“Las autoridades chinas deben permitir que la ONU abra una investigación independiente sobre lo ocurrido esta semana en el Tíbet, especialmente porque la región está acordonada desde hace días yporque las tareas de observación de la situación de los derechos humanos allí llevan mucho tiempo sujetas a restricciones -ha manifestado Amnistía Internacional hoy, 15 de marzo de 2008-. Es necesario también que el Consejo de Derechos Humanos examine la situación en su actual periodo de sesiones.”
La organización pide a las autoridades chinas que moderen su respuesta a las protestas que continúan produciéndose, que den plena cuenta de todas las personas detenidas en Lhasa y otras zonas de Tíbet durante la represión de las manifestaciones de esta semana y que dejen en libertad a quienes hayan sido detenidos por expresar sus opiniones y ejercer su derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión pacíficamente.
“Las autoridades chinas deben también examinar los motivos de queja de fondo de la población tibetana y las políticas que han ido generando tal resentimiento -ha señalado Catherine Baber, directora del Programa para Asia y Oceanía de Amnistía Internacional-. Entre los arraigados motivos de queja que han salido a la luz esta semana figuran la sensación de la población tibetana de estar excluida de los beneficios del desarrollo económico, las restricciones impuestas a la práctica de su religión y el menoscabado de su cultura y su identidad étnica como consecuencia de la política aplicada por el gobierno.”
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
Las protestas comenzaron el pasado lunes, cuando unos 400 monjes iniciaron una marcha desde el monasterio de Drepung hasta el centro de Lhasa para pedir que remitiera la campaña del gobierno que obliga a los monjes a denunciar por escrito al Dalai Lama y los somete a la propaganda política del gobierno. En el camino a la ciudad se detuvo a más de 50 monjes, lo que generó protestas de apoyo a los detenidos en otros monasterios, hasta que al final estallaron disturbios en toda Lhasa y en otras partes del Tíbet a los que se sumó la población laica. Según informes, también ha habido protestas entre los tibetanos de las provincias vecinas de Qinghai, Gansu y Sichuan.
De acuerdo con la información disponible, la policía y el ejército han golpeado a los participantes en las manifestaciones y los han disparado con gas lacrimógeno y munición real para obligarlos a dispersarse.
El viernes, las protestas degeneraron en violencia en Lhasa, cuando algunos manifestantes quemaron un vehículo de la policía y comenzaron a atacar e incendiar específicamente empresas de propiedad china.
Según fuentes oficiales chinas, hubo 10 muertes, principalmente de empresarios de Lhasa, pero informes no confirmados hablan de muchas más víctimas.
Según los informes, se ha impuesto el toque de queda en toda la ciudad, y todas las tiendas están cerradas. Se han instalado controles de seguridad a todo alrededor para impedir la entrada en ella, y hay vehículos blindados y unidades de la Policía Armada Popular por toda Lhasa. Los informes indican que en algunas partes de la ciudad han continuado las protestas hoy.
La policía y el ejército han rodeado tres importantes monasterios de la zona de Lhasa, y tienen a los monjes confinados en ellos y los golpean si intentan salir. Según informes, los monjes del monasterio de Sera se han declarado en huelga de hambre para exigir la retirada del ejército.
Esta semana se han producido también protestas pacíficas de tibetanos en India y Nepal. En India se ha prohibido mediante orden judicial una marcha hasta la frontera china y se ha detenido a los participantes.
En Nepal se han dispersado con violencia protestas organizadas en Katmandú y, según informes, se ha golpeado y sometido a otros malos tratos a manifestantes detenidos brevemente.