Crece el temor por un hombre kurdo que permanece bajo custodia siria

Amnistía Internacional insta a las autoridades sirias a poner en libertad o presentar cargos contra un hombre kurdo al que han mantenido recluido durante casi dos años.Informes de activistas kurdos exiliados hacen temer que Abdelbaqi Khalaf haya sido torturado a manos de los servicios de Seguridad del Estado.Según los informes, cada pocas semanas el activista político es trasladado de la prisión central de Damasco a una oficina de los servicios de Seguridad del Estado para obligarlo a “confesar” que es el jefe del brazo político de una determinada organización kurdo-siria, extremo que él niega. “Nos preocupan enormemente los informes que indican que Abdelbaqi Khalaf ha sido torturado en reiteradas ocasiones al ser interrogado por agentes de los servicios de Seguridad del Estado, en un intento por obligarlo a confesar algo que él afirma no ser verdad”, ha señalado Philip Luther, director adjunto del Programa Regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional. “Estas denuncias se deben investigar sin demora con independencia e imparcialidad, y se debe poner a quienes se identifique como responsables a disposición judicial.”Abdelbaqi Khalaf, que había pertenecido al partido político kurdo sirio conocido como Unión Popular (Ittihad al Shab), en la década de 1990 había ayudado a crear una biblioteca clandestina de libros en idioma kurdo, prohibidos en Siria —un país en el que la población de origen kurdo sufre discriminación y los activistas de la sociedad civil kurdos están expuestos a sufrir detención arbitraria, tortura y encarcelamiento ilegítimo—.A Abdelbaqi Khalaf se le ha negado el acceso a un abogado, y en una ocasión no se permitió a su familia visitarlo, presuntamente porque había sido torturado y no convenía que lo vieran en el estado en que se encontraba. “Se debe permitir a Abdelbaqi Khalaf tener acceso inmediato a un abogado de su elección, así como a cualquier clase de atención médica que pueda necesitar”, ha manifestado Philip Luther. En septiembre de 2008 unos hombres enmascarados secuestraron a Abdelbaqi Khalaf mientras cerraba su almacén de ropa en Qamishily, después de que contara a unos amigos que creía que agentes de los servicios de Seguridad del Estado vigilaban sus movimientos. Hasta principios de 2010, el activista permaneció recluido en régimen de incomunicación en un lugar desconocido, donde, según los informes, lo colgaron de las muñecas y lo esposaron a la pared durante los ocho primeros días de reclusión. La tortura y otros malos tratos son práctica generalizada en los centros de detención e interrogatorio de Siria, donde en los dos últimos meses se ha tenido noticia de cuatro muertes a causa posiblemente de torturas.Decenas de kurdos han sido detenidos en relación con el homicidio de los agentes de los servicios de Seguridad del Estado, entre otros, los hermanos Munther, Nedal y Riad Ahmed, que fueron detenidos tras debatir con otros activistas kurdos la creación de una organización dedicada a promover la cultura kurda mediante libros que traten temas kurdos. Al menos dos de los hermanos también se encontraban al frente de una biblioteca no oficial, no relacionada con aquella a la que Abdelbaqi Khalaf prestó su apoyo en la década de 1990, que hacía préstamos de libros sobre cuestiones kurdas e imprimía obras de escritores kurdos que otras editoriales se habían negado a publicar.La lengua y la cultura kurdas sufren severas restricciones en Siria, donde publicar e imprimir materiales en kurdo, así como enseñar esta lengua, está prohibido y se castiga con penas de prisión. A muchos kurdos se les niega la nacionalidad siria, lo que les priva de la educación, el empleo, la atención médica y otros derechos de los que disfrutan los ciudadanos sirios. Las personas vinculadas a partidos políticos kurdos o a grupos que expresan preocupación por la discriminación que sufre la población de origen kurdo, están expuestas a sufrir detención arbitraria, tortura y prisión tras juicios injustos.