Azerbaiyán: Eurovisión, sordo a los abusos contra los derechos humanos

La negativa de la organización que gestiona Eurovisión a condenar los abusos contra los derechos humanos cometidos en Azerbaiyán da carta blanca al gobierno de ese país para continuar con la represión. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional después de que otras dos protestas pacíficas hayan sido disueltas violentamente.

Azerbaiyán es el anfitrión del Festival de la Canción –el evento más destacado de la European Broadcasting Union (EBU)–, que se celebra del 22 al 26 de mayo.

“Pese a la publicidad en la que se comprometía a respaldar la libertad de expresión en Azerbaiyán, la EBU ha mantenido un silencio mortal sobre las recientes y reiteradas violaciones de ese derecho”, ha manifestado Max Tucker, responsable de campaña sobre Azerbaiyán de Amnistía Internacional, que se encuentra actualmente en la capital del país, Bakú.

“La inacción de la EBU y de la comunidad internacional da a las autoridades carta blanca para seguir reprimiendo violentamente, y sin consecuencias, la disidencia.”

El lunes, más de 200 manifestantes se reunieron en dos lugares del centro de Bakú para pedir el fin de la corrupción y el respeto de los derechos humanos.

Según los organizadores de la protesta, la policía metió por la fuerza a los manifestantes en autobuses y los llevó fuera de la ciudad; a varios de ellos los golpearon, y a 38 los detuvieron.

Uno de los organizadores, Abulfaz Gurbanly, ha dicho a Amnistía Internacional que, mientras estuvo recluido en una comisaría de policía, le propinaron puñetazos y patadas y lo golpearon con una porra. Según afirma, varios manifestantes más fueron también golpeados bajo custodia.

Las protestas pacíficas fueron disueltas en presencia de varios periodistas internacionales, lo que arroja dudas sobre las afirmaciones de la EBU de que el atraer la atención de los medios de comunicación internacionales hacia Bakú mejoraría la situación de los derechos humanos.

“El aumento de la cobertura de los medios de comunicación no servirá de nada si no se persuade a los socios comerciales y diplomáticos de Azerbaiyán de que actúen en defensa de la libertad de expresión”, ha manifestado Tucker.

 “Las autoridades azerbaiyanas parecen pensar que pueden salir indemnes de una cobertura informativa negativa, y eso da lugar a una nueva represión de la disidencia.”

Amnistía Internacional ha observado una nueva oleada de violaciones de derechos humanos en Azerbaiyán. Un informe reciente ha documentado numerosos casos de ataques, chantajes y encarcelamiento contra periodistas y defensores y defensoras de los derechos humanos. La EBU no ha comentado públicamente ninguno de esos casos.

A Amnistía Internacional le preocupa también que los activistas locales que han tratado de utilizar Eurovisión para llamar la atención hacia los abusos contra los derechos humanos sufran represalias una vez concluido el festival.

Los periódicos estatales ya han emprendido una campaña de difamación contra los líderes de la campaña Sing for Democracy (Cantar por la Democracia), a los que han calificado de agentes de la vecina Armenia, con la que Azerbaiyán mantiene una disputa territorial desde hace 20 años.

“Confiamos en que los periodistas internacionales con los que hemos hablado en las últimas semanas no nos olviden después de Eurovisión”, ha manifestado Rasul Jafarov, uno de los organizadores de Sing for Democracy. “Eso podría ser muy peligroso para nosotros.”