El ataque aéreo de esta tarde que ha destruido parcialmente una maternidad de la provincia rural de Idlib, en el noroeste de Siria, parece formar parte de una deleznable pauta de ataques ilegítimos dirigidos contra instalaciones médicas, ha dicho Amnistía Internacional.
Aún no se sabe con certeza el número de víctimas del ataque de hoy, pero un portavoz de Save the Children, que presta apoyo al hospital, ha dicho a los medios de comunicación que había al menos dos víctimas mortales. No se conoce con certeza la autoría del ataque, pero se ha producido en una zona que está bajo el control de grupos armados en la que las fuerzas armadas sirias y rusas han estado lanzando ataques aéreos.
“Los ataques deliberados contra hospitales y centros médicos son graves violaciones de las leyes de la guerra y nunca pueden justificarse. Los hospitales, que gozan de protección especial en virtud del derecho internacional humanitario, deben ser lugares seguros para las madres, sus recién nacidos y los trabajadores médicos, incluso en medio de un brutal y largo conflicto” ha dicho Philip Luther, director del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.
Los ataques deliberados contra hospitales y centros médicos son graves violaciones de las leyes de la guerra y nunca pueden justificarse.
Philip Luther, director del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.
Las fotos y el material de vídeo tomado tras el ataque mostraban parte del hospital en ruinas, con los escombros esparcidos tanto dentro como fuera del edificio. En otras fotos tomadas más o menos en el momento del ataque aéreo se veían recién nacidos en incubadoras. Según Save the Children, ésta es la única maternidad de la zona y en ella nacen 700 bebés al mes.
Los días 23 y 24 de julio, cuatro hospitales y un banco de sangre de la ciudad de Alepo, en el oeste de Siria, sufrieron ataques aéreos. Según UNICEF, uno de estos centros, un hospital pediátrico, fue atacado dos veces en menos de 12 horas.
Los últimos ataques parecen inscribirse en una pauta documentada por Amnistía Internacional de ataques aparentemente deliberados de las fuerzas armadas sirias y rusas contra hospitales e infraestructuras médicas de Siria, que parecen forman parte de su estrategia militar. El ataque deliberado a instalaciones médicas puede constituir crimen de guerra. Los ataques indiscriminados, en los que no se distingue entre edificaciones civiles, tales como hospitales, y objetivos militares, están prohibidos y también pueden constituir crímenes de guerra.
“Siria y Rusia deben poner fin a los ataques contra hospitales e instalaciones médicas. Todos estos ataques deben ser investigados, y los responsables de graves violaciones de las leyes de la guerra deben ser puestos a disposición judicial”, ha dicho Philip Luther.
La ONG Physicians for Human Rights ha estado haciendo el seguimiento de los ataques contra profesionales de la salud e infraestructuras médicas en el conflicto sirio. Antes del ataque de hoy, el grupo ya había documentado 373 ataques contra centros médicos, en los que habían muerto 750 miembros del personal. La inmensa mayoría de estos ataques habían sido obra de las fuerzas gubernamentales sirias y sus aliados.