Rusia debe acabar con la impunidad por el asesinato de activistas de derechos humanos

Los cadáveres de la activista de derechos humanos Zarema Sadulayeva y de su esposo, Alik (Umar) Dzhabrailov, fueron hallados en el maletero de un vehículo a primera hora de la mañana del 11 de agosto de 2009 en la capital chechena, Grozny. Ambos habían recibido disparos.

Zarema Sadulayeva presidía la organización benéfica rusa Salvemos a la [nueva] Generación, que ayuda a los niños y niñas afectados por la violencia en Chechenia, y trabajaba en estrecha colaboración con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Amnistía Internacional ha afirmado que el último asesinato de una activista de derechos humanos demuestra el absoluto desprecio al Estado de derecho que predomina actualmente en Chechenia, y ha condenado enérgicamente ambos homicidios.

“Estos últimos homicidios, cometidos cuando sólo habían transcurrido cuatro semanas del asesinato de Natalia Estemirova, destacada activista de derechos humanos chechena, son un firme recordatorio de la impunidad imperante en Chechenia”, ha dicho Nicola Duckworth, directora del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.

“La comunidad internacional debe tomar conciencia de que la constante y sistemática falta de acción de las autoridades de la Federación Rusa y la República Chechena para investigar eficazmente los asesinatos de activistas de derechos humanos o, de hecho, cualquier otra violación de derechos humanos cometida en los últimos años, constituye una señal inequívoca de son, al menos, aquiescentes con tales delitos.”

“Las promesas del presidente ruso, Dmitry Medvedev, y el presidente checheno, Ramzan Kadyrov, de que encontrarán a los responsables de los asesinatos merecen poca credibilidad si se tiene en cuenta que, en los últimos años, las autoridades no han procesado en ningún momento a los autores de homicidios y secuestros de activistas de derechos humanos, abogados y periodistas que trabajaban en el Cáucaso Septentrional.”

“La luz del escrutinio público se está apagando paulatinamente en Chechenia. Primero se prohibió la presencia de organizaciones internacionales y periodistas en la región; ahora están eliminando a miembros de la sociedad civil local. Esto sólo puede dar lugar a una situación de desgobierno aún peor que la que viene desestabilizando el Cáucaso Septentrional desde hace tantos años.”

Zarema Sadulayeva fue una valiente activista de derechos humanos acosada por las autoridades debido a su trabajo. Hace cuatro años contó a la delegación de Amnistía Internacional que visitó el Cáucaso Septentrional que la sede de su organización había sido registrada y las autoridades se habían llevado su computadora. Lo que Zarema Sadulayeva dijo a la delegación de Amnistía Internacional todavía hoy tiene una gran validez:

Las violaciones de derechos humanos no han disminuido un ápice en Chechenia, constantemente se producen secuestros, desapariciones forzadas, palizas o asesinatos, y las autoridades hacen caso omiso de las denuncias de familiares. Y todo eso ocurre bajo un bloqueo informativo absoluto. Periodistas y observadores independientes no están permitidos en la República.

Los asesinatos de Zarema Sadulayeva y su esposo deberían alertar a la comunidad internacional sobre las difíciles circunstancias en que trabajan los activistas de derechos humanos en la Federación Rusa. Suceden a otros homicidios cometidos este año: los de Natalia Estemirova y el abogado y defensor de los derechos humanos Stanislav Markelov, ambos amigos íntimos de la periodista Anna Politkovskaya, a quien también mataron en 2006, como a la periodista Anastasia Baburova.

“En tales circunstancias, es absolutamente imprescindible que las autoridades investiguen a fondo estos crímenes sin descartar la posible implicación de funcionarios públicos en el asesinato de personas críticas con ellos”, ha señalado Nicola Duckworth.

“La comunidad internacional debe adoptar medidas concretas y coordinadas dirigidas a presionar a las autoridades rusas para que pongan fin a la impunidad.”

Amnistía Internacional ha solicitado el fin de la impunidad por el asesinato de defensores de los derechos humanos, periodistas y profesionales de la abogacía en Rusia.