Irak: La ejecución de un ex colaborador de Sadam aumenta los temores por otras personas

Las autoridades iraquíes deben poner fin al alarmante ritmo de ejecuciones en el país, ha dicho Amnistía Internacional tras la última condena a muerte ejecutada este año, la de un ex colaborador de Sadam Husein.

Abed Hamid Mahmoud, también conocido como Abed Hamoud, fue ejecutado en la horca el jueves, con lo que el número de ejecuciones en Irak en la primera mitad de 2012 asciende ya al menos a 70.

Abed Hamoud fue secretario y guardaespaldas del ex presidente iraquí Sadam Husein. 

Otros dos miembros del gabinete de Sadam corren peligro de ejecución inminente.

“El homicidio de Abed Hamoud forma parte de la alarmante escalada de ejecuciones en Irak y nos tememos que otras personas corran pronto la misma suerte”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui, directora adjunta del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“Las autoridades iraquíes deben abstenerse de utilizar la pena de muerte, conmutar las penas de todos los condenados a muerte, cuyo número al parecer asciende a varios cientos, y declarar una suspensión de las ejecuciones.”

Abed Hamoud ocupaba el cuarto puesto de la lista de las autoridades del régimen iraquí más buscadas por Estados Unidos tras la invasión de Irak liderada por EE. UU. en 2003. 

Hamoud fue detenido en junio de 2003 por las fuerzas estadounidenses y condenado a muerte en octubre de 2010 por el Alto Tribunal Penal Iraquí, junto con los ex ministros del gobierno Tariq Aziz y Sadoun Shakir.

Los tres fueron condenados por participar en la represión de los activistas políticos de la oposición bajo el régimen de Sadam Husein, una imputación que no admitieron. Tariq Aziz y Sadoun Shakir corren peligro de ejecución inminente.

“El régimen de Sadam Husein era sinónimo de homicidios ilegítimos, tortura y otras graves violaciones de derechos humanos, y quienes cometieron estos delitos deben comparecer ante la justicia”, ha dicho Hassiba Hadj Sahraoui.

“Sin embargo, sea cual sea la gravedad del delito nunca debe recurrirse a la pena de muerte, negación extrema de los derechos humanos. 

“El actual gobierno de Irak debe demostrar claramente que ha roto con el pasado uniéndose a la tendencia mundial de abandono de la pena de muerte”.

Amnistía Internacional ha expresado reiteradamente su preocupación por los juicios ante el Alto Tribunal Penal Iraquí, encargado de juzgar a los inculpados por delitos cometidos bajo el régimen de Sadam Husein.

Su independencia como tribunal de justicia se ha visto socavada por las reiteradas injerencias políticas. 

Tras la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en 2003 se suspendió la pena de muerte en el país, pero se restauró en agosto de 2004. Desde entonces, cientos de personas han sido condenadas a muerte, y muchas han sido ejecutadas. Según la información de que dispone Amnistía Internacional, en 2011 fueron ejecutadas en Irak al menos 68 personas.