Cuando la comunidad internacional se prepara para conmemorar el Día Mundial contra la Pena de Muerte el 10 de octubre, Amnistía Internacional ha destacado los casos de dos personas que se enfrentan a su ejecución: una en Estados Unidos y otra en Irán.
Debe conmutarse la pena de muerte impuesta a un hombre de Texas –que ahora se enfrenta a su ejecución– después de que los miembros del jurado consultasen la Biblia en las deliberaciones sobre su caso, afirmó Amnistía Internacional el viernes 9 de octubre.
Está previsto que Khristian Oliver, de 32 años, sea ejecutado en Texas el 5 de noviembre después de que los miembros del jurado utilizasen pasajes de la Biblia que apoyan la pena de muerte para decidir si debía vivir o morir.
Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades de Texas que conmuten la pena de muerte impuesta a Khristian Oliver. La organización cree que el hecho de que los miembros del jurado hicieran uso de la Biblia durante sus deliberaciones para decidir la condena plantea serias dudas sobre su imparcialidad.
El año pasado un tribunal federal de apelaciones estadounidense reconoció que el uso de la Biblia por parte de los miembros del jurado constituía una “influencia externa” prohibida por la Constitución estadounidense, pero a pesar de ello ratificó la condena a muerte.
Khristian Oliver fue condenado a muerte en 1999 por un asesinato cometido en el curso de un robo. Según el testimonio prestado en el juicio por un cómplice, Oliver, que entonces tenía 20 años, había disparado a la víctima antes de golpearla en el cabeza con la culata de un rifle.
Tras el juicio, surgieron indicios de que los miembros del jurado habían consultado la Biblia durante sus deliberaciones para decidir la condena. En una vista celebrada en junio de 1999, cuatro miembros del jurado recordaron que había varias Biblias presentes y que habían circulado pasajes subrayados.
Un miembro había leído en voz alta la Biblia a un grupo de miembros del jurado, incluyendo el pasaje: “Y si con instrumento de hierro lo hiere, y muere, homicida es; el homicida morirá”.
El juez resolvió que el jurado no había actuado de manera inadecuada, y la Corte de Apelaciones en lo Penal de Texas confirmó esta resolución.
En 2002, un periodista danés entrevistó a un quinto miembro del jurado, quien declaró que “aproximadamente el 80 por ciento” de los miembros del jurado habían “introducido las escrituras en la deliberación”, y que el jurado había consultado la Biblia “mucho antes de llegar a un veredicto”.
Según dijo este miembro del jurado al periodista, él creía que “la Biblia es verdad desde la primera hasta la última página”, y que, si la ley civil y la ley bíblica entran en conflicto, la última debe prevalecer. También dijo que, si le hubieran dicho que no podía consultar la Biblia, “habría abandonado la sala”. Se describió a sí mismo como partidario de la pena de muerte, y calificó la cadena de perpetua de “carga” para el contribuyente.
En 2008, la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito, corte federal, concluyó que los miembros del jurado habían “traspasado una importante línea” al consultar pasajes específicos de la Biblia que describían los mismos hechos que el caso en cuestión. Eso constituía una “influencia externa” sobre el jurado, prohibida por la Constitución estadounidense.
Sin embargo, la Corte concluyó que, según el “alto nivel de deferencia” con el que los tribunales federales deben revisar las decisiones de los tribunales estatales, Oliver no había demostrado que esta conducta inconstitucional de los miembros del jurado le hubiera perjudicado. En abril de 2009, la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó estudiar el caso, a pesar de que casi 50 ex fiscales estatales y federales la instaron a hacerlo.