Las autoridades libias deben hacer más para proteger a las defensoras de los derechos humanos del país y para investigar los numerosos ataques violentos contra ellas. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional hoy, cuatro años después del homicidio de la renombrada activista y abogada libia de derechos humanos Salwa Bugaighis.
Salwa Bugaighis murió por disparos en su casa en la ciudad oriental de Bengasi el 25 de junio de 2014, y su asesinato desató una espiral descendente para la seguridad de las defensoras de los derechos humanos que se ha mantenido desde entonces.
“El asesinato de Salwa Bugaighis fue un punto de inflexión negativo para las mujeres de Libia que llevaban tratando de participar activamente en la vida pública y política desde el levantamiento de 2011”, ha manifestado Heba Morayef, directora regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.
“La situación general de seguridad para la población libia se deterioró después de 2014, pero las mujeres se vieron especialmente afectadas. La ausencia de rendición de cuentas por el asesinato puso de manifiesto un clima de impunidad para la violencia contra las mujeres que alzan la voz; ese clima hizo que algunas se retiraran de la sociedad civil libia y obligó a otras a huir del país.”
Los asesinos de Salwa Bugaighis, descritos por aquel entonces como unos hombres encapuchados que vestían uniformes militares, siguen sin identificar.
El día de su asesinato, Salwa acababa de votar en las elecciones generales libias. Su esposo, Essam al Ghariani, también fue secuestrado ese día, y desde entonces se desconoce su paradero.
El hecho de que las autoridades libias no abrieran una investigación efectiva sobre el asesinato, a pesar de haber dicho que lo harían, transmite a los miembros de grupos armados el mensaje de que podrían atacar a otras defensoras de los derechos humanos sin temor a sufrir repercusiones.
Entre esas otras defensoras se encuentra la ex congresista de Derna Fariha Al Berkawi, asesinada el 17 de julio de 2014; también se encuentra la activista de derechos humanos Intisar Al Hasiri, muerta en febrero de 2015.
En cada caso, las autoridades libias aseveraron que los homicidios no eran de motivación política, y eludieron llevar a cabo investigaciones adecuadas y transparentes.
Laila Mughrabi, defensora de los derechos humanos obligada a huir a Libia tras sufrir amenazas y ataques, contó a Amnistía Internacional: “Para cada una de las mujeres asesinadas, las autoridades y la sociedad[…] atribuyeron [el homicidio] al robo en el caso de Salwa, la herencia en el caso de Intisar y un homicidio por motivos de honor en el caso de Naseeb (la periodista de televisión Naseeb Kernafa, muerta en mayo de 2014)”.
“La percepción de estas mujeres como agentes políticos en condiciones de igualdad no es una opción [para las autoridades], por lo que sus asesinatos se rebajan a delincuencia y nada más.”
Amnistía Internacional ha documentado muchos otros ejemplos de violencia de género y abusos contra defensoras de los derechos humanos en Libia, con actos tales como agresiones, secuestros, violencia sexual y difamación en las redes sociales.
“Desde el asesinato de Salwa Bugaighis y los que le siguieron, hemos presenciado un aumento de la violencia de género contra las mujeres que siguen luchando por la inclusión política”, ha manifestado Heba Morayef.
“La inadecuada respuesta de las autoridades demuestra una tolerancia respecto a esta violencia, mientras que las normas sociales conservadoras protegen más a quienes cometen esos crímenes.”
Las mujeres de Libia se enfrentan a enormes obstáculos a la hora de participar en la vida pública y política, a pesar de sus avances iniciales tras la caída del régimen de Gadafi.
Esto se ve agravado por el hecho de que los grupos armados actúan por encima de la ley y cometen abusos impunemente, y también por la aparente falta de voluntad de las autoridades respecto a hacer rendir cuentas a los responsables.
“La inseguridad constante en Libia no puede ser una excusa para que las autoridades descuiden la terrible situación de los derechos de las mujeres. Hay que poner fin a los abusos contra las defensoras de los derechos humanos, llevar a cabo investigaciones efectivas sobre los delitos contra ellas y desafiar las normas sociales que apartan a las mujeres de la participación en la vida pública.”
“Libia debe actuar urgentemente para cumplir sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, y especialmente para proteger a toda su ciudadanía y abordar la arraigada discriminación contra las mujeres que existe en todos los niveles de la sociedad.”
Amnistía Internacional reitera su llamamiento al gobierno libio para que lleve a cabo una investigación significativa sobre la muerte de Salwa Bugaighis y haga rendir cuentas a los responsables en juicios justos, sin recurrir a la pena de muerte.