Los activistas se movilizan ante las conversaciones en torno a un tratado histórico

Desde hace decenios, el comercio internacional de armas irresponsable y mal regulado ha contribuido a que cada año al menos un millón de personas mueran, resulten heridas, sufran tortura y otros graves abusos contra los derechos humanos, incluida violencia sexual.

En julio, todos los gobiernos del mundo se reunirán en la sede de la ONU en Nueva York y dedicarán un mes a las negociaciones para acordar un Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) de ámbito mundial, el primero de este tipo.

Si los líderes mundiales aprueban el texto adecuado, este nuevo tratado establecerá estrictos controles sobre transferencias internacionales de armas y municiones y una “Regla de oro” que impedirá las transferencias de armas cuando exista la posibilidad de que contribuyan a la comisión de abusos contra los derechos humanos.

Antes de esas negociaciones, activistas de Amnistía Internacional en todo el mundo están pidiendo a los gobiernos que apoyen un acuerdo lo más sólido posible.

“Al negociar un tratado efectivo basado en la protección de los derechos humanos, los gobiernos del mundo pueden poner fin a las transferencias irresponsables de armas que cada año contribuyen a la muerte de más de medio millón de personas y a que millones más resulten heridas, sufran una brutal represión, sean víctimas de violación o se vean obligadas a huir de sus hogares”, ha declarado Brian Wood, director de la campaña Armas bajo Control de Amnistía Internacional.

“Pedimos a los gobiernos –especialmente a los ‘Seis Grandes’ exportadores de armas– que rechacen el planteamiento de la ‘bolsa de cadáveres’, que simplemente consiste en recurrir a un embargo de armas impuesto por la ONU cuando la población ya se ha visto sumida en una catástrofe de derechos humanos.”

Entre todos, los “Seis Grandes” países exportadores de armas: Alemania, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, suministran en torno a tres cuartas partes del valor de las armas que hay en el mundo.

Estos Estados –entre los que se encuentran los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU–, desempeñan un papel fundamental en las negociaciones de julio.

Pero, ¿qué haría que las cosas cambiasen?

Para que el tratado sea efectivo, debe exigir a los gobiernos que lleven a cabo una rigurosa evaluación de los riesgos para los derechos humanos antes de decidir si autorizan una transacción o transferencias de armas, y que informen públicamente y de forma periódica sobre todas las autorizaciones y los envíos.

El comercio sin autorización o el desvío ilegal de armas deben constituir delito, y los Estados que no cumplan con las obligaciones establecidas en el TCA deben rendir cuentas.

Junto con una coalición mundial de organizaciones de la sociedad civil, Amnistía Internacional ha hecho campaña para lograr un tratado sólido que englobe todos los tipos de armas convencionales, municiones, armamento y material afín, así como todas las formas de transferencias entre gobiernos.

La mayoría de los Estados miembros de la ONU apoyan un TCA que incluya al menos cierta protección de los derechos humanos. Muchos Estados, incluidos gobiernos de África, América, Asia y Europa, se han mostrado claramente partidarios de normas firmes sobre derechos humanos como la “Regla de oro”.

Pero unos cuantos Estados han expresado sus reservas con respecto a las salvaguardas de derechos humanos, incluidos actores clave como China, Rusia y algunos países de Oriente Medio.

Amnistía Internacional continúa pidiendo a todos los gobiernos que afronten la realidad y apoyen un Tratado sobre el Comercio de Armas exhaustivo y efectivo basado en una sólida protección de los derechos humanos.

A principios de este mes, la organización, junto con entidades de la sociedad civil asociadas, presentó una petición global en la que pide a todos los gobiernos que acuerden un TCA que proteja los derechos humanos, la vida y los medios de subsistencia.

A medida que se van acercando las negociaciones del TCA –y especialmente durante la próxima semana–, activistas de todo el mundo presionarán a cada uno de los “Seis Grandes” exportadores de armas para instarles a que respalden un tratado “a prueba de balas” que ponga fin al suministro de armas con que se cometen atrocidades y abusos.

Más información sobre los “Seis Grandes” países exportadores de armas.

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