Jordania: La respuesta al atentado con explosivos en la frontera no puede ser el reenvío forzado de personas refugiadas

La respuesta de “puño de hierro” en materia de seguridad prometida por las autoridades jordanas tras el atentado con explosivos contra un puesto militar junto a la frontera con Siria cometido el martes no debe rebajarse al cierre de la frontera y la negación de ayuda humanitaria a decenas de miles de refugiados sirios que huyen del conflicto armado; así lo ha afirmado hoy Amnistía Internacional.

Ningún grupo ha reivindicado aún la responsabilidad de este ataque, aparentemente bien coordinado, que ha causado la muerte de seis guardias de fronteras y lesiones a varios más.

Más de 70.000 personas están abandonadas a su suerte en una zona desértica que denominan “la berma”, una barrera de arena levantada para marcar el límite jordano de la frontera con Siria, cerca de los pasos fronterizos de Rukban y Hadalat. Con el cierre hermético de la frontera y la negación del paso de ayuda humanitaria a la zona, es inevitable que empeoren drásticamente las circunstancias de quienes no han podido encontrar refugio y que sus vidas corran peligro.

“Hay decenas de miles de personas refugiadas atrapadas cerca de donde ha tenido lugar este atentado. Muchas han huido de algunas de las zonas más afectadas por la guerra en Siria: Alepo, Deir ez Zor, Homs, Hama y Raqqa. Sus propias vidas penden de un hilo en la frontera”, ha afirmado Sherif Elsayed-Ali, jefe del equipo de trabajo de Amnistía internacional sobre Derechos de las Personas Refugiadas y Migrantes.

Hay decenas de miles de personas refugiadas atrapadas cerca de donde ha tenido lugar este atentado. Sus propias vidas penden de un hilo en la frontera

Sherif Elsayed-Ali, jefe del equipo de trabajo de Amnistía Internacional sobre Derechos de las Personas Refugiadas y Migrantes

“Jordania tiene la obligación de proteger a la población civil de los ataques armados, pero sus medidas de seguridad no deben contravenir su obligación jurídica internacional de proporcionar protección y asistencia a las personas refugiadas que han huido desesperadamente de la misma clase de violencia. Negarles la entrada en Jordania constituye una violación del derecho internacional.

El ataque del martes iba dirigido contra el paso fronterizo de Rukban, en una zona remota y desértica donde confluyen las fronteras de Jordania, Siria e Irak. A mediados de 2014, Jordania cerró sus fronteras en la práctica a las personas que huían del conflicto, lo que ha llevado a una acumulación progresiva de personas en sus pasos fronterizos de Rukban y Hadalat.

En noviembre de 2015 había unas 9.000 personas sirias atrapadas, y el número seguía en constante aumento. En la actualidad, más de 60.000 personas viven en penosas condiciones cerca del paso de Rukban, y más de 10.000 cerca del paso de Hadalat, en espera de autorización para buscar seguridad en Jordania.

En marzo de 2016, según los informes, Jordania aceptó que entraran en el campo de refugiados de Azraq hasta 20.000 personas refugiadas que estaban atrapadas en los pasos fronterizos. Sin embargo, a estas personas las han instalado en una zona vallada dentro del campo denominada “Aldea 5”. Los trabajadores de ayuda humanitaria calculan que, si persiste esta situación, al final del año habrá 100.000 sirios atrapados en “la berma”.

Respuesta de “puño de hierro”

Las autoridades jordanas reaccionaron con rapidez al atentado del martes: el rey Abdalá II afirmó que su gobierno respondería con “puño de hierro” y se cerraron herméticamente los pasos fronterizos.

“Hemos tomado medidas específicas de inmediato. La primera ha sido cerrar ese […] paso [fronterizo] y declarar el sitio zona militar cerrada. Además, no vamos a construir más campos de refugiados ni a ampliar los que ya existen” , dijo Mohammed Momani, ministro de Información jordano, en una declaración a los medios de comunicación.

Jordania acoge en la actualidad a más de 650.000 personas refugiadas sirias registradas por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Amnistía Internacional ha pedido reiteradamente a la comunidad internacional que incremente su apoyo a Jordania como principal país de acogida de refugiados, entre otras cosas cubriendo la financiación completa del Plan de Respuesta de Jordania para 2016 y aumentando el número de plazas de reasentamiento ofrecidas. A fecha de 12 de junio de 2016 sólo estaba cubierto el 6,2% de la financiación del Plan de Respuesta de Jordania