Justicia por el asesinato de defensora rusa de los derechos humanos

Un año después del asesinato de la defensora de derechos humanos Natalia Estemirova, Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades rusas que pongan fin al hostigamiento y la intimidación de defensores y defensoras y haga comparecer a los responsables del asesinato ante la justicia en un juicio abierto y justo.

“El asesinato de Natalia Estemirova pone de relieve la amenaza muy real que afrontan los defensores y defensoras de derechos humanos cuando llevan a cabo sus legítimas actividades en la Federación Rusa”, ha declarado Nicola Duckworth, director del Programa para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.

“Estas personas deben poder realizar su importante labor sin miedo y sin sufrir hostigamiento.”

El 15 de julio de 2009, Natalia Estemirova, del Centro Ruso de Derechos Humanos Memorial, fue secuestrada frente a su domicilio en Grozni, en la República Chechena, y asesinada. Su cuerpo, con heridas de bala, fue encontrado en una cuneta de la vecina Ingushetia.

El presidente ruso Dmitrii Medvedev condenó el asesinato y ordenó una investigación de alto nivel. En unas declaraciones, relacionó el asesinato de Natalia Estemirova con sus actividades como defensora de derechos humanos. La activista corrió grandes riesgos al investigar algunas de las violaciones más graves de derechos humanos cometidas en Chechenia y hacer pública la información.

En enero de 2010, el primer ministro ruso Vladimir Putin pidió a las autoridades locales que garantizaran condiciones de seguridad para la labor de las organizaciones de derechos humanos en el Norte del Cáucaso.  “A pesar de las declaraciones oficiales, las autoridades no han garantizado aún que la investigación sobre el asesinato de Natalia Estemirova es oportuna, efectiva e imparcial, y que puede establecer la verdad más allá de cualquier duda”, afirmó Nicola Duckworth.

“Todo lo que no sea eso suscita la preocupación de que no existe la voluntad política de identificar a los autores y llevarlos ante la justicia.”

Al igual que hacía Natalia Estemirova, sus compañeros del Centro Ruso de Derechos Humanos Memorial y otros activistas del Norte del Cáucaso siguen proporcionando un apoyo esencial, legal y humanitario, a las personas cuyos derechos han sido violados en esta región.

Sin embargo, funcionarios del gobierno de la República Chechena siguen presionando a las ONG regionales de derechos humanos y denunciando su labor.

El presidente checheno Ramzan Kadyrov, que en una entrevista concedida en agosto de 2009 dijo que Natalia Estemirova era “una mujer sin honor ni vergüenza”, declaró el 3 de julio de 2010 que los trabajadores de Memorial eran unos traidores y sólo trabajaban en interés de los donantes occidentales.

El asesinato de Natalia Estemirova se produjo después de los homicidios en Moscú del abogado de derechos humanos Stanislav Markelov y de la periodista Anastasia Baburova, en enero de 2009, y del de la periodista Anna Politkovskaya, en octubre de 2006.

En Chechenia, la activista de derechos humanos Zarema Sadulayeva y su esposo, Alik (Umar) Dzhabrailov, fueron asesinados sólo cuatro semanas antes que Natalia Estemirova.

“Estos activistas de derechos humanos hablaron en nombre de las víctimas de violaciones graves de derechos humanos. Su labor continúa siendo esencial”, concluyó Nicola Duckworth.

“El presidente Medvedev y el primer ministro Putin deben dar alta prioridad a la investigación sobre el asesinato de Natalia Estemirova y sus compañeros. Esto dejará claro que no se va a tolerar los ataques contra defensores y defensoras de derechos humanos, abogados independientes y periodistas.”