Malí: Debe permitirse el acceso seguro de los organismos de ayuda humanitaria al norte del país

El norte de Malí está a punto de sufrir un grave desastre humanitario, y debe permitirse el acceso inmediato de los organismos de ayuda humanitaria para evitar que sigan produciéndose muertes de civiles, ha afirmado hoy Amnistía Internacional. Las tres ciudades septentrionales de Gao, Kidal y Timbuctú han quedado sumidas en el caos y han sido escenario de saqueos y secuestros tras ser ocupadas por grupos armados a finales de la semana pasada. “Todos los alimentos y las medicinas almacenados por los organismos de ayuda humanitaria han sido robados, y la mayor parte del personal de estos organismos ha huido”, ha manifestado Gaëtan Mootoo, investigador de Amnistía Internacional sobre África Occidental. “La población corre peligro inminente de sufrir graves carencias de alimentos y medicinas, lo que podría provocar un gran número de muertes, especialmente de mujeres, niños y niñas, que tienen menos posibilidades de valerse por sí mismos.” Según ha sabido Amnistía Internacional, mujeres y niñas han sido secuestradas en sus casas en las ciudades de Gao y Menaka; según informes, también fueron violadas. En Gao, un testigo contó a Amnistía Internacional: “El 2 de abril, hombres armados secuestraron a tres niñas en el 8º barrio, denominado Boulgoundié, y se las llevaron en vehículos. Regresaron a la mañana siguiente. Estaban tan traumatizadas que no pudieron hablar de lo que les había ocurrido”. Amnistía Internacional también ha tenido conocimiento de que, el 3 de abril, un hombre intentó secuestrar a una niña de 13 años en su casa de Gao, pero los vecinos dieron la voz de alarma y el hombre huyó. “Las mujeres y las niñas en especial están demasiado aterrorizadas como para salir de casa. El clima que describe la gente es de una anarquía casi absoluta”, ha afirmado Mootoo. La situación continúa deteriorándose en todo el norte del país. En Gao se ha cortado el suministro de agua y electricidad y el hospital ha sido saqueado. Esta mañana, una persona residente en Gao contó a Amnistía Internacional: “Todas las tiendas y el mercado están cerrados. La gente vive de las escasas reservas de alimentos”. Un médico de Gao contó a Amnistía Internacional: “Han robado las medicinas y destruido los historiales médicos de los pacientes. En cuestión de días, años de éxitos y dedicación por parte de los profesionales de la medicina han desaparecido pasto de las llamas”. En Kidal, uno de los grupos armados, Ansar Dine, que pretende imponer la ley islámica, ha pedido a las mujeres que lleven velo y ha destruido un club nocturno, cuyo director está ahora en la clandestinidad. En Gao, todos los bares han quedado destruidos. En Timbuctú, grupos armados pertenecientes a Ansar Dine han detenido y recluido a personas acusadas de robo y saqueo. Preocupa que algunas de esas personas puedan ser castigadas según la ley islámica. Personas de Kidal, Gao y Timbuctú están intentando marcharse utilizando todos los medios a su alcance. Una persona que vive en Gao contó a Amnistía Internacional esta mañana: “La ciudad se está quedando vacía. La gente se dirige al sur o a Mauritania. Utilizan todo tipo de medios de transporte: automóvil, motocicleta o burro”. Desde que comenzaron los levantamientos, más de 200.000 personas han huido del norte de Malí; aproximadamente 100.000 han cruzado a países limítrofes, como Mauritania, Níger, Argelia y Burkina Faso.