Amnistía Internacional ha publicado un nuevo informe que contiene indicios condenatorios de que las fuerzas gubernamentales de Siria actuaron de forma ilícita causando la muerte de decenas de civiles en diversos ataques aéreos lanzados contra la ciudad de Al Raqa en noviembre de 2014 que violaron el derecho internacional humanitario. Algunos de los ataques podrían constituir crímenes de guerra.
El informe, titulado Al-Raqqa under attack: Syrian air force strikes against civilians,documenta varios ataques aéreos que tuvieron lugar entre el 11 y el 29 de noviembre y que causaron la muerte de hasta 115 civiles, incluidos 14 menores de edad. Entre los lugares alcanzados por los ataques están una mezquita y un mercado muy concurrido, frecuentado por gran número de civiles, y otros edificios que no se usaban para fines militares.
Las fuerzas del gobierno sirio han mostrado una falta de respeto patente por las normas de la guerra en estos despiadados ataques aéreos. Algunos de los ataques muestran signos evidentes de ser crímenes de guerra
afirmó Philip Luther, director del Programa Regional de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África
“El gobierno parece indiferente a la matanza causada por los estos ataques, pues se niega incluso a reconocer las víctimas civiles que ha ocasionado. Ha lanzado ataques reiterados contra zonas civiles sin identificar claramente objetivos militares, lo cual es una violación flagrante del requisito de distinguir entre bienes de carácter civil y objetivos militares.”
Según las autoridades sirias, los ataques iban dirigidos contra miembros y bases del grupo armado que se da a sí mismo el nombre de Estado Islámico. El Estado Islámico se hizo con el control de Al Raqa el pasado mes de junio y declaró a la ciudad la capital de su “califato islámico”, compuesto por territorios de Siria y de Irak que están bajo su control. Sin embargo, los datos recopilados por Amnistía Internacional ponen de manifiesto que, en la mayoría de los casos, no se pudieron identificar objetivos militares en las proximidades de las zonas atacadas.
El 25 de noviembre, la jornada más mortífera de los ataques contra Al Raqa, las fuerzas gubernamentales bombardearon diversas zonas civiles, y alcanzaron una mezquita, un mercado muy concurrido, tiendas, un centro de transporte, un almacén y un edificio de viviendas.
Un testigo que describió a Amnistía Internacional la escena posterior al ataque contra el Mercado del Museo dijo que habían resultado dañados 40 edificios y confirmó que no había ninguna base ni puesto de control militar en las inmediaciones.
“Fue una catástrofe […] es el principal mercado de Al Raqa y suele estar lleno de gente por el día. Había trozos de cadáveres por todas partes. Transporté 40 cuerpos a vehículos, ambulancias y furgonetas que los trasladaron a [hospitales] […] Vi al menos a 50 personas con heridas graves y leves.”
Vi trozos de cadáveres por todas partes, cuerpos calcinados y gente con las extremidades amputadas. También vi un cadáver que colgaba de un cable eléctrico, tal vez a consecuencia de la explosión
Un testigo del ataque contra la Ciudad Industrial, Al Raqa
describió una escena igualmente terrible: “Vi trozos de cadáveres por todas partes, cuerpos calcinados y gente con las extremidades amputadas. También vi un cadáver que colgaba de un cable eléctrico, tal vez a consecuencia de la explosión”, contó.
Según confirmaron algunos de sus habitantes, la Ciudad Industrial es una zona densamente poblada y no hay bases ni puestos de control del Estado Islámico cerca, pero los combatientes del Estado Islámico usaban a veces garajes de la zona para reparar sus vehículos.
En la mayoría de los ataques no pudo identificarse ningún objetivo militar claro. En algunos casos, hubo testigos que afirmaron que habían visto a combatientes del Estado Islámico en las proximidades, pero añadieron que los combatientes iban vestidos de civil y está muy poco claro que fueran los destinatarios de los ataques. Según testigos, entre las víctimas mortales del ataque a la mezquita había personas que se creía eran combatientes del Estado Islámico, pero en aquel momento participaban en los rezos de los viernes junto con fieles civiles.
“Era la hora de los rezos y la mezquita estaba llena de gente. Vi carne humana por el suelo y muchos cadáveres y personas heridas. No recuerdo el número exacto porque estaba en un estado de conmoción”, relató un testigo.
Como mínimo, han sido desproporcionados o indiscriminados varios de los ataques lanzados por el gobierno sirio contra Al Raqa que se han saldado con muertos y heridos entre la población civil. Es probable que algunos hayan sido ataques directos contra civiles y bienes de carácter civil y, en esos casos, deben investigarse como crímenes de guerra.
La mera presencia de integrantes del Estado Islámico no legitima a las autoridades para bombardear la zona indiscriminadamente sin tener en cuenta las probables víctimas civiles
Philip Luther
El gobierno sirio parece estar repitiendo una práctica arraigada, que ha aplicado de forma reiterada por todo el país, de castigar brutalmente a la población civil por la presencia de opositores armados.
En Al Raqa, la población civil está sometida al imperio del miedo desde que el Estado Islámico se hizo con el control de la zona. El grupo armado ha obligado a la población a cumplir su radical interpretación de la ley islámica (sharia). Aquellas personas a las que el Estado Islámico considera que han transgredido sus edictos o de las que sospecha que se oponen a su autoridad han sido castigadas con ejecuciones sumarias, amputaciones y flagelaciones.
“Los habitantes de Al Raqa ya tienen que soportar el brutal control del Estado Islámico. Castigar a toda la población civil simplemente porque la ciudad en la que viven ha caído en manos del Estado Islámico es injustificable”, manifestó Philip Luther.
“El gobierno no puede seguir justificando la brutalidad generalizada con la pantomima de que únicamente dirige sus ataques contra ‘terroristas’. Ha esgrimido repetidamente este argumento como excusa para lanzar bombardeos indiscriminados que han causado miles de víctimas civiles.”
Transcurridos cuatro años desde que comenzó la crisis en Siria, el efecto devastador sobre la población civil es manifiesto. Además, ninguna de las partes en el conflicto ha cumplido la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad de la ONU en febrero de 2014, que exige que se ponga fin a los ataques contra civiles y a los ataques indiscriminados, que se levante el asedio de zonas pobladas, que se acabe con la tortura y la detención arbitraria de civiles, y que se permita el acceso sin obstáculos a la ayuda humanitaria.
“Tanto el Estado Islámico como las fuerzas gubernamentales han cometido crímenes horribles contra la población civil de Siria. A menos que el Consejo de Seguridad haga cumplir su resolución, lo más probable es que el sufrimiento de la población no haga sino aumentar”, advirtió Philip Luther.
“Si se remitiese la situación de Siria a la Corte Penal Internacional, se transmitiría a todas las partes en conflicto el mensaje de que quienes ordenen o cometan crímenes de guerra tendrán que comparecer ante la justicia. Por otra parte, un embargo de armas ayudaría a frenar el flujo de armas que se están usando para perpetrar estos crímenes.”