Croacia: Nuevas pruebas de abusos y tortura policiales a migrantes y solicitantes de asilo

En una espantosa escalada de las violaciones de derechos humanos cometidas por la policía en la frontera de Croacia con Bosnia, recientemente unos agentes ataron, golpearon brutalmente y torturaron a un grupo de migrantes y solicitantes de asilo, burlándose de sus heridas y embadurnando de comida sus cabezas sangrantes con intención de humillarlos; así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional.

Amnistía Internacional habló con seis hombres de un grupo de 16 solicitantes de asilo de Pakistán y Afganistán capturados por la policía croata la noche del 26 al 27 de mayo cerca de los lagos de Plitvice cuando intentaban cruzar el país en dirección a Europa occidental.

Entre 8 y 10 personas con uniforme negro y pasamontañas idénticos a los de la Policía Especial de Croacia dispararon sus armas al aire y propinaron patadas y repetidos golpes con empuñaduras, porras y barras metálicas a los hombres cuando ya estaban inmovilizados. A continuación embadurnaron de kétchup, mayonesa y azúcar —que encontraron en la mochila de uno de los migrantes— sus cabezas sangrantes, su pelo y sus pantalones. Además, Amnistía Internacional habló con personal médico que había tratado a los hombres y con las ONG que habían presenciado las lesiones.

“La Unión Europea no puede seguir guardando silencio y haciendo caso omiso de la violencia y los abusos cometidos por la policía croata en sus fronteras exteriores. Con su silencio, está permitiendo e incluso animando a quienes perpetran estos abusos a continuar sin temor a las consecuencias. La Comisión Europea debe investigar los últimos informes sobre episodios terribles de violencia policial contra migrantes y solicitantes de asilo”, ha dicho Massimo Moratti, director adjunto de la Oficina Regional de Amnistía Internacional para Europa, a raíz del caso más reciente en la frontera croata.

Abusos físicos y psicológicos

Amir, de Pakistán, contó a Amnistía Internacional: “Les suplicamos que pararan, que tuvieran piedad. Ya estábamos atados, inmovilizados y humillados, no había razón para que siguieran pegándonos y torturándonos.” Dijo que los hombres armados no mostraban ninguna compasión. “Nos hacían fotos con sus teléfonos, y cantaban y se reían.” Amir tenía fractura de brazo y de nariz y hematomas visibles por toda la cara y los brazos, así como puntos de sutura en la parte posterior de la cabeza .

Esa noche, 10 hombres sufrieron graves lesiones. Tariq, de 30 años, tiene escayolados ambos brazos y una pierna, presenta cortes y hematomas visibles en la cabeza y el rostro, y sufre un dolor intenso en el pecho.

No nos dieron la oportunidad de decir nada cuando nos capturaron. Simplemente empezaron a pegarnos. Cuando ya estaba tumbado en el suelo, me golpearon la cabeza con la culata de un arma y empecé a sangrar. Intenté protegerme la cabeza de los golpes, pero empezaron a darme patadas y a golpearme con barras metálicas en las manos. El resto de la noche estuve desmayándome continuamente.

Tariq

Tariq necesita actualmente una silla de ruedas para desplazarse y tardará meses en volver a ser autónomo.

Los hombres contaron a Amnistía Internacional la humillación que habían sentido cuando los miembros de la milicia les habían embadurnado de mayonesa y kétchup la cara y la cabeza ensangrentada. Un hombre enmascarado chorreó mayonesa sobre los pantalones de un solicitante, entre las piernas, mientras los demás se reían y cantaban “cumpleaños feliz” a su alrededor.

Después de casi cinco horas de abusos incesantes, los migrantes fueron entregados a la policía de fronteras croata, que los trasladó en dos furgonetas a un punto más cercano a la frontera con Bosnia y Herzegovina y les ordenó que fueran caminando. “Se quedaron sorprendidos de nuestro estado. Estábamos empapados en sangre y muy conmocionados. Apenas nos teníamos en pie, y mucho menos podíamos caminar durante horas hasta Bosnia. Pero nos ordenaron que nos fuéramos, que cargáramos con los que no podían andar y nos fuéramos”, contó Faisal a Amnistía.

Finalmente algunos llegaron a Miral, centro de acogida en Velika Kladusa (Bosnia y Herzegovina) dirigido por la Organización Internacional para las Migraciones, pero cinco que estaban muy débiles para andar se quedaron atrás y al final fueron recogidos por una ONG que trabajaba en el centro.

Un médico de urgencias que había atendido a los hombres en el centro médico de Velika Kladusa contó a Amnistía Internacional que todos presentaban heridas en la parte posterior de la cabeza que habían requerido puntos de sutura y eran compatibles con golpes asestados con objetos contundentes. La mayoría tenía múltiples fracturas, lesiones articulares, colapso pulmonar, cortes y hematomas, y varios estaban traumatizados. Su recuperación tardaría meses.

