El reloj avanza y las autoridades paraguayas siguen sin garantizar que una niña de 10 años violada tenga acceso a todas las opciones posibles, incluidos servicios de aborto seguro, así lo ha indicado hoy Amnistía Internacional y Católicas por el Derecho a Decidir.
El mundo observa a Paraguay. Pedimos a las autoridades de este país que den una muestra de humanidad y respeten la integridad de esta niña. Cualquier otra cosa sería una clara infracción del derecho internacional de los derechos humanos y una violación de los derechos de esta pequeña.
Guadalupe Marengo, directora adjunta del Programa para América de Amnistía Internacional
“El mundo observa a Paraguay. Pedimos a las autoridades de este país que den una muestra de humanidad y respeten la integridad de esta niña. Cualquier otra cosa sería una clara infracción del derecho internacional de los derechos humanos y una violación de los derechos de esta pequeña”, ha manifestado Guadalupe Marengo, directora adjunta del Programa para América de Amnistía Internacional, después de que más de 150.000 de sus miembros y activistas de todo el mundo han firmado una petición en apoyo a las opciones para esta niña.
Hace un par de días se habría conformado una junta interdisciplinaria encargada de evaluar la situación de la niña.
“Es importante que se realice de inmediato una evaluación integral de la situación de la pequeña y que asegure que sus derechos humanos se respetan y garantizan plenamente. Se deben tener en cuenta todos los peligros físicos y mentales que este embarazo de alto riesgo entraña a corto, medio y largo plazo. Se trata de una niña muy pequeña que ya ha sufrido durante mucho tiempo el profundo trauma de la violación y los abusos sexuales. Todas las opciones, incluido el aborto, deben ponerse sobre la mesa para impedir que se prolongue el tormento,” dijo Guadalupe Marengo.
Han transcurrido más de dos semanas desde que se descubrió que la niña de 10 años estaba embarazada de 21 semanas a consecuencia de la violación sufrida a manos de su padrastro. Su madre pidió a los médicos que interrumpieran el embarazo La niña ha sido enviada a un hogar de niñas madres.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que el embarazo en adolescentes es peligroso, y que en Latinoamérica el riesgo de muerte materna es cuatro veces más alto en adolescentes menores de 16 años que en mujeres de más de 20.
“Cuesta entender la brutal crueldad de obligar a una niña, que ya ha soportado el horror de la violación, a llevar un embarazo a término. Las repercusiones físicas y mentales de continuar con este embarazo de alto riesgo podrían ser devastadoras, y son equiparables a la tortura”, dijo Guadalupe Marengo.
En Paraguay, el aborto está permitido cuando la vida de la mujer o la niña embarazada corre grave peligro.
Desde enero, la niña había acudido a distintos centros médicos quejándose de dolor de estómago, pero el embarazo no se detectó. Además, el año pasado la madre denunció los abusos sexuales sufridos por su hija, pero la fiscalía no investigó la denuncia ni brindó medidas de protección, al considerar que no existía riesgo para la niña. La investigación sobre los abusos perpetrados por el padrastro no se inició hasta que el embarazo fue conocido. El padrastro ha huido, y está prófugo de la justicia.
La madre de la niña está ahora en prisión, imputada de incumplimiento del deber de cuidado y de complicidad en los abusos sexuales. Las organizaciones estiman que la madre se encuentra en un estado de suma vulnerabilidad, y temen que su detención sea arbitraria.
“En una sociedad plural como la de Paraguay, mucha gente reconoce la moralidad del aborto y acoge políticas públicas que apoyan los derechos humanos de las mujeres a decidir en asuntos relacionados con su salud reproductiva. Yo, y Católicas, llamamos a las autoridades de Paraguay a la salud de las niñas en el país” ha manifestado Jon O’Brien, presidente de Catholics for Choice.