Libia: Deben protegerse las vidas civiles frente a la escalada de los combates en la ofensiva de Trípoli

Aumenta el temor a un nuevo derramamiento de sangre de civiles a medida que se intensifican a las afueras de Trípoli los combates entre el autoproclamado Ejercito Nacional Libio, liderado por el general Khalifa Haftar, y las milicias alineadas con el Gobierno de Acuerdo Nacional de Libia, reconocido internacionalmente, ha manifestado Amnistía Internacional hoy.

Según el Ministerio de Salud del gobierno, con sede en la capital, Trípoli, al menos 25 personas han muerto y 80 han resultado heridas desde que el general Haftar inició su ofensiva para tomar la ciudad el 4 de abril. Entre las personas muertas hay al menos cuatro civiles, entre ellas dos trabajadores médicos, según la ONU.

“La escalada de la violencia a las afueras de Trípoli es sumamente alarmante: se teme que el número de muertes civiles aumente rápidamente a medida que los combates se intensifican y se extienden a zonas de la ciudad más densamente pobladas”, ha señalado Magdalena Mughrabi, directora de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

“En virtud del derecho internacional humanitario, todas las partes en el conflicto tienen la obligación de proteger a la población civil. Deben distinguir en todo momento entre civiles y combatientes, y los ataques contra civiles y personal e instalaciones médicas están absolutamente prohibidos. Jamás deben utilizarse en las inmediaciones de concentraciones de civiles armas explosivas con efectos en una amplia zona, como artillería y morteros.”

La escalada de la violencia a las afueras de Trípoli es sumamente alarmante: se teme que el número de muertes civiles aumente rápidamente a medida que los combates se intensifican y se extienden a zonas de la ciudad más densamente pobladas

Magdalena Mughrabi, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África

Tanto el autoproclamado Ejército Nacional Libio como las milicias alineadas con el gobierno del oeste de Libia tienen terribles historiales en materia de derechos humanos, que incluyen flagrantes infracciones del derecho internacional y crímenes de guerra, como ataques indiscriminados y directos contra civiles y bienes civiles, secuestros, tortura y ejecuciones extrajudiciales.

Vídeos publicados en las redes sociales muestran a combatientes utilizando un sistema de lanzacohetes múltiple, que dispara proyectiles no guiados y poco precisos y no debe emplearse en zonas civiles densamente pobladas por el riesgo de matar o herir a civiles. En el aeropuerto de Mitiga se han suspendido los vuelos tras un ataque aéreo de las fuerzas del Ejército Nacional Libio.

La Organización Internacional para las Migraciones ha advertido de que los combates han desplazado hasta ahora a unas 2.800 personas y, en algunas zonas, la población civil no ha podido marcharse debido a la intensidad de los enfrentamientos. Muchas zonas están aisladas de los servicios de emergencia. En algunas se he hecho caso omiso de las peticiones de una tregua para evacuar a las personas heridas y a la población civil.

“Toda persona civil que quiera abandonar la zona ha de poder hacerlo libremente y sin sufrir ataques”, ha añadido Magdalena Mughrabi.

Las personas refugiadas y migrantes detenidas en Libia son ya sumamente vulnerables y sufren terribles abusos a manos de las autoridades que las mantienen bajo custodia y de los contrabandistas.

Magdalena Mughrabi

Algunos combates se desarrollan también en las inmediaciones de los centros de detención de inmigrantes de Qasr Ben Gashir y Ain Zara, donde se hallan recluidas alrededor de 1.300 personas refugiadas y migrantes.

Las personas refugiadas y migrantes detenidas en Libia son ya sumamente vulnerables y sufren terribles abusos a manos de las autoridades que las mantienen bajo custodia y de los contrabandistas. Hay motivos reales para temer por su seguridad y por su situación humanitaria si los enfrentamientos se intensifican, pues se ha informado de que a algunas las han dejado encerradas sin agua ni comida, en condiciones inhumanas”, ha explicado Magdalena Mughrabi.