Nuevas denuncias de abusos contra trabajadoras domésticas indonesias en Arabia Saudí

Amnistía Internacional ha pedido hoy a las autoridades de Arabia Saudí que protejan de los abusos a los trabajadores domésticos, tras conocerse la noticia del hallazgo del cadáver mutilado de una mujer indonesia en un contenedor en la localidad de Abha.

La información sobre el hallazgo del cadáver de Kikim Komalasari se conoció hoy coincidiendo con el viaje a Arabia Saudí de funcionarios indonesios para investigar las denuncias sobre graves abusos sufridos por otra trabajadora doméstica indonesia que se encuentra hospitalizada desde el 8 de noviembre.

En los últimos años, varios países del Golfo han introducido tardías reformas laborales para reconocer los derechos de los trabajadores migrantes, pero en casi todos los casos estas reformas han protegido muy poco o nada a los trabajadores domésticos.

“Arabia Saudí y todos los países del Golfo tienen que tomar medidas para poner fin al terrible trato que sufren los trabajadores migrantes que se dedican al servicio doméstico, suprimiendo de inmediato el clima de impunidad legal que permite a sus empleadores explotarlos, esclavizarlos, abusar de ellos y lesionarlos con casi total impunidad”, ha dicho Malcolm Smart, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.  

Amnistía Internacional expresó su satisfacción por la rápida cooperación del gobierno saudí con el gobierno indonesio respecto a la investigación del caso de la trabajadora doméstica hospitalizada, Sumiati Binti Salan Mustapa, que afirma que su empleador le cortó la cara con unas tijeras.

“Tememos que estos dos terribles casos sean sólo la punta del iceberg en lo que respecta a los abusos sistemáticos sufridos por las mujeres empleadas como trabajadoras domésticas en la región”, ha dicho Malcolm Smart.

Los trabajadores migrantes de países asiáticos como Indonesia, India, Pakistán y Sri Lanka predominan en el sector servicios de los países del Golfo, incluido el servicio doméstico.  

En los últimos días han salido a la luz otras noticias de abusos de mujeres asiáticas en países de la región, como en Kuwait, donde a una trabajadora doméstica srilankesa la persona que la empleaba le clavó 14 alfileres metálicos, y en Jordania, donde otra trabajadora doméstica de Sri Lanka fue obligada a tragarse seis clavos.  

Una mujer de Sri Lanka denunció en agosto a sus empleadores saudíes por haberle clavado 24 clavos.  

“Hasta que los gobiernos de la región no les den a los trabajadores domésticos los derechos que les corresponden, seguirá habiendo noticias de graves abusos como éstos”, ha dicho Malcolm Smart.

Las trabajadoras domésticas migrantes en los países del Golfo son sumamente vulnerables ante la violencia de género y otros abusos, las restricciones de su libertad de circulación, la discriminación y el hostigamiento.

A menudo no se les permite acceder a asistencia letrada ni a servicios de interpretación adecuados, y generalmente no pueden conseguir protección o resarcimiento con las leyes laborales existentes.

Los empleadores suelen retener el pasaporte de sus trabajadores domésticos, práctica cuyo resultado puede ser que el trabajador quede recluido en centros de expulsión durante semanas o meses hasta que se resuelven los trámites burocráticos del caso. A algunos trabajadores domésticos no los dejan salir de la casa en la que trabajan sin el permiso de sus empleadores. Con frecuencia se les exige trabajar un número excesivo de horas por un salario inadecuado.