Gambia: Penas de cárcel para líderes de la oposición, un nuevo revés para los derechos humanos

La sentencia condenatoria impuesta al líder de la posición Ousainou Darboe y a otros 18 manifestantes pacíficos pone de relieve el continuo deterioro de los derechos humanos en Gambia; así lo ha manifestado hoy Amnistía Internacional.

Esta tarde, 19 personas —entre ellas el líder del Partido Democrático Unido— han sido condenadas a penas de tres años de prisión tras declararlas culpables un tribunal de seis cargos relacionados con su participación, el 16 de abril de 2016, en protestas no autorizadas en las afueras de la capital, Banjul. El tribunal absolvió a los 19 acusados del cargo de incitación a la violencia, y otro hombre fue absuelto de todos los cargos.

Las sentencias condenatorias impuestas a veteranas figuras de la oposición, como Ousainou Darboe, son un nuevo ejemplo de las continuas violaciones de derechos humanos que se cometen contra quienes osan hablar abiertamente en Gambia.

Stephen Cockburn, director regional adjunto de Amnistía Internacional para África Occidental y Central

“Las sentencias condenatorias impuestas a veteranas figuras de la oposición, como Oisanou Darboe, son un nuevo ejemplo de las continuas violaciones de derechos humanos que se cometen contra quienes osan hablar abiertamente en Gambia”, afirma Stephen Cockburn, director regional adjunto de Amnistía Internacional para África Occidental y Central.

“Amnistía Internacional considera que todas las personas que languidecen en cárceles por protestar pacíficamente son presas de conciencia, y deberían ser puestas en libertad inmediatamente y sin condiciones.”

Las 19 personas declaradas culpables fueron arrestadas el 16 de abril durante una protesta pacífica en la que se pedía la liberación de decenas de simpatizantes del Partido Democrático Unido, detenidos apenas dos días antes durante otras protestas.

También exigían que se investigase la muerte bajo custodia de Solo Sandeng, secretario de organización nacional del Partido Democrático Unido, detenido el 14 de abril. Una testigo manifestó en una declaración jurada que había visto el cadáver de Solo Sandeng, hinchado, ensangrentado y con marcas de golpes, en la sede de la Agencia Nacional de inteligencia.

El tribunal dictó sentencia dos días antes del 22 aniversario del golpe de Estado en el que el presidente Yaya Jammeh se hizo con el poder, y a falta de menos de cinco meses para las próximas elecciones presidenciales en el país.

En junio de 2016, Amnistía Internacional publicó un informe que detalla el creciente deterioro de la libertad de expresión y del respeto por los derechos humanos —en forma de nuevas leyes represivas, vigilancia generalizada y detenciones de periodistas y miembros de la oposición, entre otras— desde las últimas elecciones, celebradas en 2011.

La organización ha pedido a la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO) que se plantee suspender la membresía de Gambia si la situación de los derechos humanos en el país no mejora antes de las próximas elecciones. Durante una cumbre en junio, los jefes de los Estados pertenecientes a la CEDEAO instaron a Gambia a evitar el uso de fuerza excesiva contra manifestantes y a iniciar un diálogo político con los partidos de la oposición.

Encarcelar a los líderes de la oposición y a sus simpatizantes por protestar pacíficamente no solo es una flagrante violación de sus derechos humanos, sino que probablemente agravará una situación de por sí tensa.

Stephen Cockburn

Al menos 25 personas más permanecen detenidas en espera de juicio por participar en las protestas de abril y mayo.

“Encarcelar a los líderes de la oposición y a sus simpatizantes por protestar pacíficamente no solo es una flagrante violación de los derechos humanos, sino que probablemente agravará una situación de por sí tensa”, afirma Stephen Cockburn.

“A falta de sólo cinco meses para las elecciones, las autoridades de Gambia deberían tomar medidas urgentes para asegurar que la gente puede expresarse sin miedo a represalias. Si no lo hacen, la CEDEAO y la comunidad internacional no deberían quedarse de brazos cruzados.”