Está previsto que el presidente ruso Vladimir Putin sancione con su firma una nueva ley sobre alta traición que fue aprobada por el Parlamento del país el miércoles 31 de octubre.
John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional ha declarado:
“El presidente Putin debe descartar esta ley, que tendrá un terrible efecto sobre la sociedad y pondrá en grave peligro a los activistas de derechos humanos y otras personas que trabajan para organizaciones no gubernamentales.”
“La definición de alta traición del nuevo texto legal es excesivamente amplia, y tememos su aplicación arbitraria, lo cual supondría la imposición de nuevas y duras restricciones sobre una amplia gama de actividades que desarrollan las organizaciones internacionales y sus representantes, así como los defensores de los derechos humanos rusos y los activistas que colaboran con ellos. De entrar en vigor, esta ley volverá a obligar al aislamiento a la sociedad civil rusa, esta vez tras un telón legal.”
“Lo que resulta especialmente preocupante es que la ley se prestaría a interpretaciones amplias, dado que la legislación rusa no cuenta con una definición estricta de lo que constituye la seguridad nacional.”
“Instamos al presidente Putin a que invierta la reciente tendencia a aprobar nuevas leyes que ponen en peligro el activismo de derechos humanos y la oposición política, como las leyes que vuelven a tipificar como delito la difamación, las que obligan a las ONG que reciben financiación del exterior a registrarse como “agentes extranjeros” y las que endurecen las normas y elevan las multas que se aplican a las reuniones pacíficas y las protestas.”