Rusia: Agresión sin disimulo contra periodistas y activistas de los derechos humanos en el Cáucaso septentrional ilustra falta de medidas oficiales

La violenta agresión perpetrada contra periodistas y defensores de los derechos humanos en la república rusa de Ingusetia pone aún más de manifiesto la lamentable falta de medidas de las autoridades para proteger a quienes se esfuerzan por salvaguardar los derechos humanos, ha manifestado Amnistía Internacional hoy.

El miércoles por la noche golpearon en el Cáucaso septentrional ruso a defensores de los derechos humanos del Grupo Móvil Conjunto, así como a periodistas de medios de comunicación rusos, suecos y noruegos, y prendieron fuego a su vehículo.

“Esta agresión es el más reciente y menos disimulado de una serie de ataques perpetrados contra el Grupo y contra periodistas en el Cáucaso septentrional ruso. Hasta ahora se ha respondido a estos ataques simplemente con una condena verbal, no con procesamientos efectivos”, ha explicado Denis Krivosheev, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.

“Las autoridades tienen ahora oportunidad de demostrar que sus palabras están respaldadas por hechos, poniendo a disposición de la justicia no sólo a los autores de este delito, sino también a quien pueda haber ordenado cometerlo.”

La legislación rusa contiene disposiciones específicas para sancionar a quienes sean declarados culpables de utilizar violencia o destruir bienes con el fin de impedir el trabajo de los periodistas. Sin embargo, estas disposiciones no se están aplicando en el caso de este ataque, que se está investigando simplemente como acto de “vandalismo”, como revela el hecho de el portavoz presidencial ruso Dmitry Peskov lo haya calificado de “absoluto vandalismo”.

Los periodistas y defensores de los derechos humanos fueron atacados cuando viajaban por las inmediaciones de la frontera administrativa entre Ingusetia y la vecina Chechenia, donde se dirigían.

Un grupo de alrededor de 20 hombres enmascarados, que ocupaban cuatro automóviles, interceptó su microbús. Los agredieron físicamente, sacándolos a rastras del vehículo y golpeándolos. Ocho personas resultaron heridas y tuvieron que recibir atención hospitalaria.

Los agresores, que empuñaban porras, les advirtieron de que no regresaran jamás a Chechenia y los llamaron “terroristas” y “defensores de terroristas”. También destrozaron el microbús y lo prendieron fuego, destruyendo el material y los objetos personales que había dentro.

Alrededor de una hora después, cinco hombres armados y enmascarados causaron destrozos en la oficina del Grupo Móvil Conjunto en Ingusetia, por lo que parece que se habían coordinado ambos ataques. Una cámara de vigilancia gravó a los hombres derribando una puerta para irrumpir en la oficina. No había ningún miembro del Grupo en ella en ese momento.

INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA

El Grupo Móvil Conjunto se estableció en 2009, tras el asesinato de la defensora chechena de los derechos humanos Natalia Estemirova. Investiga violaciones de derechos humanos cometidas por autoridades y otros agentes chechenos.

Su fundador, Igor Kaliapin, afirma que en la prensa chechena se calfica de manera habitual al Grupo y a sus miembros de “enemigos del Estado”, “terroristas” y “agentes de servicios de seguridad occidentales”.

En febrero, tres periodistas rusos fueron detenidos ilegalmente por agentes de policía en la capital Chechena, Grozni. Los dejaron en libertad posteriormente, pero les confiscaron el equipo y les destruyeron el material fotográfico. Días después, un miembro del personal del Grupo evitó por poco un secuestro de la policía chechena alertando a sus colegas.