Jestina Mukoko y otros activistas de Zimbabue quedan en libertad bajo fianza

Los presos de conciencia zimbabuenses Jestina Mukoko y Broderick Takawira han sido excarcelados de la prisión de máxima seguridad de Chikurubi, Harare, tras cerca de tres meses de detención.                

Ambos fueron víctimas de desaparición forzada, detención y reclusión ilegítimas y tortura a manos de agentes de seguridad del Estado. Jestina Mukoko y Broderick Takawira quedaron en libertad el sábado, tras pagar, cada uno, una fianza de 600 dólares estadounidenses y depositar sendas garantías de al menos 20.000 dólares estadounidenses en títulos de propiedad. También recuperó la libertad Fidelis Chiramba, quien permanece hospitalizado, bajo tratamiento médico.                       

Se otorgó libertad bajo fianza a otros diez detenidos. Es probable que cuatro más queden en libertad en breve. Otras seis personas permanecen detenidas por no haber podido presentar títulos de propiedad, una de las condiciones exigidas para obtener la libertad bajo fianza.                    

Se negó la libertad bajo fianza a otros tres detenidos, Andrison Manyere, Gandhi Mudzingwa y Kisimusi Dhlamini.                   

El martes el Tribunal Superior de Harare rechazó la solicitud de la fiscalía, que se oponía a conceder libertad bajo fianza a Roy Bennett, tesorero general del Movimiento por el Cambio Democrático, a quien la policía había detenido en febrero. En el Movimiento hay gran expectativa por saber si las autoridades acatarán la orden del Tribunal.                       

“Aunque acogemos con satisfacción las noticias de la puesta en libertad de Jestina Mukoko, Broderick Takawira y Fidelis Charamba y de la concesión de libertad bajo fianza a otros 11 presos políticos, también instamos al gobierno de Zimbabue a poner fin de inmediato a la persecución de defensores y defensoras de los derechos humanos y de activistas políticos”, ha manifestado Veronique Aubert, directora adjunta del Programa Regional para África de Amnistía Internacional.

Más de una decena de detenidos permanecen bajo custodia en Zimbabue; al parecer a todos los detuvieron únicamente por ejercer su derecho a la libertad de asociación y de expresión.                

“Las autoridades zimbabuenses deben garantizar que ninguna de las personas que permanecen detenidas será objeto de tortura u otros malos tratos, sino que se las tratará con arreglo a las normas de derechos humanos relativas al trato de detenidos”, ha señalado Veronique Aubert.                         

“Las personas detenidas deben tener acceso a sus abogados, a sus familiares, a ropa de abrigo y mantas, a alimentos adecuados y a la atención médica que puedan necesitar.”                              

El 3 de diciembre de 2008, alrededor de las cinco de la mañana, agentes de seguridad del Estado armados secuestraron a Jestina Mukoko en su domicilio. Su paradero no se conoció hasta el 23 de diciembre.                    

Jestina Mukoko, directora de la organización de derechos humanos Proyecto Paz de Zimbabue, compareció ante un tribunal de Harare el 24 de diciembre de 2008 y manifestó en su declaración jurada que sus secuestradores la habían torturado.                             

El 8 de diciembre, un grupo de agentes de seguridad armados que entró por la fuerza a las oficinas del Proyecto Paz de Zimbabue en el barrio Mount Pleasant de Harare secuestró a Broderick Takawira y Pascal Gonzo, quienes también integran el Proyecto Paz de Zimbabue.                       

Jestina Mukoko se halla ingresada en un hospital donde recibe tratamiento médico, y su puesta en libertad hace abrigar la esperanza de que los demás detenidos sean liberados.                        

Antes de estas liberaciones se creía que al menos 30 personas estaban aún bajo custodia, tras una ola de secuestros que había comenzado a fines de octubre de 2008.              

El Estado había desacatado, en reiteradas ocasiones, las órdenes judiciales que exigían la excarcelación de estas personas y, al principio, negaba haberlas detenido.                         

Se cree que estos arrestos forman parte de una estrategia más amplia de las fuerzas de seguridad de Zimbabue y de otras autoridades del Estado para silenciar las críticas y a sus oponentes políticos.