Continúan impunes las sistemáticas torturas y violentas devoluciones ilegales de la policía croata

Aunque sólo sea el último de la serie, este episodio indica una escalada en el nivel de brutalidad y abusos por parte de la policía croata. A principios de mayo, The Guardian informó sobre un grupo de hombres a los que habían obligado a cruzar la frontera croata después de golpearlos y pintarles cruces en la cabeza con pintura en aerosol de color naranja. El Ministerio del Interior croata rechazó las denuncias, pero los testimonios de intimidación y violencia encajan en la tendencia a llevar a cabo devoluciones ilegales no sólo en la frontera croata, sino también en otras fronteras exteriores de la Unión Europea.

Numerosos informes han revelado en los últimos tres años cómo la policía de fronteras croata ataca por sistema a hombres, mujeres y adolescentes que intentan entrar en el país, destruye sus pertenencias y destroza sus teléfonos antes de devolverlos ilegalmente a Bosnia. En ocasiones despojan a la gente de su ropa y calzado y la obligan a caminar durante horas por la nieve y a cruzar ríos helados.

Un médico de la clínica de Velika Kladusa contó a Amnistía Internacional que, según denunció alrededor del 60% de las personas migrantes y solicitantes de asilo que habían necesitado tratamiento médico, las heridas se las había infligido la policía croata cuando intentaban cruzar la frontera. “Muchas lesiones son por fractura de huesos largos y articulaciones. Estos huesos tardan más en curarse y su rotura incapacita al paciente durante un periodo más largo. Parece ser una estrategia deliberada: causar lesiones y traumas que tardan tiempo en curarse y, por tanto, sirven para disuadir a la gente de intentar volver a cruzar la frontera en una buena temporada, o en toda su vida”, contó el médico a Amnistía Internacional.

Hasta ahora, el Ministerio del Interior croata ha rechazado estas acusaciones y se ha negado a poner en marcha investigaciones independientes y efectivas sobre los abusos denunciados y a exigir rendición de cuentas a sus agentes. En un clima de impunidad generalizada, la violencia y las devoluciones ilegales en la frontera no han hecho más que aumentar. Amnistía Internacional ha compartido información detallada sobre este caso con el Ministerio del Interior, pero no ha recibido respuesta oficial.

La Unión Europea no exige rendición de cuentas a Croacia

La Comisión Europea ha guardado silencio ante los múltiples informes verosímiles de graves abusos contra los derechos humanos en la frontera croata y los repetidos llamamientos del Parlamento Europeo para que se investiguen las denuncias. De hecho, Croacia continúa recibiendo ayuda de la UE para seguridad en las fronteras por valor de casi siete millones de euros, que en su inmensa mayoría se gastan en infraestructuras, en equipar a la policía fronteriza e incluso en pagar sueldos policiales. Incluso el reducido porcentaje (300.000 euros) que la Comisión había reservado para un mecanismo encargado de vigilar que las medidas adoptadas en las fronteras respetan los derechos fundamentales y la legislación sobre asilo de la UE, ha resultado no ser más que una tapadera. El año pasado, la Comisión recomendó la plena adhesión de Croacia al Espacio Schengen a pesar de los abusos contra los derechos humanos que eran habituales allí.

“La Comisión Europea no puede seguir cerrando los ojos ante flagrantes infracciones del derecho de la UE mientras la policía croata marca con cruces en la cabeza, tortura brutalmente y humilla a las personas. Esperamos como mínimo la condena de estos actos y una investigación independiente sobre los abusos denunciados, así como el establecimiento de un mecanismo efectivo que garantice que no se utilizan fondos de la UE para cometer tortura y devoluciones ilegales. Si no se adoptan medidas urgentes, las inhumanas prácticas de Croacia en materia de migración harán que la UE sea cómplice en las graves violaciones de derechos humanos que se cometen a sus puertas”, ha dicho Massimo Moratti.

Si desean más información o concertar una entrevista, pueden contactar con oficina de prensa de Amnistía Internacional : [email protected], +32 2 548 27 73 o +32 483 680 812.

Información complementaria

Fotografías de las lesiones © Consejo Danés para los Refugiados [Atención: contenido perturbador]

Las devoluciones ilegales con violencia desde la frontera croata son habituales desde finales de 2017. El Consejo Danés para los Refugiados documentó cerca de 7.000 casos de expulsión y devolución ilegal a Bosnia y Herzegovina en 2019, en su mayoría acompañados de informes de violencia e intimidación por la policía croata. A pesar del breve respiro durante el confinamiento debido a la pandemia de COVID-19, las devoluciones ilegales continúan, con 1.600 casos documentados sólo en abril. Los números aumentan a diario, a medida que las restricciones se levantan en toda la región y las condiciones meteorológicas se suavizan.

Amnistía Internacional entrevistó a más de 160 personas que han sufrido expulsión o devolución ilegal a Bosnia y Herzegovina desde julio de 2018. Casi un tercio de ellas denunciaron que habían sido golpeadas, les habían robado la documentación y los teléfonos, y las habían insultado en lo que parece una política deliberada para disuadir de intentar volver a entrar en el país.