Camboya: La oleada de desalojos forzosos golpea especialmente a las mujeres

Las mujeres de Camboya están cada vez más en la vanguardia de la lucha contra la oleada de desalojos forzosos que barre el país, ha dicho hoy Amnistía Internacional en un nuevo informe en el que la organización insta al gobierno a poner fin a esta práctica. 

En el informe, titulado Desalojos y resistencia en Camboya. Cinco mujeres cuentan sus historias, Hong, Mai, Sophal, Heap y Vanny, mujeres que se han enfrentado o continúan resistiéndose al desalojo forzoso de sus hogares y sus tierras, narran en primera persona sus historias (Ver informe completo en inglés).

“En Camboya, las mujeres están cada vez más en la vanguardia de la lucha contra los desalojos forzosos. Muchas se han puesto a la cabeza de la lucha de sus comunidades en pro de la justicia, arriesgándose para defenderlas”, ha dicho Donna Guest, directora adjunta del Programa Regional para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional. 

“Las autoridades de Camboya deben poner fin a la práctica de los desalojos forzosos, que viola tratados internacionales de derechos humanos y destroza a las familias” 

“Las autoridades deben garantizar que se realizan verdaderas consultas con las personas afectadas y que los residentes son avisados con tiempo y reciben una indemnización suficiente o una vivienda adecuada cuando no hay alternativa al desalojo. El gobierno debe escuchar a las mujeres que tratan de proteger sus hogares y a sus familias”, ha afirmado. 

Decenas de miles de personas han sido víctimas de desalojos forzosos en toda Camboya, tanto en zonas rurales como urbanas, mientras que los pueblos indígenas se enfrentan a la expulsión de sus tierras tradicionales, como es el caso de Hong, que narra su experiencia en el informe.

Mai, de 48 años, de la provincia de Oddar Meanchey, en el noroeste de Camboya, estaba embarazada en 2009 cuando vio cómo su casa ardía. “Mi casa, mis pertenencias, mi ropa, todo se convirtió en humo. No quedó nada”, contó. 

Su vivienda y otras 118 de su pueblo, Bos, fueron derribadas y quemadas por 150 policías, soldados y otros operarios, al parecer empleados por una empresa que había obtenido la concesión de una gran franja de tierra en la que se encontraba Bos para plantar caña de azúcar. 

En octubre de 2009, Mai pasó ocho meses encarcelada por violar las leyes forestales cuando se desplazaba a la capital, Phnom Penh, para denunciar el desalojo ante el primer ministro. Quedó en libertad en junio de 2010, pero solo tras firmar un acuerdo por el que renunciaba a los derechos a su tierra. Ahora apenas tiene con qué mantenerse a sí misma y a sus ocho hijos. 

“Las mujeres no solo se empobrecen con los desalojos forzosos, sino que son amenazadas y encarceladas cuando tratan de resistirse a ellos; la ley no las protege”, ha dicho Donna Guest. 

En la zona del lago Boeung Ka, en el centro de Phnom Penh, casi 20.000 personas han sido desalojadas de sus viviendas o corren peligro de perderlas desde que una empresa urbanizadora consiguió un contrato de arrendamiento de la zona por 99 años, en 2007. 

Vanny, de 31 años, es una de las líderes de la resistencia de la comunidad al desalojo del lago Boeung Kak.  

El 11 de agosto de 2011, la comunidad consiguió una victoria parcial al ordenar el primer ministro que una parte de las tierras fuese entregada a las restantes 800 familias para construir casas en parcelas de las que serían propietarias legales. 

Vanny declaró entonces:”Mucha gente cree que este es el primer éxito de las manifestaciones […] es un gran ejemplo para otras comunidades de todo el país”. Pero sigue sintiéndose insegura. “Cuando salgo de casa no sé si volveré a ella o no”. 

Vanny tiene motivos para estar preocupada, pues está acusada de difamación por el ayuntamiento de Phnom Penh. Además, otras ocho viviendas situadas a la orilla del lago Boeung Kak fueron derribadas por excavadoras el 16 de septiembre y las familias que las habitaban se quedaron sin techo. 

El rápido desarrollo económico dentro de un mercado del suelo recientemente privatizado ha originado un aumento de los desalojos forzosos en toda Camboya. 

“Decenas de miles de personas de todo el país están perdiendo ilegalmente sus viviendas debido a las exigencias de las grandes empresas”, ha dicho Donna Guest.

“El gobierno camboyano no debe sacrificar los derechos humanos en nombre del desarrollo económico.”

El desalojo forzoso a menudo provoca la pérdida de las posesiones y los medios de vida, la ruptura de las comunidades y el deterioro del bienestar físico y mental de las familias. 

El acceso a la educación y a los servicios de salud puede verse interrumpido. Muchas víctimas de desalojo forzoso reciben una indemnización inadecuada y son reasentadas en zonas alejadas. Es posible que los maridos tengan que pasar largos periodos lejos de casa buscando trabajo, y dejar a sus esposas enfrentándose solas a todo. 

“La pérdida de la vivienda y la comunidad es una experiencia traumática para cualquiera, pero especialmente para las mujeres, dado que son las principales encargadas del cuidado de sus familias. Los desalojos forzosos, además, son una amenaza para los avances realizados en la reducción de la pobreza en Camboya en los últimos 20 años”, ha dicho Donna Guest.

Información complementaria

Amnistía Internacional dio a conocer en un informe de 2008 la desprotección sistemática frente a los desalojos forzosos que sufren los habitantes de Camboya por parte de sus autoridades. 

Los desalojos forzosos violan el derecho a una vivienda adecuada y están prohibidos por tratados internacionales de derechos humanos en los que Camboya es Estado Parte.