Kenia: Prisioneras en su propia casa por temor a las agresiones

Las mujeres y las niñas de los barrios marginales de Nairobi viven con la amenaza constante de sufrir violencia sexual, y en muchos casos tienen tanto miedo que no se atreven a salir de casa para ir a los aseos y retretes comunes, explica Amnistía Internacional en un informe publicado hoy.

En Insecurity and Indignity: Women’s experiences in the slums of Nairobi, Kenya se describe cómo la falta de medidas del gobierno para incorporar los barrios marginales a los planes y presupuestos urbanísticos ha dificultado el acceso a servicios como el saneamiento, lo que afecta con especial gravedad a las mujeres de los barrios marginales y los asentamientos informales.

“De noche, y a veces mucho antes de que oscurezca, las mujeres de los asentamientos de Nairobi están prisioneras en su propia casa –ha explicado Godfrey Odongo, especialista de Amnistía Internacional en África Oriental–. Necesitan más intimidad que los hombres para ir al aseo o tomar un baño, y la inaccesibilidad de las instalaciones las deja expuestas a sufrir violaciones, por lo que quedan atrapadas en su propia casa.”

“El hecho de que no puedan acceder ni siquiera a los limitados aseos comunes hace que corran riesgo también de contraer enfermedades.”

La situación se agrava por la falta de presencia policial en los barrios marginales y porque cuando las mujeres son víctimas de violencia es poco probable que vean que se hace justicia. En Kibera, el mayor barrio marginal de Nairobi, que acoge a casi un millón de personas, no hay ningún puesto de policía.

“Siempre subestimé la amenaza de la violencia –afirma Amina, joven de 19 años del barrio marginal de Mathare–. Si no era demasiado tarde, iba las letrinas en cualquier momento, hasta hace unos dos meses, cuando casi me violan.”

Amina fue agredida por un grupo de cuatro hombres cuando se dirigía caminando a las letrinas a las siete de la tarde. La golpearon, la desnudaron y estuvieron a punto de violarla, pero unos vecinos oyeron sus gritos y acudieron en su ayuda. Aunque conocía a uno de los agresores, la joven no lo denunció a la policía por temor a que la agredieran luego como represalia.

Incapaces de salir de la única habitación en que consisten sus casas, una vez que ha anochecido muchas mujeres de asentamientos informales recurren a “aseos volantes”: bolsas de plástico que arrojan a la calle después de utilizarlas.

Algunas mujeres explicaron a Amnistía Internacional que las malas condiciones sanitarias en que viven –como la presencia generalizada de excrementos humanos en la calle debido a la falta de acceso a aseos adecuados– contribuyen directamente a la aparición de casos de mala salud y al alto coste de la atención médica.

Otras mujeres hablaron de la humillación de tener que bañarse delante de sus familiares y de sus hijos.

Incluso de día, los baños públicos son escasos y están muy dispersos, por lo que hay que recorrer siempre largas distancias a pie para llegar a ellos. Según cifras oficiales, sólo el 24 por ciento de los habitantes de los asentamientos informales de Nairobi tienen acceso a aseos domésticos.

Aunque tienen aspectos positivos, las políticas adoptadas en Kenia con respecto a la meta del saneamiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) no abordan las necesidades específicas de las mujeres expuestas a sufrir violencia por falta de saneamiento adecuado.

Tampoco abordan la falta de medidas para hacer cumplir las normas que obligan a los propietarios y arrendadores de viviendas a proporcionar instalaciones sanitarias.

 “Hay una diferencia enorme entre lo que el gobierno se compromete a hacer y lo que pasa cada día en los barrios marginales”, ha manifestado Godfrey Odongo.

Las políticas nacionales de Kenia reconocen el derecho a servicios de saneamiento y hay leyes y reglamentos sobre ello. Sin embargo, como los barrios marginales y los asentamientos informales no se han reconocido durante decenios, las leyes y reglamentos de urbanismo no se hacen cumplir en estas zonas.

“La falta de aplicación de estas leyes hace que no se sancione a los caseros y los propietarios de estructuras de los barrios marginales por alquilar sus propiedades sin ofrecer aseos ni duchas a los inquilinos.”

La falta de seguridad de tenencia también es un problema para los inquilinos desde hace mucho tiempo, pese a existir una política nacional sobre tierras, pues elimina todo incentivo que los arrendadores o propietarios pudieran tener por garantizar servicios adecuados de saneamiento y medidas para aumentar la seguridad.

Amnistía Internacional pide al gobierno keniano que haga cumplir la obligación de los arrendadores de viviendas de construir retretes y baños en los barrios marginales y los asentamientos informales y preste asistencia a los propietarios de estructuras sin medios para construir tales instalaciones.

El gobierno debe también tomar de inmediato medidas para mejorar la seguridad, el alumbrado y el orden público y garantizar que las autoridades competentes coordinan sus esfuerzos por mejorar los servicios de suministro de agua y saneamiento en los asentamientos.

Nota para los medios de comunicación • Para concertar entrevistas o solicitar fotografías, pónganse en contacto con Katy Pownall: +44(0)207 413 5729, [email protected] • Kenia se ha suscrito a la meta sobre saneamiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, consistente en haber reducido a la mitad el porcentaje de personas sin acceso sostenible a servicios de saneamiento en 2015. • El informe de Amnistía Internacional Insecurity and Indignity: Women’s experiences in the slums of Nairobi, Kenya puede encontrarse en: https://www.amnesty.org/en/library/info/AFR32/002/2010/en • El informe es un seguimiento de otro inicial titulado Kenia- La mayoría invisible: dos millones de personas viven en asentamientos precarios en Nairobi, disponible en: https://www.amnesty.org/en/library/asset/AFR32/005/2009/en/99a47d53-5641-4422-8092-a7d63df8698d/afr320052009spa.pdf . • Ambos informes forman parte de la campa de Amnistía Internacional Exige Dignidad, que tiene por objeto poner fin a las violaciones de derechos humanos que generan e intensifican la pobreza en el mundo. En el marco de la campaña, Amnistía Internacional pide a todos los gobiernos que pongan fin a los desalojos forzosos y garanticen a las personas que viven en asentamientos precarios igualdad de acceso a los servicios públicos y participación activa en las decisiones que afectan a su vida. Para más información, visiten https://www.amnesty.org/es/demand-dignity