Tras la noticia del nombramiento por el presidente Trump de Gina Haspel como subdirectora de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, ha declarado:
“Los informes según los cuales Gina Haspel dirigió el presunto lugar negro de la CIA en Tailandia en la época en que los detenidos eran sometidos a tortura y desaparición forzada, y su posible papel en la destrucción de las pruebas de tales delitos de derecho internacional suscitan una honda preocupación.
Los informes según los cuales Gina Haspel dirigió el presunto lugar negro de la CIA en Tailandia en la época en que los detenidos eran sometidos a tortura y desaparición forzada, y su posible papel en la destrucción de las pruebas de tales delitos de derecho internacional suscitan una honda preocupación.
Erika Guevara-Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional
“El anuncio de este nombramiento justo después de las recientes manifestaciones públicas del presidente Trump en apoyo de la tortura hace saltar todas las alarmas.
“Estas denuncias son graves y deben ser sometidas a un exhaustivo examen. Nadie debe ser elegido para un puesto en el que pueda interferir en la investigación de crímenes de derecho internacional o facilitar su encubrimiento.
“Con todo lo que habla la administración Trump de ‘escrutinio extremo’, también debería examinar la capacidad de los funcionarios públicos de hacer cumplir la Constitución estadounidense y el derecho internacional.
Con todo lo que habla la administración Trump de ‘escrutinio extremo’, también debería examinar la capacidad de los funcionarios públicos de hacer cumplir la Constitución estadounidense y el derecho internacional.
Erika Guevara-Rosas
“El que durante el gobierno de Obama no se hayan llevado a cabo investigaciones sobre presuntos casos de tortura, desaparición forzada y otros crímenes de derecho internacional perpetrados dentro del programa de detención secreta de la CIA no significa que las personas sospechosas de haber participado en estos crímenes estén libres de toda sospecha, sino que corresponde a la administración Trump ordenar investigaciones independientes e imparciales y exigir que los responsables rindan cuentas, con independencia de su condición o rango.”
Información complementaria
Diversos informes indican que Gina Haspel fue directora del presunto lugar secreto de la CIA en Tailandia, donde dos detenidos, Abu Zubaydah y ‘Abd al Nashiri, estuvieron recluidos en 2002 y fueron sometidos a tortura y a desaparición forzada, dos crímenes de derecho internacional.
Sus interrogatorios se grabaron en vídeo, y en ellos hay simulacros de ahogamiento (waterboarding), técnica de tortura en la que se interrumpe la asfixia por ahogamiento y que equivale a un simulacro de ejecución. Las cintas fueron destruidas por la CIA en noviembre de 2005, una medida aprobada por Jose Rodriguez, ex director del Centro Nacional Contraterrorista y el Servicio Nacional Clandestino de la CIA, y en su destrucción, según informes, también participó Gina Haspel.
Ocultar las pruebas de un delito cometido por agentes del Estado puede constituir complicidad criminal.
No se ha hecho rendir cuentas a nadie por los crímenes de derecho internacional cometidos en el programa de detención de la CIA.