Las personas que expresan una opinión contraria a los líderes sufren un riesgo cada vez mayor de ser castigadas o enjuiciadas, ha declarado hoy Amnistía Internacional en la presentación de la mayor campaña de derechos humanos del mundo.
Durante la campaña anual Escribe por los derechos, del 4 al 17 de diciembre, cientos de miles de simpatizantes y activistas de Amnistía Internacional de todo el mundo enviarán cartas, mensajes de correo electrónico, SMS, faxes y tuits para pedir la libertad de activistas encarcelados por disentir pacíficamente apoyar a víctimas de la tortura y sacar a la luz otros abusos contra los derechos humanos.
“Nuestra campaña promete un activismo emocionante, unificador y eficaz que unirá a personas de toda clase y condición”, afirmó Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.
“Cuando cientos de miles de personas dicen que apoyan a un defensor o a una defensora de los derechos humanos, el impacto es enorme y da a esa persona la fuerza que necesita para seguir. También envía a sus opresores el mensaje de que no pueden mantener sus crímenes en secreto y de que el mundo vigila su próximo movimiento. Cada carta, cada correo electrónico y cada firma en una petición que reciben las autoridades es una grieta en una armadura que de otro modo sería impenetrable, socavando el poder de las autoridades que cometen abusos contra los derechos humanos.”
En la campaña de 2014 se batieron récords, pues cientos de miles de personas de más de 200 países y territorios enviaron 3.245.565 mensajes que ofrecían apoyo o exigían medidas sobre los casos de 12 personas y comunidades que sufrían abusos contra los derechos humanos. Se han enviado más de un millón de mensajes de apoyo al bloguero saudí encarcelado Raif Badawi desde que la campaña destacó su caso.
La campaña de solidaridad ha logrado excarcelar e indultar a presos
La campaña anual ha logrado importantes victorias. El 28 de mayo de 2015, el gobernador del estado del Delta, Emmanuel Uduaghan, indultó y excarceló al sobreviviente de la tortura nigeriano Moses Akatugba tras recibir peticiones de indulto de 800.000 simpatizantes de Amnistía Internacional. Moses había sido condenado a muerte por robo a mano armada tras robar tres teléfonos móviles —delito que dice que no cometió— basándose en una “confesión” obtenida bajo tortura.
“Me detuvieron, me torturaron y me encarcelaron con sólo 16 años. Me condenaron a muerte”, dijo Moses en una carta a simpatizantes de Amnistía Internacional. “Sin las miles de cartas que enviaron de apoyo a mi caso, puede que nunca me hubieran puesto en libertad.”
La campaña de 2013 desembocó en la excarcelación de tres presos de conciencia: la activista camboyana en favor del derecho a la vivienda Yorm Bopha, el líder comunitario de Myanmar el doctor Tun Aung y el manifestante ruso Vladimir Akimenkov. Las autoridades recibieron cientos de miles de cartas y peticiones de simpatizantes de Amnistía Internacional.
Amenazas a la libertad de expresión
La campaña Escribe por los derechos de 2015 ilustra la presión cada vez mayor a la que se somete a la libertad de expresión al reclamar la libertad de varias personas en prisión o que podrían ser juzgadas como precio por la disidencia pacífica:
Uzbekistán: Muhammad Bekzhanov, el periodista que lleva más tiempo encarcelado en el mundo (junto con Yusuf Ruzimuradov, del mismo periódico, encarcelado al mismo tiempo en 1999).
Malasia: El caricaturista político Zulkiflee Anwar Ulhaque, “Zunar”, que podría ser condenado a una larga pena de prisión en virtud de la Ley contra la Sedición por publicar tuits en los que criticaba el poder judicial del país.
Myanmar: Phyoe Phyoe Aung, líder de uno de los mayores sindicatos estudiantiles de Myanmar, una de los 54 estudiantes y manifestantes encarcelados tras las protestas del 10 de marzo de 2015.
República Democrática del Congo: Los activistas juveniles pacíficos Yves Makwambala y Fred Bauma, detenidos en una conferencia de prensa y en espera de juicio, acusados de formar una banda delictiva y de intentar derrocar al gobierno.
Arabia Saudí: El abogado Waleed Abu al Khair, que cumple una pena de 15 años de prisión seguida de la prohibición de viajar durante 15 años y una multa por su activismo pacífico. Antes de ser encarcelado, defendió a muchas víctimas de violaciones de derechos humanos en Arabia Saudí, incluido Raif Badawi, cuyo caso fue parte de la campaña del año pasado.
“Estamos presenciando una represión cada vez mayor de la disidencia en muchos países, en los que los gobiernos detienen y juzgan a los críticos más destacados para transmitir el mensaje intimidatorio de que quien hable pagará un alto precio. A muchos gobiernos les aterra el poder de las personas y reaccionan tratando de limitarlo”, prosiguió Salil Shetty.
“Ahora más que nunca, tenemos que mostrar nuestra solidaridad con las personas valientes que se alzan por los derechos humanos a pesar de los riesgos. Puede que los defensores y defensoras de estos derechos sean las víctimas inmediatas de la represión, pero todos pagamos el precio si el resultado es una sociedad en la que la gente tiene miedo de decir lo que piensa.”
Según el Informe Anual de 2014 de Amnistía Internacional, el año pasado casi tres cuartas partes de los Estados (119 países de los 160 incluidos en el informe) restringieron arbitrariamente la libertad de expresión con medidas como la represión de la libertad de prensa, incluidos el cierre forzoso de periódicos, y amenazas y ataques contra periodistas.
Nota para los periodistas
Disponemos de una hoja informativa con más detalles sobre Escribe por los derechos y los casos incluidos en la campaña de este año.
Amnistía Internacional selecciona casos en los que la campaña podría cambiar la vida de las personas o dar la necesaria difusión pública a una injusticia, al mismo tiempo que trata de abarcar diferentes regiones, géneros y cuestiones diversas de derechos humanos.