Los incendios que se propagaron por los asentamientos precarios de Kibera y Mathare en Nairobi destruyendo, según los informes, hasta 700 viviendas han supuesto un amargo recordatorio para los ministros africanos de Vivienda reunidos en la ciudad de la necesidad de garantizar a los habitantes de los asentamientos precarios el acceso a servicios adecuados.Kibera es uno de los asentamientos informales más grandes de África, y el incendio, que comenzó a primera hora de la tarde del viernes, destruyó según parece al menos 400 viviendas. Se produjo justo 13 horas después de que se declarase un incendio similar el jueves por la noche en Mathare que al parecer se cobró la vida de dos niños y un anciano y destruyó unas 300 viviendas.Los incendios coincidieron con la Conferencia Ministerial Africana sobre Vivienda y Desarrollo Urbano, que se ha celebrado en la capital de Kenia.“En cuestión de horas miles de personas perdieron sus hogares y sus bienes. Se han quedado sin nada y muchas no saben dónde dormirán esta noche”, ha manifestado Justus Nyang’aya, director de la oficina de Amnistía Internacional en Kenia.“Mientras los ministros africanos se reúnen en Nairobi para debatir cómo mejorar el acceso a los servicios para todas las personas, estos sucesos deben servirles de crudo recordatorio de que no pueden seguir excluyendo los asentamientos precarios de sus planes y presupuestos.”Francis Sakwa, de 26 años, residente de Mathare y testigo presencial del incendio contó a Amnistía Internacional:“Mi esposa y mis dos hijos pequeños estaban dentro de nuestra vivienda cuando el fuego comenzó a propagarse a medianoche. El tejado estaba en llamas —afortunadamente conseguimos sacar a todo el mundo y pasamos la noche a la intemperie—.“Todo lo que poseía ha quedado reducido a cenizas, a causa del abandono del gobierno keniano. En este momento nos nos sentimos seguros y esta noche tendremos que dormir en la tienda”, dijo.En los barrios marginales y asentamientos informales de Nairobi existe un alto riesgo de incendio porque las viviendas están deficientemente construidas y los materiales empleados son de ínfima calidad. Además, las personas viven hacinadas, y las conexiones eléctricas, cuando existen, suelen ser poco seguras. Tanto en Kibera como en Mathare, la ausencia de carreteras adecuadas dificulta el acceso de los bomberos a los asentamientos informales y la falta de fácil acceso al agua hace que los incendios se propaguen entre las viviendas y otras estructuras con enorme rapidez. Cientos de personas afectadas por el incendio declarado en Mathare trataron de celebrar una marcha de protesta hasta la oficina del viceministro de Vivienda, pero fueron dispersadas por la policía. Algunos participantes fueron detenidos.“Los dos trágicos sucesos acaecidos en Kibera y Mathare ponen de manifiesto con toda crudeza la necesidad de que gobiernos y autoridades locales de África aborden las deficientes condiciones en que se encuentran las viviendas en los asentamientos informales y garanticen que todas las personas pueden disfrutar del derecho a vivir en un lugar seguro y digno”, ha señalado Justus Nyang’aya.