fueron víctimas de asesinato y la policía dio muerte a 272, una cifra sin precedentes que supone más del 15 por ciento del número total de homicidios registrados ese año (Policía de Jamaica).

En 2006, 1.355 personas fueron víctimas de asesinato y 229 murieron a manos de la policía (Oficina del director general de la Policía y Oficina de Investigaciones Especiales).

En 2006, 1.674 personas fueron víctimas de asesinato y la policía dio muerte a 202 (Policía de Jamaica).

En la década de 1990, el 50% de los homicidios se cometieron utilizando armas de fuego. Esta cifra ascendió al 61% en 2000 y a aproximadamente el 75% en 2005 (Oficina del director general de la Policía).

Las principales víctimas de homicidio y muerte a manos de la policía en Jamaica son personas que viven en barrios urbanos extremadamente pobres y superpoblados. Entre el 30% y el 45% de la población de la Región Metropolitana de Kingston vive en estas comunidades.

Actuación policial

El principal organismo responsable de la actuación policial en Jamaica es la policía jamaicana.

Teniendo en cuenta que a la policía se le exige que reduzca al mínimo los daños y las lesiones y que proteja la vida humana, se supone que durante las operaciones policiales deberían producirse más heridos que muertos. Sin embargo, 1.422 personas murieron y 1.115 resultaron heridas a manos de agentes de la policía jamaicana entre 2000 y 2007.

Los agentes de policía que intentan conseguir mejoras en el respeto a los derechos humanos y apoyar las reformas se enfrentan a numerosas dificultades e incluso sufren amenazas de muerte.

Impunidad por los homicidios policiales

La investigación de los homicidios policiales en Jamaica corre a cargo de dos organismos gubernamentales: la Oficina de Investigaciones Especiales y la Oficina de Denuncias Públicas contra la Policía.

La cifra de asesinatos investigados y resueltos por la policía es sumamente baja, al igual que el índice de procesamientos y condenas. Según datos oficiales, durante 2005 se investigó, se identificó al sospechoso y se le remitió al director de la Fiscalía en un 36,5% de los casos de asesinato registrados. En los asesinatos relacionados con drogas, este porcentaje disminuyó hasta un sorprendente 0%, y el porcentaje de casos de asesinato relacionados con bandas que se resolvieron fue del 27,2%.

Las investigaciones de los casos de disparos con resultado de muerte realizados por la policía en circunstancias controvertidas son totalmente insuficientes y se ven afectadas por diversos errores y obstáculos, como la destrucción o los daños sufridos por pruebas halladas en el lugar del delito, la carencia de recursos (especialmente de peritos médicos y en balística), la falta de transparencia, las competencias insuficientes para investigar y poner en práctica las recomendaciones y los graves retrasos e incompetencias.

La vida en las comunidades de los barrios urbanos pobres

Los miembros de las bandas no representan más que el 5% de la población de las comunidades de los barrios urbanos pobres de Jamaica.

En 2001, más del 60% de las personas que vivían en comunidades urbanas pobres no contaban en el interior de las viviendas con grifos que proporcionasen agua potable segura. La quinta parte de los habitantes de los guetos de Kingston Occidental aún tenía que utilizar letrinas, y el 23,7% tenía que compartir los aseos con otras familias (Universidad de Las Antillas).

En 2007, el desempleo en Jamaica llegaba al 35% de la población. Sin embargo, en algunas zonas de barrios urbanos pobres el desempleo ascendía hasta el 57%.

Entre los países del Caribe, Jamaica ocupa el penúltimo lugar en relación con el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Sólo Haití obtiene una puntuación inferior.

HISTORIAS

En la noche del viernes 27 de julio de 2007, Ravin Thompson, de 18 años, se encontraba hablando con su tía Pinky en la casa de ésta en un barrio pobre de Kingston cuando llegaron dos coches todoterreno con cuatro soldados y un agente de policía. Los agentes abrieron fuego mientras perseguían a un joven que huía y posteriormente entraron en la casa de Pinky. El joven escapó ileso, pero Ravin recibió disparos de los agentes en un hombro y un brazo.

Pinky pidió a los agentes que llevaran a Ravin al hospital e insistió en ir con él en el todoterreno. Según afirmó, un soldado la tiró del vehículo mientras se dirigían al hospital. Cuando consiguió llegar al hospital Ravin había muerto; posteriormente, la autopsia reveló que el joven tenía cuatro heridas de bala.

Pinky y otras personas que presenciaron los disparos afirmaron que estaban seguros de que Ravin sólo había resultado herido en un brazo y un hombro y que fue asesinado en el todoterreno, antes de llegar al hospital. La policía registró el incidente como un “tiroteo”. La Oficina de Denuncias Públicas contra la Policía y la Oficina de Investigaciones Especiales iniciaron investigaciones, pero a Amnistía Internacional no le consta que se hayan presentado cargos contra ningún agente en relación con la muerte de Ravin.

“Si tienes una pistola no estás seguro, porque hombres malos atacan a los hombres de los que saben que tienen una pistola. Si no tienes pistola tampoco estás seguro, porque cualquiera puede venir y matarte, incluida la policía. Y aunque no hayas hecho nada tampoco estás seguro, porque si alguien cercano a ti le hizo algo a las bandas y no pueden encontrarle, entonces vienen a por ti.” Mujer de una comunidad de guarnición, Kingston.

“Cuando se estaba produciendo la ‘guerra’ no podíamos beber agua potable porque teníamos que ir a la comunidad de al lado a buscar agua de los depósitos, pero no podíamos cruzar a esa zona porque era demasiado peligroso, la banda de allí consideraba a cualquiera que llegase de esta comunidad como una amenaza para ellos. […] Por la noche teníamos que dormir en el suelo, todos, los niños, la abuela, todos nosotros; protegidos bajo el colchón, porque a veces los disparos pueden entrar en la casa y matarnos.” Mujer de una comunidad urbana pobre, Kingston, octubre de 2007.   “La persona a la que quería la banda no deseaba tomar partido, la banda quería que se uniese a ellos y él se negaba porque quería que la comunidad estuviese unida. Así que, como no colaboró con ellos, quemaron su casa, destruyeron todo lo que tenía; él se retractó, y volvieron y mataron a su madre y a su hijo.” Hombre joven de una comunidad urbana pobre de Kingston, octubre de 2007