Mikita tenía sólo 16 años cuando fue detenido al verse atrapado en una multitud que abandonaba un acto de protesta en la ciudad de Gómel (Bielorrusia). Fue recluido en régimen de aislamiento y, según informes, torturado. Súmate a sus progenitores y exige su liberación.
Según su padre, todo comenzó en agosto de 2020, cuando Mikita estaba esperando a un amigo en la plaza principal de la ciudad de Gómel, en el sureste de Bielorrusia. En las proximidades, la policía se personó ante una muchedumbre que protestaba —en su mayoría, pacíficamente— contra los resultados de las recientes elecciones presidenciales. Según el padre de Mikita, cuando la multitud echó a correr, alguien le dijo a éste que corriera también, y él obedeció.
Al día siguiente, unos agentes de policía se presentaron en el domicilio de Mikita, lo golpearon y lo acusaron de haber lanzado un cóctel molotov contra dos agentes la noche anterior. Una vez detenido y bajo custodia, le pegaron con una porra eléctrica. Los agentes lo interrogaron sin que hubiera presente ningún abogado o persona adulta responsable, y lo mantuvieron seis meses recluido hasta que compareció en juicio.
Fue declarado culpable de disturbios multitudinarios y uso de explosivos ilegales, sin pruebas suficientes. En las imágenes grabadas en vídeo no se veía a Mikita participar en actos violentos. Aun así, la autoridad judicial lo condenó a cinco años de reclusión en una colonia penitenciaria educativa para menores. Desde entonces, Mikita se encuentra en régimen de aislamiento y, según informes, ha sido torturado. Tampoco está recibiendo el tratamiento que necesita para la epilepsia.
Sus progenitores piden que su hijo quede en libertad. Ayuda a proteger el futuro de Mikita. Pide a Bielorrusia que libere a Mikita y lo someta a un juicio justo.